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 published: 2007-03-02

Locura de Dios

FIESTA DE SIÓN 2007 - P. Juan Pablo Catoggio

 

P. Juan Pablo Catoggio, superior regional

Fr. Juan Pablo Catoggio, regional superior

P. Juan Pablo Catoggio, Regionaloberer

Fotos: Crivelli © 2007

 
   
Queridos hermanos, queridos amigos,

Nuestra comunidad de los Padres recién había sido apenas fundada, con grupos muy diversos, de sacerdotes y seminaristas, de distintas generaciones y orígenes, algunos que salieron de los pallottinos, otros que provenían de las filas de la JM, grupos de Alemania, Chile, Suiza y otros más pequeños, entre ellos los entonces seminaristas de Argentina y Paraguay. Hace 40 años ocurrió un acontecimiento decisivo: estábamos buscando un nombre bíblico para el monte donde pudimos adquirir un terreno y donde pensábamos construir un día nuestra casa paterna. El tema aún no estaba maduro y se discutía sobre varias posibilidades. El P. Bodo-María, entonces superior compartió una comida con el Padre Fundador y le contó estos posibles nombres y si de parte de él no había inconveniente. Cuando mencionó Sión, el Padre reaccionó de inmediato y le dijo: "¿Quieren el nombre de Sión? ¡Pues lo tienen!" A la mañana siguiente él mismo anunció públicamente en la misa frente a todas las hermanas que los padres tenían el nombre de Sión. Fue el 15 de febrero de 1967, hace 40 años. El Padre nos bautizó "a la fuerza": con el nombre nos dio identidad y pertenencia, terruño y unidad, visión y misión. Así experimentamos el misterio de Schoenstatt de modo original, como misterio de Sión: la presencia y acción especial de María y del Padre – inseparablemente unidos, en y desde el Santuario. Es lo que hoy compartimos y celebramos juntos. La Familia de Schoenstatt argentina expresó su lema de año: Desde el Santuario, discípulos-misioneros para una patria nueva. Desde el Santuario – desde todos nuestros Santuarios, allí está nuestro secreto, nuestra fuente.

Comenzamos la cuaresma, que nos invita siempre de nuevo a la conversión, a una profunda renovación interior, a purificar el corazón, a amar con mayor sinceridad, mayor generosidad y desinterés, más sencillos y solidarios, más confiados y agradecidos. El evangelio nos muestra las tentaciones que Jesús atravesó y superó, las mismas tentaciones a las que todos estamos expuestos. Nos dice San Lucas que Jesús fue "llevado por el Espíritu en el desierto" mientras "el demonio lo tentaba". Así trascurre nuestra vida cotidiana, zarandeados por tentaciones y sostenidos por el Espíritu. Jesús supera toda tentación poniendo a Dios en su lugar, reconociendo su lugar, abriéndose a Dios, adorando a Dios: "No sólo de pan vive el hombre", "No tentarás al Señor tu Dios", "Al Señor tu Dios adorarás y sólo a él darás culto". Cada uno en su lugar. Sólo Dios es Dios.

Cuando reconocemos a Dios – lo adoramos – y su lugar en nuestra vida, entonces reconocemos nuestro propio lugar, el lugar que él nos dio, descubrimos nuestra propia identidad, nuestro "lugar en el mundo", nuestro propio misterio, nuestra fuerza y el sentido de nuestra vida. Los obispos latinoamericanos tendrán este año la 5° Conferencia General en el Santuario de Aparecida en Brasil. Su preocupación e interés es por la identidad y misión del cristiano. Vivimos una contradicción: nuestros pueblos son – o se dicen? – cristianos, el 90 % de los argentinos son bautizados, y sin embargo nuestra sociedad está muy lejos de ser cristiana: qué tiene de cristiano la mentira sistemática y casi institucionalizada, qué tiene de cristiano la corrupción y la deshonestidad – del más grande (allí empieza) al más chico -, qué tiene de cristiano el desprecio y el maltrato, la violencia y la inseguridad, el patoterismo y la insolencia, el abuso y la adicción al poder, qué tiene de cristiano el desprecio a la vida – del no nacido, del enfermo, del pobre, del anciano -, qué tiene de cristiano la indiferencia, el egoísmo, la frivolidad, la viveza criolla, qué tiene de cristiano el miedo y la cobardía, el no te metás, el "yo argentino". Vivimos en contradicciones. ¿Qué somos en el fondo los cristianos? ¿qué nos hace cristianos, qué nos identifica o caracteriza? ¿Qué hace a la diferencia?! A eso quieren responder los obispos, por eso quieren tratar de nosotros, los cristianos, que llevamos el nombre de Cristo, que por el bautismo originalmente y por nuestra vida después, estamos llamados a ser "discípulos y misioneros de Jesucristo". Si lo fuésemos de verdad, nuestros pueblos no podrían vivir en estas contradicciones, aun conscientes de las múltiples tentaciones cotidianas. Las tentaciones están, ¿pero dónde dejamos actuar al Espíritu? Discípulos y misioneros, que encontramos a Jesús – porque El nos buscó y encontró primero -, que queremos a Jesús – porque El nos amó primero -, que seguimos a Jesús hasta alcanzarlo, como dice San Pablo, porque El nos alcanzó primero. Renovarnos en esta vocación, en nuestro bautismo, en nuestro ser cristiano, es el sentido de la cuaresma también.

Si somos discípulos misioneros de Jesucristo – así quiere formarnos Maria en el Santuario – entonces el mundo a nuestro alrededor cambiará, al menos en algo, de a poco, pero cambiará. No queremos ser discípulos de Jesucristo "para la vida eterna", sino para transformar en el evangelio este mundo y convertirlo en cielo, "para que nuestros pueblos en Cristo tengan vida". Anhelamos una patria nueva. Nuestra Patria está por cumplir 200 años. Con todas las crisis propias de la fundación llegó a ser una gran nación, entre las grandes de la tierra. Como escuchamos en la primera lectura, también nosotros podemos decir: "el Señor nos escuchó, miró nuestra opresión, nos sacó de la esclavitud con mano fuerte y brazo extendido, con signos y portentos…y nos introdujo en este lugar, nos dio esta tierra, una tierra que mana leche y miel…" ¿Pero qué hemos hecho de ella en las últimas décadas? Hemos creado barreras, divisiones, odios y luchas, hemos aumentado la injusticia, la corrupción, la frivolidad. Hemos destruido. Estamos en deuda con nuestra patria, y es asunto de los cristianos: tenemos que rehacer muchas cosas que antes se hicieron y se destruyeron, y tenemos que hacer muchas cosas que nunca se hicieron aún. Estamos ante la tarea histórica de refundar la nación – o la refundamos o la refundimos!

Necesitamos de nuevos líderes para la patria nueva. No más de lo mismo. Nuevos "padres de la patria nueva". Es tarea de los grandes, tarea de la juventud. Hombres y mujeres que gestores del cambio, plasmados por María Inmaculada, al estilo del Padre Fundador: nuestro estilo "K" – estilo Kentenich! Con espíritu grande, con el corazón del Buen Pastor, con la actitud del buen samaritano:

Card. Bergoglio:

No tenemos que esperar todo de los que nos gobiernan: esto sería infantil, sino más bien hemos de ser parte activa en la rehabilitación del país herido. Hoy estamos ante la gran oportunidad… de ser otros buenos samaritanos que carguen sobre sí el dolor de los fracasos, en vez de acentuar odios y resentimientos. Como el viajero ocasional de nuestra historia, sólo falta el deseo gratuito, puro y simple de querer ser Nación, de ser constantes e incansables en la labor de incluir, de integrar, de levantar al caído. Aunque se automarginen los violentos, los que sólo se ambicionen a sí mismos, los difusores de la mentira y de la confusión. Y que otros sigan pensando en lo político para sus juegos de poder, nosotros pongámonos al servicio de lo mejor posible para todos. Comenzar de abajo y de a uno, pugnar por lo más concreto y local, hasta el último rincón de la patria, con el mismo cuidado que el viajero de Samaría tuvo por cada llaga del herido. No confiemos en los repetidos discursos y en los supuestos informes acerca de la realidad. Hagámonos cargo de la realidad que nos corresponde sin miedo al dolor o a la impotencia…Las dificultades que aparecen enormes son la oportunidad para crecer, y no la excusa para la tristeza inerte que favorece el sometimiento. Renunciemos a la mezquindad y al resentimiento de los internismo estériles, de los enfrentamientos sin fin. Dejemos de ocultar el dolor de las pérdidas y hagámonos cargo de nuestros crímenes, desidias y mentiras, porque sólo la reconciliación reparadora nos resucitará y nos hará perder el miedo a nosotros mismos… El samaritano del camino se fue sin esperar el reconocimiento ni gratitudes. La entrega al servicio era la satisfacción frente a su Dios y su vida, y por eso, un deber. El pueblo de esta Nación anhela ver este ejemplo en quienes hacen pública su imagen: hace falta grandeza de alma, porque sólo la grandeza de alma despierta vida y convoca" (Ponerse la patria al hombro, homilía del 25 de mayo de 2003).

Para eso necesitamos al Espíritu de Dios, ese Espíritu que dio fuerza a Jesús – en medio de las tentaciones, de las que no fue exento, pero para superarlas -. Es el Espíritu que nos enciende en su fuego. Cuando los apóstoles, los primeros discípulos y misioneros, recibieron el Espíritu Santo, su fuego ardió en sus corazones. La gente pensó que estaban tomados o que estaban locos. Así pensaron algunos de Jesús, que no estaba en sus cabales, y San Pablo lo dice de sí y los apóstoles: somos insensatos a los ojos del mundo, él mismo habla de la "locura de la cruz" que es la locura del amor de Dios.

Necesitamos esa locura de amor, esa locura de Dios. Este verano llegaron a mis manos dos libros. El primero es de un diplomático, periodista y escritor, Abel Posse, y lleva el título "La santa locura de los argentinos". Un llamado a salir de la siesta resignada y paralizante de una generación triste y aburrida: "Como en 1816, como en 1853, como en 1880, ser argentino significa estar convocado a una gran aventura, a la posibilidad de tener materia libre y abierta para crear una sociedad distinta y mejor. El siglo XXI nos convoca por igual a sacudirnos ese relente de decadencia y pesimismo en que desperdiciamos varias décadas. Tenemos una magnífica máquina de vivir, intacta en la calidad de su pueblo como en sus dones geográficos. Nos invita a echarla a andar con verdadera decisión de ser… ¿Nos conformaremos con haber sido una llamarada que se extingue? ¿Recuperaremos nuestra insolencia creadora, esa fuerza de país claro y feliz? Una apelación urgente a esa rebeldía que quien no se resigna, a esa firme voluntad de existir, a la "quijotada creadora" de los primeros que soñaron hacer de un país, casi sin colonizar aún, mitad desierto y matorral, una "gran nación". La "santa locura" fundacional.

Necesitamos esa santa locura – no de inconciencia, no de inmadurez adolescente – sino locura de amor, locura de Dios. El segundo libro es de Javicho Lascano, seminarista cordobés de nuestra comunidad, que este año, por tercera vez, emprendió la aventura de cruzar los Andes, desde el Santuario de Mendoza al Santuario de Bellavista, junto con 120 jóvenes. De la Cruzada anterior escribió un hermoso testimonio: "Cruzada de María, una locura de amor". Todos sabemos de locuras de amor – los jóvenes por son jóvenes, los grandes por son jóvenes también – o lo fueron -, esas locuras típicas de campamentos, del noviazgo y – porque no es tan distinto – del noviciado. Son tiempos de locura, como lo es la primavera.

Nuestros grupos misioneros saben de esto. Nuestras juventudes saben de eso. La Inmaculada y las cruces negras, o la piedra de José Engling, junto a nuestros Santuarios dan testimonio de ello. Para pertenecer a Jesús, verdaderos discípulos y misioneros, para pertenecer a las filas de la Mater, necesitamos algo de esta santa locura. Sólo así podemos pensar en grande y amar en grande, y solo así haremos de nuestras patrias una Patria nueva. En medio de las tribulaciones y tentaciones, con toda nuestra debilidad. Al final del folleto que hoy recibirán cito una frase de la oración de mi grupo de juventud – ellos y sus hijos están hoy acá -: "ante tu trono nos reconocemos con toda nuestra pobreza, incapaces de superar todo obstáculo, fuera de Ti nuestro esfuerzo es vano. Solamente lanzados a la aventura de tu amor, nuestra locura cobra sentido de empresa santa y victoriosa". Que nuestra Madre, reina de Sión, nos encienda en el fuego del Espíritu de Jesús, como encendió a nuestro Padre y Profeta. Que así sea.

Rezamos juntos la Oración por la Patria.

Con autorización.

 

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Last Update: 02.03.2007 Mail: Editor /Webmaster
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