Del Vaticano II a Pentecostés 2006: Los Movimientos han crecido, no solamente en número sino también en profundidad

Hermana M. Elizabeth Parodi, Argentina

Si uno observa el desarrollo desde el Concilio, en los documentos del Concilio la palabra Movimientos aparece una sola vez, y hay un anhelo de lograr que la Iglesia acoja estas iniciativas. A raíz de esa situación en el Concilio, surge el Pontificio Consejo para los Laicos y recién después de unos 10 años, y gracias a la línea de comunión de Juan Pablo II, en el año 1998 el Consejo decide reunir a todos los Movimientos Eclesiales y a las nuevas comunidades para intentar hacer un proyecto común o para integrarlos de modo que sea una forma visible de integración en la Iglesia.

Desde el año 98 hasta ahora – cuando ya han pasado 8 años – se ha dado un desarrollo en el crecimiento de los Movimientos y también en la percepción del Pontificio Consejo para los Laicos de lo que son los Movimientos. Los Movimientos han crecido, no solamente en número sino también en profundidad, en perfil. Y este segundo congreso internacional, que también se dio por iniciativa del Consejo Pontificio, es como una nueva manera de decir: los aunamos, les damos una base común. El tema general del Congreso fue la belleza de Cristo. En el fondo se trata de no buscar un Cristo o una Iglesia que nos enseñe o muestre lo que hay que hacer, sino lo que es ser, lo que es ser cristiano, la belleza de ser cristiano y desde ahí, mostrar lo propio de los Movimientos. Esa es parte de la realidad propia de los Movimientos, lo que más atrae en ellos es que no tienen, en primer lugar, reglas o estructuras que hay que seguir sino que tienen vida y la vida contagia. Es lindo ver como el Consejo Pontificio tomó esa inquietud de los Movimientos o ese espíritu propio, que es transmitir la fe a través de la vida, y trató de darnos una base común. Las tres conferencias dieron ciertas pautas muy buenas que los Movimientos tendrían que elaborar y ver como las aplican a sus realidades carismáticas. Y la otra parte muy interesante en el Congreso fue ver como cada Movimiento venía con sus expectativas, con sus inquietudes y trató de ver como puede regalar esa vida a la Iglesia y cómo pueden trabajar juntos por la Iglesia. Se habló de proyectos misioneros, de cómo los Movimientos pueden aportar a la Iglesia, integrarse más.