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 published: 2006-11-14

Joao Luiz Pozzobon como discípulo y misionero de Cristo, de María y del Padre Kentenich

Conferencia del Padre Argemiro Ferracioli, postulador, en Buenos Aires, Argentina

 

Joao Luiz Pozzobon, discípulo y misionero de Cristo, de María y del Padre Kentenich

John L. Pozzobon, disciple and missionary of Christ, Mary, and Father Kentenich

Joao L. Pozzobon, Jünger und Missionar Christi, Marias und Pater Kentenichs

Foto: Arendes/Santa Maria © 2006

 

Es una alegría poder estar nuevamente en Confidentia, en este lugar que recuerda muchísimo la presencia de Don Joao Pozzobon, y feliz también de poder hablar de este tema sobre Don Joao: discípulo y misionero de Cristo.

La V Conferencia a realizarse en Brasil en mayo del próximo año va a ser inaugurada con la presencia del Santo Padre, Benedicto. Por tanto, queremos ver hoy aquí el mensaje de ser discípulo y misionero de Cristo. Es un tema muy importante porque nosotros como bautizados, todos, estamos llamados a vivir el bautismo. La V Conferencia nos exhorta a que seamos realmente discípulos y misioneros. Ser discípulos y misioneros es al mismo tiempo fundamental para nosotros en la Campaña, es fundamental para nosotros los schoenstattianos, y para todo cristiano.

Discípulo es la persona que sigue al maestro, que quiere aprender de él. Como cristiano, seguimos la escuela de Jesucristo. Misionero es el discípulo que pone en práctica lo que ha aprendido, el que también está siempre aprendiendo.

Para ser discípulo y misionero, como cristiano, seguidor de Jesucristo, comienzo con una frase de Pozzobon ya que el tema de esta charla es Joao Luiz Pozzobon como discípulo y misionero de Cristo, de María y del Padre Kentenich. La frase que más me llamó la atención de Joao Pozzobon es una que él a lo largo de su vida siempre repetía y repetía de varias formas. Tenemos escritos de él y también grabaciones. Decía: "Quien está con María, está con Jesús; quien está con Jesús, está con el Padre; y entonces allí está el mundo entero". Esta frase muestra cómo él aprendió y supo captar todo en la escuela de Jesucristo, en la escuela de la Iglesia, en la escuela del Padre Kentenich, en la escuela de Schoenstatt. "Quien está con María está con Jesús; quien está con Jesús está con el Padre". Personalmente para mí fue muy importante meterme en este tema y descubrir que Joao Pozzobon no puede ser una persona de María, no puede ser una persona totalmente de María y no puede ser una persona que se dedique tan profundamente a María, sin haber descubierto a Jesús en su vida. Para la persona de Don Joao, que es capaz de hacer muchísimo con María y vivir a María en su vida, fue descubrir a Jesucristo, vivir a Jesucristo. Dicho de otra manera, para él el descubrimiento de Jesucristo pasó por la escuela de María. El pasó por la escuela de María cuando niño, en su vida de familia, y también en su hogar, en Schoenstatt, que es quizás lo más obvio para nosotros. María lo educó a Don Joao, le dio la gracia de llevarlo a Jesucristo en su vida y en su corazón.

¿Cómo es él ejemplo y modelo de discípulo y misionero de Jesucristo?

Sabemos que su infancia, su juventud y toda su vida fue muy sencilla, muy humilde. Nació en el campo y vivió allí hasta que se casó, y aprendió primero a convivir con la tierra. El sembraba y cuidaba el ganado para vivir. Sembrar la palabra de Dios es una expresión bien simbólica, muy típica, y es interesante que Don Joao primero aprendió a sembrar de verdad la semilla en la tierra, y a cosechar también. Después, cuando empieza con la Campaña, siembra la semilla de Jesucristo, la palabra de Dios, y cosecha también.

¡La alegría de él al saber que su cosecha al final de su vida continúa en la Argentina, de donde se torna mundial! Hoy está en más de 90 países, es una cosecha muy grande, que a nosotros nos mueve, nos anima.

Traigo aquí varias frases de Don Joao al respecto.

"Desde pequeño, cuando chupaba caña de azúcar, siempre gustaba primero de la parte más amarga para sentir después al final la dulzura". Como dice el salmo: Los que siembran entre lágrimas, cosecharán entre sonrisas. Es valioso percibir cómo Don Joao, de pequeño ya, gustaba primero la parte más amarga de la caña y después la parte más dulce. Yo como pequeño viví también en el campo, y sé muy bien cuál es la parte más amarga y la parte más dulce, pero yo iba siempre a la parte más dulce, no me gustaba la parte amarga. Este ejemplo para mí fue como un ideal: primero las cruces, y después el gozo.

Don Joao no estudió mucho sino bien poco, hasta los diez años nomás. Llegado el momento quiso ingresar al servicio militar. Lo intentó pero no pudo, por su problema en la vista. Lo enviaron de nuevo a su casa, considerado incapaz para el servicio militar. La Mater, Jesucristo, lo tenían previsto ya como capaz para otra cosa. Y decía él: "En su infinita bondad la misericordia de Dios no me juzgó incapaz, me utilizó como soy, y me confió a su Madre Santísima para la Campaña del Santo Rosario. Nadie es juzgado incapaz en el servicio de Dios". Todos nosotros podemos ser discípulos y misioneros; nadie es incapaz, dice él. "Fui juzgado incapaz para el servicio militar, y no obstante ¡qué apostolado y qué pastoral!". Qué pastoral tenía en sus hombros: Jesús y María. Cristo, en el bautismo, no lo vio como un militar, lo vio como un soldado pero –como en la Confirmación- un soldado de Cristo. Y cómo luchó, cómo batalló él, como discípulo y como misionero de verdad.

Don Joao fue agricultor, luego trabajó como hotelero, más tarde fue un pequeño comerciante, fue un peregrino, misionero, un hombre de mucha oración, un hombre que podría decirse también fue un contemplativo, un hombre cariñoso, un hombre humilde. Aunque no me gusta detenerme mucho en la palabra "humilde" al hablar de Don Joao ya que dice muy poco de él, a pesar de que mucha gente lo identifica como una persona humilde, sencilla. Pero yo como postulador descubrí que Pozzobon es eso, sí, pero es también un hombre muy inteligente, muy capaz, muy ordenado, muy organizado, un hombre de un dominio muy grande de sí, de las cosas y de las situaciones, un hombre que tenía todo organizado y sabía todo en su cabeza y en su corazón. Yo no he encontrado hasta ahora entre los más de 20.000 documentos escritos de él, la agenda de Joao Luiz Pozzobon. Si yo pierdo mi agenda, estoy perdido, no sé qué tengo que hacer, y él sabía todo, todo, lo que tenía que hacer. De modo tal que se lo ve como un hombre escogido por Dios.

Voy al segundo tema: discípulo y misionero de Jesucristo.

En el documento elaborado para la V Conferencia se invita a ir al encuentro de Jesucristo y permanecer en Él como discípulo y misionero suyo. Invita a toda América Latina y el Caribe a tener un encuentro con Jesucristo, aprender de Él y también vivir como seguidor suyo, como misionero. Esta va a ser la gran invitación de Benedicto XVI allí. Joao Luiz Pozzobon tiene mucho que ver con la V Conferencia. Primero, como dice en el número 10: "Jesucristo es el que sacia nuestras ansias, nuestros deseos, Jesucristo sacia nuestra sed de felicidad, y nos concede ser ciudadanos de los cielos". Don Joao experimentó muchas nostalgias que no se explicaba, y que desaparecen cuando asume la misión de la Campaña. El tenía esta sed, de la que habla la V Conferencia. Subía al cerro cerca de su casa y viendo el horizonte, decía que sentía una nostalgia, una saudade, que desde los 12 años no conseguía saciar. Esta nostalgia duró unos 36 años. Cuenta él que al empezar la Campaña, desapareció esa nostalgia, ese vacío que sentía él. La V Conferencia afirma que los pueblos latinoamericanos y del Caribe tienen esta sed de Jesucristo, esta sed de Dios, que debe ser saciada y hay que buscar dónde saciar. ¿Dónde vamos a buscar? Donde buscó Don Joao. El agua que encontró él, a la que también hace referencia la V conferencia: "Somos llamados a vivir como apóstoles, testigos y colaboradores de Jesucristo, a ser otros Cristos en el mundo".

¿Cómo fue Joao Pozzobon otro Cristo? En primer lugar, nos enseña él, con simplicidad y sin desanimarse. Es muy común en nuestra vida de cristianos que nos guste ser reconocidos, alabados; y eso no es lo que vivía Don Joao. Y nosotros nos desanimamos con mucha facilidad, pero Don Joao -al ser llamado a vivir como apóstol, testigo y colaborador de Cristo- nunca se desanimó. Yo he estudiado todo el tema del sufrimiento de Joao Luiz Pozzobon: cómo sufrió y sin embargo nunca se desanimó. En cambio nosotros a veces nos desanimamos al llevar la peregrina al vecino, sólo porque llueve o hace frío, o sentimos alguna molestia.

Don Joao decía: "Para un gran apostolado no es preciso hablar mucho; no son las palabras que conmueven sino la acción de Dios a través de nosotros". Es impresionante cómo Don Joao no se preocupaba en decir muchas cosas, en hablar mucho, sino que dejaba que Dios actuara en él. Esta es su experiencia como misionero. El actuaba y dejaba que Dios actuara. Nosotros nos preocupamos por las palabras –no sé qué decir, qué puedo decir yo, tengo que preparar- gastamos un montón de tiempo para preparar (¡como yo con todo este montón de papeles!) y a veces no conseguimos nada o casi nada. En su trabajo apostólico para él estaba claro: Descubriendo a la Madre, se descubre al Hijo, descubriendo al Hijo se descubre al Padre. Entonces no necesitaba preocuparse por las palabras, qué decir. Quien está con la Madre, con el Hijo y con el Padre, lo tiene todo.

El documento dice también: "Si queremos vivir como discípulos tendremos que abrazar la cruz". No es que todo va a ser un mar de rosas en nuestra vida, sino que la cruz forma parte de ser discípulo y misionero. Quien abraza a Cristo no abraza a la persona sola sino que abraza a Cristo con la cruz. No hay cruz sin Cristo ni Cristo sin cruz. Esto es claro para Don Joao. Decía él: "La cruz voluntaria se transforma en rosas". Tenemos que ser "voluntarios" de Jesucristo, discípulos y misioneros. Y decía también: "Tengo certeza de que algún día aparecerán dificultades, mas la solución ya está dispuesta: entrego todo a la buena Madre, todo lo que María quiere de mí yo también lo quiero". Un Padre me contó hace poco que él estaba en Portugal cuando Don Joao viajó de Schoenstatt a Roma y de ahí a Portugal. Llegó a Lisboa justo a la hora del almuerzo y como venía de Roma, estaba muy cansado. Almorzó y como tenía que ir a Gafanha de Nazaré, que queda a tres horas en tren, pensó en descansar un poco antes de viajar. Fue a recostarse y a los cinco minutos llama otro Padre diciendo que tenía que ir ya porque si no, no iba a llegar a tiempo. Este Padre que lo acompañaba en Lisboa se preguntaba: ¿cómo voy a hacer eso? Entonces golpeó la puerta, abre, y lo ve a Don Joao descansando, sin zapatos, y le dice: "Usted tiene que partir ahora para Gafanha". Y al instante dice Don Joao: "A Mae chama" – la Madre llama. Se levantó y salió. La Madre llama, entonces hay que ir. Hay momentos de renuncia, momentos de cruces: Como discípulos, como misioneros de Jesucristo –dice la V Conferencia- hay que abrazar la cruz. Y Don Joao nos enseña muy bien en su vida cómo abrazó la cruz, cómo llevó su cruz. Es lindo ver en el hombro de Jesucristo la cruz, y la imagen de la Madre tres veces Admirable en el hombro de Don Joao: así como la cruz formó un callo muy grande en el hombro de Jesucristo, formó también un callo en el hombro de Don Joao. La cruz es sinónimo de sufrimiento, un verdadero discípulo tiene que abrazar el sufrimiento.

Don Joao fue también un verdadero discípulo, un verdadero misionero de Schoenstatt.

Aquí se podría hablar muchísimo de él. Como Padre de Schoenstatt tengo a veces verdaderamente mucha vergüenza de ver cómo vivo yo como discípulo de Schoenstatt, como misionero de Schoenstatt, comparado con él. Cómo él cuando se encuentra con Schoenstatt, cuando se encuentra con el Padre Fundador, cuando habla con el Padre Fundador, se transformó en el discípulo del Padre Fundador, en la escuela del Padre Fundador. Cómo él vivió eso, nadie habría hecho lo que hizo Don Joao si no hubiera descubierto Schoenstatt con el corazón, Schoenstatt con el alma, Schoenstatt como algo realmente que puede saciar la sed de uno. Decía él: "Schoenstatt trajo un gran cambio para mí, un gran enriquecimiento de mi fe, y también una misión a realizar, un gran apostolado". Don Joao se identificaba mucho con Schoenstatt y casi no consigue decir la palabra sola; siempre cuando escribe o cuando habla, dice "Movimiento Apostólico". Repite siempre la palabra apostólico. Es interesante porque es una persona que no estudió mucho, en el sentido de la escuela, pero es un hombre que absorbió muchísimo Schoenstatt en su corazón, en su vida y en su alma. Por eso él se transforma realmente en un verdadero alumno, un verdadero discípulo del Padre Kentenich. Él mismo comenta que él quería ser ese pequeño alumno allí en Schoenstatt, se consideraba un alumno ahí junto a los héroes de Schoenstatt, junto con José Engling, allí en el Santuario original. Quería ser ese alumno.

Pero Don Joao también vivió como alumno de la Mater.

Él dejaba que la Mater hablara, que la Mater decidiera. "La Mater lo quiere" decía él. En su charla en Santa María dijo el Padre Kentenich: "Todo depende de que se pueda encontrar un nuevo José Engling que se entregue a la Santísima Virgen y se deje educar enteramente por Ella. Si así ocurre les aseguro que la Virgen y Jesús se establecerán aquí en Santa María, y modelarán una legión de pequeños José Engling. Ahora mismo deberían preguntarse: ¿quién quiere ser el José Engling de América del Sur?". En respuesta, José Engling quería ser "todo para todos" y Don Joao escribe: "Yo quiero llevar la Mater a todos".

Y realmente se entrega profundamente en la alianza con la Mater, en la alianza con Schoenstatt, en la alianza en el Santuario, y entrega su vida al servicio de la Mater como hizo José Engling. Afirmaba él: "Desde que entendí Schoenstatt quedé siempre unido a la fuente original, imaginándome entre los héroes y al Fundador, entonces yo me sentía como un pequeño alumno allá junto al Fundador, al Padre Kentenich, y junto a los héroes; y a pesar de que no conocía el lugar, ni conocía el Santuario original, así me mantuve, eso fue lo que me dio mucha fuerza, mucho coraje y seguridad, porque quedé siempre unido al origen de Schoenstatt". Es impresionante cómo él capta Schoenstatt, cómo él capta al Fundador y capta que tiene que ser este alumno que está siempre aprendiendo la espiritualidad de Schoenstatt. Y quedó siempre unido al Padre Fundador. Impresionante también la cantidad de cartas que escribió Don Joao al Padre Fundador, escribía al menos 2 cartas por año después de conocer al Padre Fundador. Y hay cartas breves de 1 hoja, y una impresionante que tiene 22 páginas, a mano. Y guardó todas estas cartas, copia de ellas. Para mí el es un ejemplo muy fuerte de cómo nosotros que sellamos la alianza de amor tendríamos que estar en contacto con el Padre Fundador, vivir en contacto con él, permanecer en contacto con él.

También el Padre Fundador le pide como maestro – a él y a nosotros – en Santa María: "Tomen la imagen de la Santísima Virgen y colóquenla en un lugar de honor en sus hogares; ellos se convertirán en pequeños Santuarios en los que la imagen de gracias mostrará su poder: crecerá una tierra santa familiar y plasmará miembros santos en las familias. Lévenla y pónganla en un lugar de honor en sus casas". Es lo que la Campaña procura hacer, es lo que Don Joao siempre quiso hacer, llevando a la Virgen y creando varias formas de convivir con la Virgen que como á Isabel visita las casas, y también escuelas, hospitales, cárceles, no sólo de Santa María, Brasil y Argentina. Él procuró durante toda su vida realizar lo que pidió el Padre Kentenich.

Muchas cosas que dijo el Padre Kentenich, él puso en práctica. Es increíble ver el Horario Espiritual de Don Joao, cómo la pedagogía de Schoenstatt, de la autoeducación, del hombre nuevo, ser un hombre nuevo en la nueva sociedad, lo pone en práctica Don Joao. Cómo va creciendo cada día más. Escribe varias veces en su Horario Espiritual al llegar al fin del mes: "Es una alegría poder terminar este Horario Espiritual". Captó la pedagogía de Schoenstatt que el Padre Fundador enseñó durante toda su vida. De modo tal que él es un modelo, para nosotros, de cristiano, de misionero y de todo.

Todo debe llevar a Cristo,

Schoenstatt, el Santuario, el Padre Kentenich llevan hacia Cristo. María también nos conduce hacia su Hijo, Jesucristo. Y éste es el papel del misionero, de la madre de familia, que tiene que acercar el hijo hacia el papá. El hijo conoce primero a la mamá, después va a conocer al papá a través de la mamá. Nosotros como misioneros a través de la mamá vamos siempre a mostrar a Jesucristo. Jesucristo es adonde debemos llegar. En el libro "Misionero y peregrino de María" del Padre Esteban Uriburu dice: "Desde aquel 10 de septiembre Joao Luiz Pozzobon siempre acompaña la peregrinación de la imagen peregrina de Nuestra Señora de Schoenstatt. Noche tras noche, sin parar una sola vez". Joao Luiz Pozzobon va organizando todo para poder realizar bien las cosas; organiza un cuaderno para anotar las personas que no tienen bautismo, las personas que no tienen la primera comunión, hasta matrimonios que no están casados, y ahí él va llevando a Jesucristo a las personas. El rezaba el rosario y chequeaba a las personas: quién tiene primera comunión, quién no tiene. Y va llevando a Jesucristo a las personas. Rezaba el Avemaría y después leía la Palabra de Dios. Visitaba a las familias y después las traía a una Misa en el Santuario, en una peregrinación al Santuario. Llegó a organizar por año 5 peregrinaciones al Santuario. No todas funcionan hasta hoy, pero para él era una gran alegría traer a la gente al Santuario al encuentro de la Madre de Dios, porque si está junto a la Madre se va a encontrar con Jesucristo. Hay que guardar esto en nuestro corazón como ejemplo de discípulo y misionero de Jesucristo. "Junto al rezo del Santo Rosario Pozzobon comenzó a desarrollar una auténtica pastoral familiar. Llegaba un poco más temprano a casa de la familia donde se había rezado el día anterior, conversando con los presentes y en este momento descubría lo que faltaba de catequesis a la gente. Dedicaba a esta tarea dos horas diarias, tal como se lo había prometido a la Santísima Virgen, tanto en invierno como en el verano, con o sin lluvia".

Cuenta él: "Me mojé muchas veces en aquella época". Me gusta mucho esta expresión de Joao Luiz Pozzobon. Es decir, ¿qué puedo contar yo como misionero de la Campaña? ¿Qué problemas tuve yo por llevar a la Madre de Dios, por llevar la imagen de la Virgen? ¿Qué dificultades tuve que enfrentar yo por ser misionero? "Yo me mojé muchas veces". Joao Luiz Pozzobon se ensució muchas veces, de barro; Joao Luiz Pozzobon transpiró de calor, Joao Luiz Pozzobon se quemó con el sol, pasó frío. "Me mojé", ese "me mojé" también se puede decir de la parte espiritual: me mojé muchas veces de gracias, me llené de gracias, estoy bendecido por este trabajo. ¿Me siento yo muy bendecido con el trabajo de misionero?

Y continúa el libro: "Él decía: Un hombre solo puede mover el mundo. Algo fue madurando en el alma de Joao Luiz Pozzobon durante este tiempo. En el año 52 "Entendí" dijo él "que esto era una misión que me confiaban y le dije a la Madrecita: Tengo siete hijos, tengo una esposa, y tengo que darle cuenta a Dios de mis hijos y de mi esposa; pero si es la voluntad de Dios y la tuya, un hombre solo puede mover el mundo entero". El verdadero discípulo, el verdadero misionero, sabe que con su pequeño trabajo, con su sencillez, puede mover el mundo entero. Claro que no hay que copiar a Don Joao, dice nuestro Padre Fundador, pero hay que dejarse inspirar a través de Joao Luiz Pozzobon: uno puede con su pequeño trabajo, con su trabajo sencillo, mover el mundo entero. Es impresionante cómo él destaca "el mundo entero". Y nosotros podemos ser seguidores de Joao Luiz Pozzobon también, podemos entrar en la escuela de los discípulos de Joao Luiz Pozzobon, aprender de él, ser también un misionero de Joao Luiz Pozzobon, porque para llegar a ser verdadero discípulo y misionero de Jesucristo los ejemplos ayudan muchísimo, y Joao Luiz Pozzobon es un ejemplo y un modelo.

"Ella, la Virgen, me fue conquistando. Me conquistó del todo. De allí en adelante me dediqué totalmente a la Campaña". Ella me fue conquistando. ¿Me siento yo conquistado por la Virgen de verdad? Si me siento conquistado por la Virgen entonces podemos decir que Jesucristo está realmente en mi corazón. Porque Ella lo que hace en nosotros, cuando nos conquista, es ayudarnos a que tengamos a Jesucristo en el corazón. Dejar que María nos conquiste a nosotros por entero, del todo, significa dejarse ser poseído por Jesucristo como misionero, como discípulo. De él hay que aprender, y después poner en práctica. Hay que dejarse conquistar de verdad. Pero para eso él puso en práctica la catequesis de Schoenstatt, las enseñanzas de Schoenstatt, la pedagogía de Schoenstatt, del Padre Fundador.

Joao Luiz Pozzobon, discípulo y misionero de la Iglesia.

Otro tema muy importante. Para ser totalmente de Jesucristo hay que sentirse miembro de la Iglesia. Como bautizado. Joao Luiz Pozzobon escribe varios informes al Obispo, está siempre en contacto con el Obispo y con el párroco, con los superiores. Joao Luiz Pozzobon se siente unido a la Iglesia. El nunca expresa que trabaja por Schoenstatt. El es un Schoenstatt que trabaja para la Iglesia, Schoenstatt es para la Iglesia, es de la Iglesia. Es muy conciente de que lo que hace él es para servicio de la Iglesia, como miembro de la Iglesia, para Jesucristo.

Y él se consideraba también una persona que está lejos de Jesucristo. Tenía en su cruz un cordón negro, que según él simbolizaba su distancia de Jesús, lo que tenía que crecer para aproximarse más a Jesucristo. "Simboliza mi distancia de Jesús cuando peco. En las horas difíciles me recuerda las oscuras tinieblas que me cubrirán si no sé vencer. Haciendo mi entrega total con la disponibilidad de ser fiel para todo lo que más le agrada a María". Por eso escribe él en la cruz: fidelidad por fidelidad; amor por amor, mors sola (hasta el fin de la vida). Pero el cordón era negro, sabía que tenía que confesarse a veces, que necesitaba reconciliarse con Jesucristo. En el Horario Espiritual de él aparece: Confesión semanal. Se confesaba todas las semanas. Tenemos en el archivo 900 páginas del diario espiritual y casi siempre son confesiones semanales, cuando no se confiesa más de una vez por semana. Así que el cordón negro para él era símbolo de que realmente necesitaba más de Dios.

Cierta vez Joao tuvo una inspiración y cuenta: "En lo profundo de mi interior vi una cruz sin el crucificado. Para mí esto significa ser crucificado en mis actividades, y hacer todo por amor, pues Jesús no ahorró su vida por mí". Cuando ve él la cruz sin el Cristo, ve ahí la voz de Dios pidiéndole que tiene que ser crucificado ahí en la cruz, y él quiere eso. ¿Pero cómo va a hacer: pedir que venga un romano con unos esclavos y lo pongan en la cruz? Hoy también nosotros podemos ser crucificados, como dice él, en mis actividades, en mis acciones, en mi dedicación, mi esfuerzo. Esto es ser crucificado hoy. En mis actividades en casa, en mi trabajo, en mi grupo, de Schoenstatt, ser crucificado allí. Fíjense cómo él quiere ser otro Cristo, como el cristiano tiene que ser, incluso en la cruz, ser colgado en la cruz.

Misceláneas

En otra de sus anotaciones de ese tiempo Joao recuerda épocas en que no tenía tiempo de afeitarse. Por muchas actividades. Y decía él: Si acaso Dios le pidiese cuenta de sus afeitadas no le pesaría el hecho de no haberse afeitado alguna vez en la vida, "me pesaría, sí, haber dejado de hacer las obras de Dios por acicalarme".

En su informa del año 1952 pone que visitó 570 casas, y el año 1956 visita 1589 casas. Una pequeña comparación de algunas cosas: en el año 52 rezó 570 rosarios y en el año 56 rezó 9270 rosarios. Rosarios de niños: 44 en el año 52, 527 en el año 56. Año a alo va aumentando cada vez más. También incorpora cosas que antes no hacía, por ejemplo en el año 56: casamientos, bautismos, varias conversiones. Dicen los santos que cuando uno convierte a otra persona su alma ya está salvada. Y Joao Pozzobon habla de conversiones, en plural. Entonces tenemos a alguien que puede interceder por nosotros en el cielo. Habla también de Primera Comunión de adultos. Joao Luiz Pozzobon, catequista de niños y de adultos, discípulo y misioneros de la Iglesia, miembro de la Iglesia. En el año 55 pone ya los kilómetros recorridos, había caminado ya 35.000 kilómetros. Llegó al final de su vida con 140.000 kilómetros recorridos. Así que él es modelo y ejemplo. En el año 1955 había rezado 1.080.000 rosarios.

"Joao considera que eso no es lo más precioso: Cuando los fuertes vientos soplan violentamente y decían de tu mensaje que era hereje y tu imagen era condenada, desde el cielo se hacían visibles las inspiraciones a la perseverancia, en conservar tu santa imagen para todos los tiempos. Reconocemos en eso tu protección".

¿Qué lo movía a él, qué lo impulsaba? Decía: "Un fuego grande enciende la leña verde. Un gran amor, con toda dedicación y heroísmo, atrae los corazones". Yo trabajé en campamentos con los pioneros y recuerdo que una vez no había leña seca, entonces me enseñaron que para poder prender la fogata se puede usar leña verde. Pero para hacer una fogata con la leña verde tuve que hacer un fuego enorme, enorme. Hay muchos corazones "verdes" en Argentina. Hay que tener un gran amor.

Joao Luiz Pozzobon tiene una oración que me gusta muchísimo: "Oh buena Madre, queremos iniciar el 11° año bajo tu protección y con las gracias del Santuario, para enfrentar al mundo y las grandes necesidades para los tiempos, por los que la Santa Iglesia está llamando". El ve las necesidades del mundo. Como las hay hoy también. El mundo necesita de discípulos y misioneros de verdad. Es una oración breve pero que dice bastante.

Dice después en otro escrito: "Lo que puedo hacer hoy, no lo dejo para mañana. Ya es tiempo de que yo tome una decisión más heroica: lucharé para abrir camino a los sacerdotes, para llevar a Jesús a los corazones". Sencillo, pero de una sabiduría enorme. Acá se ve la eclesialidad de Joao Luiz Pozzobon. Y a veces los sacerdotes no lo entendían, pero él nunca se desanimó.

Y le escribe al Obispo, Victor Sartori: "Cómo la Madre del Cielo atrae al pueblo y lo lleva adonde se encuentra Jesús". En la Campaña la Madre atrae y lleva a la gente al encuentro de Jesús. El ve claramente que María quiere regalar a su Hijo Jesús. Esto es Schoenstatt.

En 1961 define su lema: "Preparado para todo, al lado de nuestro Obispo, para abrir camino a nuestros sacerdotes y llevar a Jesús a los corazones. Ya no me cuido más: todo para María y Jesús por la salvación de las almas". Y ahí entonces ve la necesidad de ser ministro de la Eucaristía, de ser diácono permanente para poder ayudar más a la Iglesia, para poder ayudar más a las personas. Incluso deseaba ser sacerdote después de que se quedó viudo por segunda vez, y le escribió este pedido al Santo Padre, expresándole su deseo de ser sacerdote para poder enriquecer la Campaña.

Aquí hay una nota muy linda que le escribe al Papa Paulo VI. "Joao termina la carta pidiendo la bendición para poder continuar su misión, también para las familias, las escuelas, los alumnos, profesores". Es decir, él no piensa solamente en él, él piensa en toda la Campaña, en toda la gente que está en contacto con él. Y el fin, concluye él, "ayudar a conducir las almas por el camino hacia el cielo, ayudar a la formación de grupitos de líderes para evangelizar y catequizar a nuestro pueblo". El formaba pequeños grupos, que eran para él como los misioneros, los zeladores los llamaba él. Estos grupos eran como los multiplicadores de la tarea que tenía. Hoy somos nosotros los multiplicadores que Joao Luiz Pozzobon tenía.

Joao Luiz Pozzobon tenía todos los años un lema para su trabajo. Sabía que los lemas ayudaban muchísimo. "El amor supera todo. Toda mi acción es abrirle caminos al Señor". ¿Cómo le abrió camino al Señor? Organizó la Adoración 24 horas en las parroquias en la diócesis de Santa María. Vemos su vinculación a Jesús en la Eucaristía, que existe hasta hoy en la capilla de San Pedro, donde fue bautizado, los días 18 de mes.

"Las vivencias en Schoenstatt fueron de grandes alegrías y esto me hizo 10 años más joven. Antes era imaginación, ahora es todo pura realidad".

Joao Luiz Pozzobon fue padre de familia, ministro de la Eucaristía, diácono y ahora es siervo de Dios, de la Iglesia.

"Madre y Reina, mi corazón es tuyo, cuídalo para que no ofenda a Jesús". Siempre conduce a Jesús.

Joao Luiz Pozzobon cuenta que en su trabajo de discípulo y misionero ocupó 2.400 camas distintas. Contaba todo, tenía todo organizado, incluso las camas.

"Joao peregrinando siempre de casa en casa, de familia en familia, noche a noche: anochecer en las familias y amanecer en el Santuario".

Joao Luiz Pozzobon hizo muchas cosas, entre ellas colocó 43 ermitas en la diócesis de Santa María: "A partir del Santuario las ermitas son como faroles, son como una antena que atrae de lo alto en esta gigantesca Campaña la fuerza y el don del Divino Espíritu Santo".

Otro lema, del año 83: "El que escucha no envejece, está pronto para servir". El discípulo es así, el que escucha a Jesús, el que escucha a María, nunca envejece. El que es siempre alumno y que pone siempre en práctica lo que aprende, nunca envejece, está siempre pronto para servir a Jesucristo, servir a todos.

Termino con tres frases muy bonitas de Joao Luiz Pozzobon:

  1. La Campaña es para prolongar las gracias del Santuario, para que los otros también puedan conocerlo.
  2. Descubriendo a la Madre se descubre al Hijo, descubriendo al Hijo se descubre al Padre.
  3. Al Santuario me entregué, por el Santuario he andado y por el Santuario moriré.

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Last Update: 17.11.2006 Mail: Editor /Webmaster
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