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 published: 2007-03-23

Ecce Mater Tua – He ahí a tu Madre

Via Crucis con María

 

   

ESTADOS UNIDOS, Margaret Steinhage Fenelon. Comenzó el año pasado con el retiro de Cuaresma para mujeres que yo estaba coordinando. Quería rezar las Estaciones de la Cruz como grupo, y quería que fuera diferente, fuera de lo común, que llamara la atención. Quería algo que realmente las atrajera.

Leí todos los folletos que pude encontrar sobre las Estaciones de la Cruz, pero ninguno tenía el tono o el impacto que buscaba. Todos estaban muy bien hechos, unos más que otros, pero ninguno lo suficientemente bien. Se me ocurrió combinar secciones de varios folletos, pero era más una complicación que una ayuda y aún así no daba el efecto adecuado. De manera que decidí escribir el mío propio.

Al advertir mis propias falencias, saqué mi libro de oraciones Hacia el Padre y revisé detenidamente las estaciones, analizando lo que el Padre había escrito. A medida que avanzaba de la mano del Padre, orando cada estación, algo despertó en mi interior. Comencé a verme de niña, observando cómo nuestra Madre experimentaba la Pasión de su amado Hijo, sufriendo con él, deseando poder consolarlo y aún así sometiéndose libremente a la voluntad del Padre Celestial.

Una a una iban revelándose las estaciones. A medida que esto sucedía, podía comprender y apreciar mejor la indescriptible angustia de nuestra afligida Madre. Estaba estableciendo una nueva dimensión en mi relación con la Santísima Madre – al conceptualizar su agonía me urgía a consolarla, a expresarle mi contrición por el papel que estaba desempeñando en la Pasión de Su Hijo, quedarme parada al pie de la cruz con ella. Por lo tanto, el único título que pude ponerle a las estaciones fue Ecce Mater Tua – He ahí a tu Madre.

Las estaciones fueron muy bien recibidas por las jóvenes y el retiro tuvo mucho éxito. Estaba contenta de haber podido compartir con ellas lo que había aprendido al escribir las estaciones.

Tal vez podrían servir también de inspiración para otros

Luego tuve una idea. Si las estaciones sirvieron de inspiración a las jóvenes, tal vez podrían servir también de inspiración para otros. A punto de cumplirse nuestras bodas de plata este año, ¿no sería un excelente regalo de acción de gracias y celebración para nuestra Santísima Madre la publicación de las estaciones?

Seguí trabajando en el manuscrito, retocándolo por partes. Mi esposo Mark – un verdadero artista y de profesión editor – ilustró, diseñó y produjo los folletos. Nuestro arzobispo elogió las estaciones y les otorgó su imprimatur y nihil obstat. Al cabo de un año de ajustes a la versión, Ecce Mater Tua – He ahí a tu Madre quedó listo para la Cuaresma del 2007.

Nuestro regalo a la Santísima Madre se convirtió en el regalo de la Santísima Madre a nosotros. La respuesta fue abrumadora, con más de 2200 folletos vendidos hasta el momento. Generosos miembros de la Familia de Schoenstatt se ofrecieron como voluntarios para traducir Ecce Mater Tua al español y pronto estará lista la edición en alemán. Otros se ofrecieron voluntariamente a distribuir los folletos por nosotros. El incesante torrente de cálidas palabras y aliento ha sido al mismo tiempo emocionante y humilde. Conocimos gente maravillosa, oímos historias conmovedoras y observamos el impresionante momento de la Santísima Madre. Trabajar en el Ecce Mater Tua me había hecho tomar conciencia de lo pequeña e indefensa que soy realmente sin mi Madre.

Me quedaré junto a ti, lo prometo

Permítanme compartir con ustedes una de mis estaciones preferidas:

Duodécima estación: Jesús muere en la Cruz

Te adoramos, Oh, Cristo y te alabamos.
Porque por tu Cruz redimiste al mundo.

La oscuridad y el silencio me ponen incómoda. Puedo oír la lenta y superficial respiración de Jesús. Desearía poder respirar por Él, pero eso sólo prolongaría su terrible angustia. La tierra debajo de la cruz está impregnada de la sangre del Cordero Expiatorio. Esa sangre debería ser la mía, no la suya. ¿Cómo puede amarme tanto?

Por favor, deja de llorar, Madre. Tu dolor me abruma. Tu Hijo te está dejando pero yo estoy aquí. Me quedaré junto a ti, lo prometo.

Escucha…Jesús está pidiéndole a su Padre que perdone a sus asesinos. Yo soy una de ellos, ¿no es así, Madre? Sus ojos se llenan de pena y devoción al mirarte por última vez. ¿Accederás a su pedido? ¿Me aceptarás como hija y te entregarás a mí como mi Madre? ¿Cómo puedes amarme tanto?

Quiero ser tuya para siempre. Madre, acéptame como soy en este preciso instante – una criatura indefensa, imperfecta. A través de tu amor, transfórmame en la hija que mi Padre quiere que sea.

Ecce Mater Tua. He ahí a tu Madre. He ahí a tu Madre.

Ecce Mater Tua – He ahí a tu Madre no hubiera sido posible sin el apoyo de nuestra familia de Schoenstatt. ¡Qué increíble ejemplo el de los hijos del Padre Kentenich que trabajan juntos y se dan fuerza entre sí!

Es un privilegio poder ofrecer estos folletos a otras personas. Para más información sobre costos y envío, sírvanse contactarnos en fenelonclan@sbcglobal.net. Los pagos pueden efectuarse mediante PayPal (www.paypal.com).

Traducción: Cecilia Mata, Buenos Aires, Argentina

 

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Last Update: 05.04.2007 Mail: Editor /Webmaster
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