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 published: 2007-02-16

Con alegría y esperanza nos acercamos a la primavera

Apuntes romanos: Tiempos de espera y preparación en Belmonte – Una familia mártir de la primavera de la Iglesia

 

Jornada de reflexión sobre pastoral familiar, Roma

Conference on Family Pastoral, Rome

Tagung über Familienpastoral in Rom

 

La Sagrada Familia en el Santurio de Belmonte

The Holy Family in the Shrine in Belmonte

Die Heilige Familie im Heiligtum von Belmonte

 
 

En el Santuario de Belmonte

In the Shrine in Belmonte

Gebet im Heiligtum Belmonte

 

Un pequeño trozo del camino transitado por el Padre en Milwaukee

A small stone from the path that Father Kentenich walked to the Shrine in Milwaukee

Ein Stein vom Weg, auf dem Pater Kentenich in Milwaukee zum Heiligtum ging

 
 

Capella de la familia martir

Chapel of the martyr family

Kapelle der Martyrer-Familie

 
 

Capella de la familia martir

Chapel of the martyr family

Kapelle der Martyrer-Familie

Fotos: Nuño © 2007

 

 

 

ROMA, Francisco Nuño. Es invierno y tiempo de interrupción de las obras en Belmonte, tiempo para explorar un poco más los alrededores del Santuario, geográficamente y espiritualmente también. ¿Qué nos dice la historia de una familia de Persia que tuvo la "dicha" de entregar su vida por Cristo, muriendo como mártires en el tercer siglo de la Iglesia, a pocos kilómetros de lo que hoy es Belmonte?

El sábado pasado participamos Anneliese y yo en una jornada de reflexión que nuestra diócesis aquí en Roma ha organizado a través de su delegación de pastoral familiar. Queríamos conocer a las personas implicadas en esta tarea tan querida para nosotros y descubrir el trabajo que la diócesis hace en este campo de la pastoral.

Se trata de una diócesis "suburbicaria" de la diócesis de Roma, se llama Diócesis de Porto-Santa Rufina y a ella pertenecen unas cincuenta parroquias del noroeste de la ciudad de Roma y de algunas poblaciones de la zona costera cercana al aeropuerto de Fiumicino. Tiene su sede episcopal en la misma ciudad de Roma y su obispo es S.E. Revma. Mons. Gino Reali, persona cercana a Schoenstatt y que ha acompañado con mucho interés la construcción de nuestro Santuario y del Centro internacional en la Via Santa Gemma.

Necesidad de una formación cristiana muy sólida

Fue una jornada interesante en donde pudimos escuchar una reflexión sobre el misterio de la vida y en especial sobre la vida de la persona humana que la Hermana Marcella Farina, F.M.A. hizo inspirándose en un versículo del Libro de la Sabiduría 11, 24-26: "….Tú amas todas las cosas y nada desprecias de cuanto has creado (…..), oh Señor, amante de la vida!". La Hermana Marcela es salesiana, profesora de la Facultad Pontificia de Ciencias de la Educación – Auxilium – que tiene sus aulas muy cerca de nuestro Santuario Matri Ecclesiae. Me interesó mucho la llamada de atención que esta profesora hizo a los presentes, recordándoles la necesidad de una formación cristiana muy sólida con un profundo conocimiento de nuestra fe y de la doctrina de la Iglesia para poder hacer frente a los desafíos del mundo que nos rodea.

Pudimos saludar también a nuestro obispo, Monseñor Gino Reali. Se alegró de conocer al nuevo matrimonio custodio del Santuario de Schoenstatt, preguntó por la familia Abram, Nivaldo y Teresinha, alabando en ellos su fidelidad y finalmente se interesó por las obras de la Casa dell´Alleanza en Belmonte. El personalmente bendijo ya la casa a principios de septiembre pasado y quería saber si entretanto vivíamos allí. Al escuchar nuestra respuesta de que seguíamos en el apartamento de Casalotti nos dijo con cierto humor y sabiduría paternal que no nos preocupáramos, que Roma ha tardado muchos siglos en construirse. Todo llegará.

Reunión en Belmonte

Y a propósito de la casa: a principios de la semana pasada hubo una reunión en Belmonte con la participación de los responsables del estudio de arquitectura alemán y de la ingeniería italiana con nuestros sacerdotes diocesanos. Se trataba, entre otros asuntos, de tomar una decisión sobre la continuación de las obras, dado que falta un permiso importante que tiene que otorgar un organismo de la municipalidad de Roma y que hasta ahora no ha llegado a pesar de las muchas tentativas y promesas. Al final se han visto obligados a paralizar todo hasta que llegue el permiso en cuestión. Es evidente que para los que estamos esperando el final de las obras esta decisión supone una motivación para vivir más intensamente el espíritu de la fe práctica en la Divina Providencia. No nos llama la atención la situación, o no nos debe llamar la atención, dado que en este espíritu han vivido ya muchos otros, entre ellos nuestros sacerdotes diocesanos y también nuestros queridos hermanos los Abram y los Musolino, los matrimonios que nos precedieron en la tarea de ser custodios del Santuario.

Para ayudarnos a vivir la realidad en el espíritu adecuado hemos recibido en estos días dos pequeños regalos o indicaciones de la Providencia. Uno tiene que ver con la vida de nuestro Padre Fundador y el otro se refiere al espíritu que marcó la vida de los primeros cristianos aquí en Roma.

Dos regalos de la Providencia

Precisamente en el "Auxilium", en la Facultad Pontifica de Ciencias de la Educación, que yo personalmente frecuento porque estoy haciendo allí el curso de italiano, me encontré con una información sobre una familia de santos, un matrimonio y dos hijos que entregaron su vida por Cristo en tiempos del emperador Claudio (año 270 d.C.) justo a unos kilómetros de nuestro Centro Internacional de la Familia de Schoenstatt en Belmonte (¡?!). Me interesé por ellos y he seguido la pista que me ofreció el folleto mencionado. Sobre la misma Via di Boccea, a unos siete kilómetros al norte, está el lugar y la catacumba en donde fueron martirizados y enterrados nuestros mártires. Según el Martirologio Romano se trata de una familia, Mario, Marta, Audiface y Ábaco, que procedentes de Persia llegaron a Roma en el año 269 en peregrinación para rezar ante la tumba del apóstol San Pedro y para venerar las reliquias de los mártires. Ya en Roma les tocó vivir la cruel persecución que el emperador Claudio el Gótico había iniciado contra los cristianos, y después de haber sido acogidos por la comunidad cristiana de la ciudad y de compartir con ellos los tiempos difíciles del momento tuvieron "la dicha" (era la actitud de los primeros cristianos!!) de entregar sus vidas por Cristo. Hoy, en una pequeña iglesia que hay junto a las catacumbas se venera la memoria de esta familia de santos. Al contemplar su cuadro reflexioné sobre la actitud de los que han llegado a Roma en el transcurso de los siglos. Abstrayendo en mis pensamientos a los miles de turistas que pueblan las calles de esta Ciudad Eterna, pensé que a Roma han llegado en el transcurso de los siglos por una parte los emperadores y césares victoriosos después de sus batallas, y por otra parte – y estos sólo con lo puesto, con lo imprescindible – miles de peregrinos de todo el mundo para rezar en la tumba de los apóstoles y de los mártires. Y algunos de ellos, que aquí se quedaron, compartieron la misma suerte.

Un pequeño trozo del camino transitado por el Padre en Milwaukee

La otra caricia de la Divina Providencia llegó hasta nosotros de la mano de Michael Gerber, sacerdote diocesano miembro de la Dirección de su comunidad. Es el responsable de las obras en Belmonte. El ha estado ya en diferentes países y ha tenido la oportunidad de hablar a la familia de Schoenstatt respectiva sobre el Santuario Matri Ecclesiae de Roma y sobre la misión que nuestro Padre Fundador nos regaló para este Centro. En su última visita a Milwaukee (USA) la comunidad de nuestras Hermanas le entregó un pequeño trozo del camino que nuestro Padre Fundador recorrió durante catorce años para ir de la casa al Santuario del exilio de Milwaukee. Los responsables de este centro han hecho unas obras y han regalado a nuestra Familia los restos del camino. Durante la Santa Misa que celebramos con motivo de la última reunión del Consejo del Santuario Matri Ecclesiae el Padre Gerber nos entregó este recuerdo que será colocado en un lugar adecuado del camino entre el Santuario y la casa y nos animó a seguir aquí también las huellas del Fundador, a seguir por el camino del Padre.

En estos meses de espera, en este frío y desapacible invierno romano aprovechamos el tiempo que nos deja la tarea encomendada para aprender el italiano. Tenemos la oportunidad de asistir a dos centros de enseñanza del idioma – en días y a horas distintas - para estar siempre uno de nosotros disponible en el Santuario y en su entorno. Estamos conociendo a mucha gente de muchos países que han llegado como nosotros a Roma. A algunos de ellos los hemos invitado al Santuario y a nuestra casa. Con alegría y esperanza nos acercamos a la primavera.

 

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Last Update: 16.02.2007 Mail: Editor /Webmaster
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