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 published: 2007-03-02

No se paga con dinero

Bendición de madres y padres en la catedral de Rottenburg. Hay que esforzarse para que les sea posible a las mujeres jóvenes aceptar un hijo, dijo el obispo auxiliar, Mons. Renz

 

Bendición de madres y padres en la catedral de Rottenburg, Alemania

Blessing of mothers and parents in the Cathedral of Rottenburg, Germany

Mutter-/Elternsegen im Dom zu Rottenburg

 

 

El 24 de febrero, la catedral de Rottenburg se llenó de gente joven...

On February 24, the cathedral in Rottenburg filled with young people

Am 24. Februar füllte sich der Dom in Rottenburg mit jungen Leuten…

 
 

Niños y jóvenes ofrecieron música y canciones

Children and youth provided songs and music

Kinder und Jugendliche hatten die musikalische Gestaltung

 
 

Durante la celebración

During the celebration

Während der Feier

 
 

Mons. Thomas Maria Renz

Auxiliary Bishop Thomas Maria Renz

Weihbischof Thomas Maria Renz

 

Bendición personal

Personal blessing

Persönlicher Segen

Fotos: POS Fischer © 2007

Album de fotos – photo album – Fotoalbum

 
   
 

ALEMANIA, mkf. "Creo que tenemos que esforzarnos mucho para que en esta época les sea posible a las jóvenes decir un sí a cada hijo": así habló el obispo auxiliar de Rottenburg, Mons. Thomas María Renz, el sábado 24 de febrero en su Catedral durante la ceremonia de bendición de embarazadas organizada conjuntamente por las ramas de madres y de matrimonios del Movimiento de Schoenstatt.

Ante el candente y polémico debate por la política familiar en Alemania, él dijo que "la mayoría de las jóvenes tienen el ansia de formar alguna vez una familia y tener hijos, pero que también casi el mismo numero de mujeres quieren trabajar en su profesión. No debemos oponer lo uno a lo otro. Actualmente la sociedad, la política y también la Iglesia deben intentarlo todo para hacerles posible a las mujeres tanto la maternidad como el trabajo profesional. Esto es así: deben darse las distintas posibilidades de elección a las mujeres y a los hombres para que ambos puedan aceptar la venida de un hijo". A la vez, la sociedad y la política deben también "apreciar y valorar más que hasta ahora la profesión de ser madre".

En el año de la vocación

"Es muy hermoso que en este año de la vocación, al que nuestro obispo, Mons. Dr. Gebhard Fürst, nos ha invitado a celebrar como diócesis durante todo el año 2007, podamos celebrar aquí esta bendición para mujeres embarazadas, de madres, padres y familias". Con este saludo inicial recibió el obispo auxiliar, Mons. Renz, a las señoras con sus familias y sus hijos, como también a todos los que llenaron la catedral para participar en la ceremonia. "Es una novedad en nuestra diócesis. No habíamos hecho algo así hasta ahora. Le agradezco de corazón a la Familia de Schoenstatt que asumió esta iniciativa, la realizó y tomó a su cargo la preparación de esta ceremonia de bendición", continuó diciendo Mons. Renz.

"No es ninguna novedad para nosotros", dijo Claudia Roth, responsable de la rama de madres de Schoenstatt, que desde hace años organizan estas bendiciones en diversas parroquias, surgidas del deseo de ofrecer a las señoras embarazadas algo más que dinero y lindas palabras, para apoyarlas en el dar su sí a la vida. Con esta bendición – personal, sin condiciones, para la que se toma tiempo, incluso mucho tiempo, un obispo, un sacerdote, con un acompañamiento musical muy hermoso, con el regalo de los escarpines para los bebés tejidos por las madres schoenstattianas – la Iglesia muestra concretamente a las mujeres su simpatía por ellas y por sus hijos aún no nacidos.

La bendición, ofrecida a cada mujer personalmente, manifiesta la gratitud de la Iglesia a cada mujer – muchas de las cuales habían llegado acompañadas por sus esposos e hijos – que se decide por tener a su hijo.

Con esta bendición la Iglesia le muestra a cada mujer que espera un niño la inmensa importancia que esto tiene, cuán agradecida le está y cuan precioso y valioso es cada niño ante los ojos de Dios. Mons. Renz agradeció efusivamente por esta iniciativa, que es un aporte del Movimiento de Schoenstatt para el año de la vocación convocado por Mons. Fürst para toda la diócesis. El coro de Duttenheim "Sound and Spirit", integrado por niños y jóvenes, acompañó musicalmente la celebración, que con textos bíblicos acerca del valor de cada persona preparó para el punto culminante, la bendición individual que recibieron 45 madres y padres, para lo cual Mons. Renz se tomó mucho tiempo.

Les tocó el corazón

Hasta el momento en el que en realidad todo terminó, cuando ya había sido dada la última bendición para todos y entonado el canto final, había sido una la celebración simplemente hermosa. Pero lo que entonces comenzó superó a lo anterior, y lo hizo un preludio del momento culminante. Mons. Renz invitó a los que la querían, a recibir la bendición individual. Y todos la quisieron. Se formó una larga fila: mujeres solas, otras con sus maridos, con sus hijos. Y cuando más se acercaba la fila hacia el altar, tanto más silenciosas estaban. Muchas tenían sus ojos llenos de lágrimas ya antes de que les tocara su turno. El obispo les apoyó sus manos sobre los hombros y les dirigió palabras muy personales al bendecirlas. Todo muy personal, no como parte de una masa. ¿Quién de los presentes había hablado alguna vez tan largamente con un obispo, quien lo había visto antes tan cerca? ¿Quién tuvo antes una experiencia tan personal de Dios, quien lo experimentó tan cercano, un Dios que no exige nada, no pregunta por la libreta de casamiento o por la asistencia a la Santa Misa, sino que sencillamente lo bendijo?

La palabra bendición proviene del latín benedicere, hablar bien. Una bendición es la expresión de un buen deseo dirigido hacia una persona o a un grupo de ellas que, en virtud del poder maravilloso del lenguaje, logra que ese deseo se cumpla. Gramaticalmente, se trata de oraciones con modalidad desiderativa; en las religiones es el poder del buen Dios que obra lo bueno, que purifica, que salva, que asegura. La bendición está unida a un gesto (por ej. la imposición de las manos, el ademán de bendecir, la extensión de las manos) que simboliza el obrar benevolente de Dios sobre la persona o el objeto bendecido. La bendición incluso fortalece la vida. Como consecuencia de la Ilustración y de la secularización, la práctica medieval de la bendición para la salvación, la purificación, el fortalecimiento y la "buena vida" fue reemplazada cada vez más por lo técnicamente factible. Una época que tocó los límites de lo técnicamente factible, de lo pagable, y que sufre de las consecuencias de la transgresión de los limites por parte de los hombres, vuelve a la bendición: la bendición de la tierra ante la amenaza de la catástrofe climática, la bendición de los vehículos ante la creciente cantidad de accidentes, la bendición de los niños no nacidos ante la frialdad de la sociedad que les espera.

"Esto emociona profundamente a las mujeres y también a los hombres", dice Claudia Roth. Una muestra de cariño tan personal e incondicional por parte de la Iglesia hace bien, y para algunos es una experiencia totalmente nueva. Y da ánimo, quizás aún más que la perspectiva de tener un lugar garantizado en la guardería.

Y tan simpática fue esta bendición que los que no esperaban un niño tampoco se fueron con las manos vacías: el P. Pozorski, Asesor de la Rama de Madres, les dio también la bendición. Y les hizo bien.

Traducción: att, Argentina

 

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Last Update: 06.03.2007 Mail: Editor /Webmaster
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