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 published: 2007-03-02

¿Qué consejo nos daría a nosotros, sacerdotes que somos miembros de los movimientos, para ayudarnos a desarrollar nuestro ministerio como un servicio a la unidad?

Una pregunta al Santo Padre por parte de un Padre de Schoenstatt – Dos reglas como respuesta

 

Encuentro de los sacerdotes de la diocesis de Roma con el Papa Benedicto XVI

Meeting of the priests of the diocese of Rome with Pope Benedict XVI

Treffen der Priester der Diözese Rom mit Papst Benedikt XVI

 

El Papa anotando las preguntas...

The Holy Father taking notes of the questions

Der Heilige Vater macht Notizen bei den Fragen

 
 

Presentación del Padre Gerardo Carcar

Presentation of Fr. Gerardo Carcar

Präsentation von Pater Gerardo Carcar

 
 

El Papa responde

The Pope answers

Der Papst antwortet

 
 

Pregunta sobre la relacion entre Movimientos y parroquias

Question on the relationship of Movements and parishes

Frage nach der Beziehung von Bewegungen und Amtskirche

 
 

Un momento emotivo

A moving moment

Ein ganz besonderer Augenblick

Foto: Carcar © 2007

 
 
ROMA, P. Gerardo Cárcar/mkf. Una noticia, publicada en Zenit en varios idiomas, recorrió el mundo el 23 de febrero: El Santo Padre Benedicto XVI durante el encuentro con los sacerdotes de su diócesis, Roma, dio respuesta en sentido amplio y profundo a una pregunta de unos de los sacerdotes presentes sobre la ubicación de los movimientos en la Iglesia. Fueron dos las reglas que destacó: "No apagar los carismas", y: "La Iglesia es una". El autor de la pregunta fue el Padre Gerardo Cárcar, Padre de Schoenstatt de Argentina, llegado hace seis meses a Roma, quien asumio un encargo pastoral como Vicario cooperador de la parroquia San Jerónimo en Corviale.

El Padre Gerardo Cárcar envió a schoenstatt.de el texto completo de su presentación y cuenta cómo vivió él ese momento de diálogo con el Santo Padre.

Padre Gerardo, ¿de qué reunión se trataba y qué es lo específico de ese encuentro?

El jueves pasado, 22 de febrero, alrededor de mil sacerdotes que colaboran de diversas formas en la diócesis de Roma estuvimos reunidos con el Santo Padre, el cardenal Ruini y los obispos auxiliares en el Aula de la Bendición (sobre el atrio de San Pedro, donde está la ventana desde la que se proclama por ejemplo el nombre del Papa electo y los santos canonizados).

Se trata de un encuentro anual en el que el obispo de Roma recibe a sus sacerdotes, y pide expresamente le participen de sus alegrías, hagan sus preguntas y planteen los problemas observados en el ministerio.

La dinámica es la de permitir a los que lo deseen, adelantarse al micrófono, hacer su presentación, luego de la cual el Santo Padre hace una reflexión específica.

¿Cuál fue el tema concreto de su presentación?

Durante esta última semana estuve leyendo sobre un tema que a mi entender requiere aun de una maduración no sólo de parte de los obispos y párrocos, sino también de nuestra parte, los miembros de los movimientos. El miércoles de ceniza estuve escribiendo mis reflexiones y mis preguntas, que fueron corregidas diligentemente por el P. Ludovico y por Don Marco, el vicario parroquial de mi parroquia.

Le pedí a la Mater me permita hacerle las preguntas al Papa no en primer lugar y tampoco muy tarde. En realidad me gustaba el cuarto puesto. ¡Pues Ella me lo concedió!

Presentación del tema

Presenté lo siguiente al Santo Padre:

Usted ha hablado en diversas oportunidades de los movimientos eclesiales y de las nuevas comunidades

  • como un don providencial,
  • ha resaltado el ímpetu y el entusiasmo de estas "minorías creativas" que viven la fe con osadía y buscan nuevas formas de vida,
  • también el aspecto misionero ha sido resaltado por Su Santidad.
  • Me ha impactado personalmente su visión no dialéctica, sino orgánica, para concebir una ubicación de los movimientos en la Iglesia teológicamente adecuada, según la cual se podría plantear correctamente el debate sobre los movimientos eclesiales desde el enfoque de la "apostolicidad". Una perspectiva misionera que -según usted- revela la misma razón de ser de estas nuevas comunidades: la misión que va más allá de los confines de las Iglesias locales para arribar "hasta los confines de la tierra". Incluso el vínculo que los une al ministerio del sucesor de Pedro en la Iglesia universal sería -según sus palabras- un vínculo de "reciprocidad de las dos especies de misión", a través del cual "se logra la sinfonía de la vida eclesial".

Naturalmente se presentan dificultades: estos vínculos no se presentan siempre tan sinfónicamente.

Por ejemplo se ha hablado

  • de un Catolicismo en vías de sectarización,
  • de una yuxtaposición de pertenencias incomunicantes entre la referencia al fundador respectivo y al obispo del lugar,
  • y de absolutización de la propia experiencia,
  • y Usted mismo se ha referido a los riesgos que derivan de una condición todavía "adolescente" de las nuevas comunidades.

Por esta razón, como sacerdote nuevo y recién llegado para servir a Su diócesis en el ministerio sacerdotal le pregunto: ¿Qué consejo nos daría a nosotros, sacerdotes que somos miembros de los movimientos, para ayudarnos a desarrollar nuestro ministerio como un servicio a la unidad? Y quizás, ¿qué consejo me daría para ayudarme a insertarme positivamente y qué contribución podría hacer?

¿Qué respondió el Santo Padre?

El Papa tuvo muy buena predisposición a escuchar mi pregunta, sonrió en varias oportunidades, como también el cardenal Ruini, e improvisó una respuesta que transcribo brevemente de los apuntes que pude tomar:

Los carismas son dones del Espíritu: Aun cuando sean incómodos para la Iglesia. Como también incómodo fue San Francisco en su tiempo.

En todos los siglos existieron movimientos de renovación religiosa, y convivieron con las Iglesias locales y con la institución eclesial no sin sufrimiento y dificultad. La Iglesia es una, y si los movimientos son verdaderamente un don del Espíritu Santo, se deben inserir pacientemente en la vida de la Iglesia local.

Ejemplo: las acotaciones que le hicieron recientemente al Camino Neocatecumenal. Dejó entrever que allí aun hay varias cosas para discernir y resolver. Actitudes a tener por todos: gratitud, paciencia, aceptar los sufrimientos de la convivencia como se debe hacer en el matrimonio. ¡Pero los movimientos tienen un lugar teológico y pastoral!

"Damos las gracias al Espíritu Santo por los dones que nos ha dado --concluyó--. Seamos obedientes a la voz del Espíritu, pero seamos también claros a la hora de integrar estos elementos en la vida: este criterio sirve, al final, a la Iglesia concreta y de este modo, con paciencia, con valentía y generosidad el Señor nos guiará y ayudará."

 

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