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 published: 2006-11-07

El regreso del hijo pródigo

Taller organizado por la Rama de Madres en San Isidro, Argentina

 

P. Horacio Sosa Carbó con Susana Blanco

Fr. Horacio Sosa with Susana Blanco

P. Horacio Sosa mit Susana Blanco

 

Conferencia: P. Horacio Sosa

Talk: Father Horacio Sosa

Vortrag: P. Horacio Sosa

Fotos: Blanco © 2006

 

 

 

ARGENTINA, Susana Blanco de Chávez. El 19 de octubre pasado la Rama de Madres de San Isidro convocó a un taller que fue conducido por la licenciada Vivian Morrow y el P. Dr. Horacio Sosa Carbó, desde las 10 a las 16hs. Tuvo por tema "El regreso del hijo pródigo" y las meditaciones del sacerdote y escritor Henri Nouwen al contemplar el cuadro en el que Rembrandt representa la conocida parábola.

Las participantes reflexionaron sobre tres momentos de la vida: el primero, cuando se encarna al "hijo menor", que pide su herencia y se marcha del hogar; el segundo, cuando se asume el papel del "hijo mayor", que permanece en tiempo y espacio en el hogar y el tercero, cuando toca ser el padre misericordioso que acoge a los "dos hijos perdidos".

"Dejar el hogar es mucho más que un acontecimiento ligado a un lugar y a un momento, significa ignorar la verdad de que Dios me ha moldeado en secreto, me ha formado en las profundidades de la tierra y me ha tejido en el seno de mi madre (Salmo 39,13-15). Dejar el hogar significa vivir como si no tuviera casa y tuviera que ir de un lugar a otro tratando de encontrar una. El hogar es el centro de mi ser, allí donde puedo oír la voz que me dice: "Tú eres mi hijo muy amado, en quien me complazco". Cuando la oigo sé que estoy en casa con Dios y que no tengo que tener miedo a nada." (Henri Nouwen)

Cólera, resentimiento, celos, deseos de venganza, lujuria, codicia, antagonismo y rivalidades son señales que indican que se abandonó la casa. El amor del mundo es y seguirá siendo "condicional", es un mundo que fomenta las "adicciones" porque lo que ofrece no puede satisfacer lo más profundo del corazón. Las adicciones "atan" a lo que el mundo llama las "claves para la realización personal", y una vida adicta puede describirse como una vida en un "país lejano". "Soy amado como soy, y en tal medida que soy libre para dejar el hogar. La bendición está allí y el Padre sigue esperándome con los brazos abiertos" manifestaron las participantes.

Jesús abandonó la Casa de su Padre para salvarnos

El hijo menor pecó de forma visible; al hijo mayor, la obediencia y el deber se le convirtieron en una carga, y el servicio, en esclavitud. El hijo menor reflexionó, volvió y pidió perdón, mientras que el hijo mayor no pudo compartir la alegría de su padre por el regreso "del que estaba perdido". Parece más fácil volver desde la lujuria que desde el resentimiento que ha echado raíces profundas en el corazón.

¿Qué hacer para que el regreso sea posible? Se puede dejar que Dios encuentre al hijo perdido y lo cure con su amor, practicando diariamente la confianza y la gratitud: estas son las herramientas para la conversión del hijo mayor.

El propio Jesús se convirtió en hijo pródigo para salvar a la humanidad. Abandonó la casa del Padre Celestial, se marchó a un "país lejano" y volvió con su cruz a casa del Padre. Todo lo hizo no como hijo rebelde, sino como hijo obediente. Jesús es el Hijo mayor del Padre, es enviado por el Padre para revelar el amor duradero de Dios hacia todos los hijos resentidos y para ofrecerse como el camino para llegar a casa.

El Padre desde el comienzo de la creación, ha extendido sus brazos en una bendición llena de misericordia, siempre esperando, sin dejar que sus brazos se caigan y esperando siempre que sus hijos vuelvan para poder hablarles con palabras de amor y para dejar que sus brazos cansados descansen en sus hombros. Su único deseo es bendecir.

El Padre que da la bienvenida y organiza la fiesta

¿Se podrá dejar que el hijo menor y el hijo mayor crezcan y lleguen a la madurez del padre misericordioso? Cada persona está llamada a convertirse en el padre que da la bienvenida y organiza una fiesta , a curar las heridas de los demás y dejarse curar las propias, a perdonar las ofensas, a compartir lo que se tiene, a fomentar el espíritu de comunidad, a celebrar los dones recibidos, y a vivir con anticipación la plena manifestación de la gloria de Dios.

La fe es la que hace confiar en que el hogar siempre ha estado y en que siempre estará allí donde se escucha la voz del Amor. Las manos del Padre descansan en los hombros del hijo pródigo en una bendición eterna: "Tú eres mi hijo muy amado en quien me complazco".

Todo el taller fue acompañado por la inspirada conducción de Vivian y la lucidez del Padre Horacio Sosa. La explicación sencilla y profunda de un tema tan complejo, acompañándolo con bellas meditaciones, mereció el aplauso de las más de ochenta asistentes al taller.

A todos los que donaron su tiempo y esfuerzo para lograrlo: ¡Muchas gracias!


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Last Update: 07.11.2006 Mail: Editor /Webmaster
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