Nachrichten - News - Noticias
 published: 2007-04-27

¿Dónde está María? En el cielo

Jenny Krzymowski recuerda a Maria Hölscher a un año de su muerte

 

Maria Hölscher, de la Juventud Femenina de Schoenstatt de Alemania,  después de la Alianza por la juventud del mundo (frente, a la izquierda)

Maria Hölscher, August 10, 2005, after the Covenant of Love for the youth of the world (first row, left)

Maria Hölscher, 10. August 2005, mit Jugendlichen aus den norddeutschen Diözesen, nach dem Liebesbündnis für die Jugend der Welt (erste Reihe links)

Foto: Schönstatt-Mädchenjugend Köln © 2007

 

Jenny con  Barbara Hölscher, la madre de Maria Höscher

Jenny with Barbara Hölscher, Mary’s mother

Jenny mit Barbara Hölscher, Marias Mutter

 
 

Las amigas  Maria Hölscher  y Jenny Krzymowski

Friends: Maria Hölscher and Jenny Krzymowski

Maria Hölscher ölscherHund Jenny Krzymowski, unzertrennliche Freundinnen

 

Maria Hölscher

Maria Hölscher

Maria Hölscher

 
 

Becky

Becky

Becky

Fotos: Jenny Krzymowski © 2007

 
   

EE.UU./ALEMANIA, mkf. El 10 de abril pasado se cumplió un año de la muerte de Maria Hölscher, 17, de la Juventud Femenina de Alemania, a raíz de un trágico accidente ocurrido en Nuevo México, donde estaba de intercambio estudiantil por un año. Jenny Krzymowski, 18, miembro de la familia que hospedaba a María, que estuvo también en el accidente del cual resultó con graves consecuencias, comparte su recuerdo con Barbara, la mamá de Maria, quien puso a disposición de schoenstatt.de este testimonio. Maria fue una de las jóvenes que selló la Alianza de Amor por la juventud del mundo el 10 de agosto de 2005, en el marco del Festival internacional de la Juventud realizado en Schoenstatt.

Mientras aguardábamos en el aeropuerto a que aterrizara el vuelo de Maria sentía un cosquilleo en el estómago. No era que estuviese nerviosa ante el encuentro sino emocionada y ansiosa de ponerme en contacto con alguien que no conocía. Son pocas las oportunidades en la vida en que uno comparte su vida con alguien totalmente desconocido; en la universidad quizás sea lo más común y en mi caso a raíz de este intercambio entre estudiantes extranjeros, con Maria. Con cada persona que aparecía por la puerta de "Llegada" se aceleraba mi corazón. Me era imposible ponerle rostro a la imagen que me había hecho a través de las fotos que habíamos intercambiado mutuamente por e-mail. Había una de ella sosteniendo en brazos a Becky, la vecinita de al lado a la que cuidaba desde hacía un par de años, y otra en época de vacaciones con su hermano y su mamá en Perú. Seguía mirando fijo a los pasajeros que salían pero ninguno cuajaba con la descripción. De repente, de la nada, aparece atrás nuestro una morocha de un metro setenta y cinco agitando una bandera alemana. Ahí nos enteramos de que el programa de intercambio nos había informado mal sobre su llegada. Hacía más de una hora que María había llegado, tratando de averiguar a qué país habían mandado su equipaje. De inmediato nos embargó la sensación de fracaso. Nadie estaba ahí para recibirla en su primera visita a los Estados Unidos. Le pedimos disculpas y tratamos de dejar atrás el incidente. En parte escogimos alojar a una estudiante de Alemania porque como familia teníamos programada una excursión a Europa como mochileros. Nos parecía lindo poder conocer a la familia de María tras un año de haber estado ella en casa.

Una de las cosas más duras que me tocó vivir en toda mi vida fue hacer ese viaje a Alemania y conocer a la familia de Maria.

Maria no sobrevivió

"Una estudiante de Rehoboth falleció y al menos cuatro estudiantes más resultaron heridos este fin de semana cuando se dirigían hacia Santa Fe por la ruta interestatal 40 cuando se dirigían hacia Santa Fe".

"Maria Holscher, 17, joven estudiante de Alemania hospedada en casa de la familia Krzymowski, fue despedida de la 4x4 en la que viajaba, y posteriormente trasladada a Albuquerque donde falleció. El domingo por la tarde se le informó a su familia del hecho.

Junto con Maria viajaban en el vehículo el conductor del mismo, Jason Landavazo, 18, y los pasajeros: Jennifer Krzymowski, 18, y Mag Kim, 17, oriundos de Gallup, y Natasha DeVries , 18, de Zuni. Un vocero de la policía interestatal dijo que aparentemente el conductor se quedó dormido al volante. El accidente ocurrió en torno a las 6 de la mañana".

Todavía el lunes 10 de abril es un día borroso en mi memoria. A esa altura sólo recordaba dos cosas. Sabía que había tenido un accidente el día anterior y que ante el menor movimiento me dolía todo el cuerpo – ese tipo de dolor insoportable que te atraviesa por entero y te cala los huesos. Ese dolor que se funde en tu mente, y te provoca temor ante las cosas más simples como manejar o subir a las alturas. ¿Qué otra cosa sabía? No mucho pero lo que sí sé ahora es que todo ese dolor no se compara con el que sentí al enterarme de que María – mi amiga entrañable, mi nueva hermana, mi hombro en el que llorar, mi compinche en charlas hasta altas horas de la noche, mi compañera de ski – no había sobrevivido al accidente.

Mientras yacía en mi cama en la Terapia Intensiva de la Clínica para Politraumatismos de la Universidad de Nuevo México, alcancé a escuchar a un grupito de gente que entraba a mi habitación. A medida que entraban, cada uno pronunciaba en voz baja su nombre ya que tenía los ojos totalmente cerrados por la inflamación y no veía nada. "Soy yo, Jenny, el Padre Rob". "Sara y Will también estamos acá".

La lista siguió hasta que toda mi familia y el párroco estaban junto a mí en mi habitación de Terapia Intensiva. A continuación vinieron las palabras que me acompañarán por el resto de mi vida: "Jenny, Maria no pudo salvarse."

¿Qué? Si ayer los paramédicos me dijeron que todos los demás estaban bien. Ustedes también me dijeron ayer que los demás estaban bien. De pronto me di cuenta de que todo eso no tenía importancia. No importaba que me hubiesen avisado al día siguiente, no importaba lo que me habían dicho ayer, no importaba que me hubieran engañado hasta estar clínicamente un poco más estable, lo único que importaba es que "Maria no pudo salvarse". Cuando escuché esas palabras sentí que me cuerpo se desplomaba como si estuviera en un sueño pero sin ningún sobresalto que me despertara de esa pesadilla, sin nada que amortiguara mi caída. Escuchaba el llanto de mi papá, sentía las lágrimas quemándome los inflamados párpados, la veía a Maria sonriéndose, como siempre, pero aún así no podía evitar la caída en picada.

Tomando conciencia de todo lo que significó María en mi vida y en la de muchos otros

A lo largo del mes siguiente empecé a darme cuenta cuánto había significado Maria no sólo en mi vida sino también en la de toda la gente que llegó a conocerla. Comenzaron a llegar testimonios de compañeros, profesores, familiares, víctimas del huracán Katrina con las que estuvo Maria durante el receso de primavera y hasta incluso de personas que nunca la conocieron. Me acuerdo patente, tras una intensa jornada de ski en Colorado, María y yo recostadas en nuestra habitación de arriba. Charlamos horas enteras, eternamente. Maria tenía el don de abrirle la mente al otro para hacerle ver otro punto de vista. Pude superar un montón de obstáculos en mi vida al saber que María estaba dispuesta a pegar ese salto conmigo. María significó tanto en la vida de tanta gente porque por sobre todas las cosas tuvo siempre un amor incondicional. Más allá de la raza, el sexo y el bagaje personal de cada uno, todo ser viviente sev sentía atraído por la vitalidad contagiosa de Maria.

María grabó una oración estando en Schoenstatt, Alemania, en un retiro que hizo un año antes del día del accidente: "En cuanto a los Estados Unidos, quiero darme por entero. Ayúdame a descubrir cómo llegar a la gente". Cómo me gustaría verla y decirle cuántas vidas tocó. Decirle que realmente se dio por entero, y como fruto de ello, todos tenemos algo de Maria dentro nuestro. Aunque físicamente hoy no esté su actitud cristocéntrica ha dejado una huella imborrable. Rezo para que yo pueda manifestar también ese amor incondicional a todas las personas que se crucen en mi camino, al igual que Maria, al igual que Cristo.

Un amor incondicional

En medio de un fresco día invernal en Oldendorf, Alemania, escuchando a la familia de Maria contando chistes y riéndose a carcajadas, sentí nuevamente la presencia de Maria. Aunque fue muy duro para mí estar allí con ellos sabiendo que yo había logrado salvarme y la persona a la que ellos tanto querían no, me sentí querida, aceptada, y pude seguir mi camino de curación. Abrazándome fuertemente, me dijo Barbara, la mamá de Maria: "Ahora tengo una hija más, ahora vos sos mi hija". La experiencia de un amor incondicional es un don de Dios, y eso es lo que significa para mí la familia Holscher.

"Wo ist Maria (¿Dónde está Maria?)?", le preguntaron a Becky sus papás una noche mientras cenábamos.

"Im Himmel (En el cielo)", respondió la vecinita de tres años. Sé que un día podré agradecerle a Maria el cambio que trajo a mi vida. Hasta ese día, le agradezco a Dios por la bendición que fue Maria Holscher.

Maria fue una de las jóvenes que selló la Alianza de Amor por la juventud del mundo el 10 de agosto de 2005, en el marco del Festival internacional de la Juventud realizado en Schoenstatt.

Traducción: mca, Argentina

 

Zurück/Back: [Seitenanfang / Top] [letzte Seite / last page] [Homepage]

Last Update: 27.04.2007 Mail: Editor /Webmaster
© 2007 Schönstatt-Bewegung in Deutschland, PressOffice Schönstatt, hbre, All rights reserved, Impressum