Quien visita Milwaukee regresa transformado

Segunda ronda de ejercicios para peregrinos en Milwaukee – un experiencia con muchos frutos

Mons. Heinz Dresbach con el Padre Kentenich Fr. Heinz Dresbach with Fr. Kentenich Rektor Dresbach mit P Kentenich Fotos: Archiv© 2007
Testigos: el matrimonio Gmeinder Witnesses: the Gmeinder family Zeitzeugen: Familie Gmeinder
Santuario Hogar de los Horn Home Shrine of the Horn family Hausheiligtum der Familie Horn
Cuadro de la MTA en la cocina de los Horn, con firma del Padre Kentenich MTA picture in the kitchen of the Horn’s, with signature of Fr. Kentenich Mta-Bild in der Küche von Frau Horn,  von P. Kentenich signiert
Folleto Brochure Einladung Fotos: Wieland © 2007

Alemania, Dr. Rainer Birkenmaier. Schoenstatt, Dachau, Roma, Gymnich, Milwaukee, Bellavista, Nuevo Schoenstatt, Nueva Helvecia, Santa María... lugares y escuelas del espíritu de Schoenstatt siguiendo las huellas del P. Kentenich. Todos estos lugares tienen una importancia objetiva por todo lo que en ellos ha sucedido en la historia de Schoenstatt, pero también una importancia subjetiva por la vida que despiertan en aquellos que los visitan con una actitud creyente, por la sacramentalidad que guardan. Milwaukee : ¿No será pura fascinación a la distancia desde aquellos países fuera de la tierra del exilio? Muchos de los que han visitado Milwaukee han experimentado algo más: quien va a Milwaukee regresa transformado.

Al mismo tiempo se buscan nuevos conceptos, nuevos modelos para conducir visitas a lugares de peregrinación. Un proceso vital no se despierta entre la puerta del centro comercial y el afán turístico o fotográfico, ni en medio de la agitación maratónica por visitar los más lugares posibles. No se trata de una visita, sino de un encuentro. Estas dos intenciones han sido unidas en los ejercicios para peregrinos que se llevarán a cabo por segunda vez este mes de abril. Quizás se transforme este en una experiencia modelo para peregrinaciones a Schoenstatt, Dachau, Roma...

Los efectos de una noche intranquila

A veces una noche inquieta puede traer buenas consecuencias. Una noche se despertó sobresaltado Mons. Heinz Dresbach, quien había estado un tiempo con el P. Kentenich en el campo de concentración de Dachau, y lo inquietaba un pensamiento: "Y si el P. Kentenich llegara a morir: ¿habremos hecho todo lo posible por tomar contacto con él?"

Era el año 1960; el P. Kentenich vivía en Milwaukee totalmente aislado de su Familia. Para los sacerdotes parecía imposible cualquier contacto con él. Al P. Dresbach le pareció su sobresalto nocturno un signo de la providencia; no lo pensó mucho, reservó un asiento en el vuelo más próximo y partió por 3 semanas a Milwaukee. Nadie sabía de esto, excepto su hermana.

Durante el primer encuentro el P. Kentenich, quien se encontraba lleno de condicionamientos eclesiales, trató de responder una pregunta fundamental: "¿Nos está permitido hablar de manera personal?" Esto mostraba cuán seriamente tomaba el P. Kentenich el tema de la obediencia a la Iglesia. El P. Dresbach contestó desde su conciencia, pero también desde la frescura de un buen renano: "Como usted es mi director espiritual desde el tiempo de Dachau yo puedo consultarlo en todo tipo de preguntas que me aquejen." Con esta respuesta se abrió la puerta a un encuentro muy personal que trajo muchas bendiciones, sobre todo a los jóvenes sacerdotes con que los Mons. Dresbach tenía abundante contacto. El P. Dresbach con su ida a Milwaukee se torno un puente viviente hacia el padre.

¿Pudiera pasar que...?

Pudiese ocurrir que también hoy alguien se despertara a media noche sobresaltado por el pensamiento: Si en este momento murieran los últimos testigos que conocieron al P. Kentenich, ¿habremos hecho todo lo necesario para mantener vivo el tesoro de este tiempo tan especial en la vida del padre? ¿Habremos aprovechado el tiempo para conocer al padre de Milwaukee a través de quienes lo vivenciaron de manera especial?

El P. Kentenich vivió su tiempo en Milwaukee en condiciones muy estrechas; mantuvo contacto largo y profundo con una cantidad razonable de personas completamente normales que, a través de esos encuentros donde le abrieron sus almas, experimentaron una transformación del corazón y cómo su vida recibía nuevos impulsos. Algunas de estas personas todavía viven y abren su casa y sus corazones a todos los que quieran acercarse. Les deseamos a todos ellos que vivan cien años. Pero debemos rezar por su salud, para que vivan tanto tiempo y puedan transmitir vivamente el testimonio de sus vivencia con el P. Kentenich.

La gran sorpresa

Para muchos de los que peregrinan a Milwaukee llegar allí es una gran sorpresa. Conocen y aman al P. Kentenich, dirigen su mirada a él como al padre y fundador, como profeta y maestro. Muchos lo veneran como auxilio e intercesor... y al llegar a Milwaukee de entrada todo parece tan sencillo, tan normal y simple, pero al mismo tiempo tan "admirable" y agradable: se experimenta al P. Kentenich de una manera totalmente nueva como padre. El fruto del exilio es –según él mismo lo interpretó – "la nueva imagen del Padre, del hijo y de la comunidad". En Milwaukee estos no eran solo conceptos elevados sino palabras llenas de vivencias. Y esta vida puede transformarse en una experiencia propia si es que venimos a Milwaukee con la apertura necesaria: "El P. Kentenich es (mi) padre". El encuentro silencioso que se da entre el peregrino y el padre en su estatua permanece un secreto entre el padre y el hijo. Esta estatua tan llena de vida está ubicada al lado del santuario y centro internacional de Waukesha, donde se alojan los peregrinos y son acogidos con la hospitalidad de las Hermanas de María.

Así era el padre

En Milwaukee vivía por ejemplo la familia Horn, de origen húngaro-germano, quienes después de la guerra llegaron allí y tuvieron la oportunidad de conocer y querer al P. Kentenich. Para ellos él era simplemente "padre". Ellos no sabían que estaban frente al fundador de una gran familia religiosa y que se encontraba exiliado. Su relación fue cada vez más profunda; le traían todas sus preocupaciones y alegrías al padre, quien comenzó a formar parte de su vida. En una de sus visitas a casa de los Horn el padre bendijo todos los cuartos. En una imagen de la MTA escribió el padre para la señora Horn: " Servir es reinar. El amor vence todo. JK". Cuando le preguntaron con sorpresa porqué había escrito esto, no al reverso de la imagen, como era costumbre, sino al frente, él contestó que una madre de familia, con todo el trabajo que tiene, no tiene tanto tiempo como para andar volteando la imagen a cada rato. Así era el padre.

Un experimento

Hace dos años se llevó a cabo un experimento con el peculiar título: "Ejercicios para peregrinos a Milwaukee". Este año se volverán a llevar a cabo. Estos días de ejercicios son, por un lado, una peregrinación religiosa, visitando los lugares más importantes donde el P. Kentenich vivió y trabajó. También nos encontraremos con aquellas personas que pudieron vivenciar la persona del padre. (También habrá un poco de "turismo", conociendo las ciudades de Milwaukee, Madison y sus alrededores, así como la posibilidad de ir por el día a Chicago). Por el otro lado estos días serán verdaderos ejercicios espirituales, con momentos de silencio y reflexión que quieren ayudar a abrir el alma y a encontrarse con sus propios procesos, con aquello que mueve a cada uno interiormente y, en este camino, aproximarse al padre no solo con el entendimiento y la voluntad sino experimentándolo en lo profundo del corazón como aquel que muchos experimentaron: un conocedor del corazón de las personas, alguien capaz de despertar y encauzar la vida. Un encuentro con él transforma, cura, hace surgir nuevas fuerzas y hace crecer. Una peregrinación tiene así una profundidad especial, como lo expresó un peregrino en Milwaukee: "quien va a Milwaukee, regresa transformado".

Hambre por el padre

Muchos miembros de la Familia de Schoenstatt expresan un hambre por el padre. Esto llama la atención inicialmente porque realmente se lee y escucha mucho sobre él. Pero viéndolo bien realmente no es de admirarse que esto ocurra porque, en realidad, muchos tuvieron la oportunidad de vivenciarlo solo por un corto tiempo (1965-1968); algunos más conocieron Schoenstatt cuando él ya había muerto. Pareciera que el alma buscara un encuentro más profundo con aquel de quien tanto se oye y se lee, un encuentro personal donde podamos ver encarnado todo ese mensaje que él nos dejó. Somos personas de carne y hueso que necesitamos ver y tocar… en Milwaukee podemos hacerlo, podemos "tocar" de alguna manera al padre en los lugares y personas que fueron parte de su vida en ese tiempo y saciar esa hambre por el padre.

¿Será que en un futuro formará parte de la formación de nuevos miembros de las comunidades de Schoenstatt el pasar un tiempo en Milwaukee? Quizás esto sea solo un sueño.

Descubrir el lugar de gracias

Milwaukee es un lugar de gracias porque nos encontramos allí con el padre, no como idea sino como persona. En este encuentro con él y por su intercesión Dios ha regalado gracias especiales a muchas personas. Sin embargo Milwaukee, como lugar de gracias, está todavía "dormitando". Todavía son relativamente pocos los que peregrinan allá. El camino es largo y los costos no son bajos. ¿Será que el sueño que decíamos más arriba es también un querer de la providencia? ¿Llegará Milwaukee a ser descubierto por muchos como lugar de gracia? El padre lo mostrará.

En abril de este año se llevarán a cabo nuevamente los "Ejercicios para peregrinos a Milwaukee" con el lema: "VICTORIA PATRIS (Victoria del Padre) – Crecimiento y transformación de nuestra vocación en el encuentro con el P. Kentenich". La conducción de los ejercicios será llevada por Mons. Dr. Rainer Birkenmaier, de la parroquia de S. Pedro en la selva negra y por parte de la Hna. Carol Winkler, de Waukesha/Milwaukee. Todavía hay algunos espacios disponibles.

Traducción: Carlos Infante, Mexico