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 published: 2006-08-22

¡La misión no termina aquí…! Italia espera

Nunca visto hasta hoy: seis romanos de misión en España

 

Missione en Spagna: Dopo il teatro

Misión en España: después del teatro

Mission in Spain: after the theater

Mission in Spanien: nach dem Theaterspiel

 

Insieme alla Madonna Pellegrina

Juntos con la Virgen Peregrina

Together with the Pilgrim MTA

Zusammen mit der Pilgernden Gottesmutter

 

Un po’ di musica

Un poco de música

A bit of music

Etwas Musik

 

Lasciare il segno

Huellas…

Footsteps

Spuren

 

Cantare insieme

Cantare juntos

Singing together

Miteinander singen

 

Fabrizio e Cristiana in partenza

Fabrizio y Cristina saliendo

Fabrizio and Cristina leaving

Fabrizio und Cristina beim Aufbruch

Fotos: Usai © 2006

 

 

 

ITALIA; Fabrizio Usai . Seis romanos, que viven en la ciudad de la fe por excelencia, de misión España, no se ven todos los días. Y bien, esto también sucede en Schoenstatt. La idea de hacer una misión en España fue la respuesta afirmativa de los jóvenes italianos a la invitación de Pablo y Nacho, dos muchachos de la Juventud Masculina de Madrid, que estuvieron de misión un año en Roma, para fundar la Juventud del Movimiento. El desafío fue grande, y además por ser en España, todavía más grande, ya que se trataba de llevar a Cristo a una tierra lejana y con un idioma que no era el propio.

La misión duró diez días y se desenvolvió en diversas parroquias de la región de Asturias, en España septentrional, donde los jóvenes españoles del Movimiento de Schoenstatt llevan adelante, desde hace ya un tiempo, un proyecto de re-evangelización de la zona a través de las misiones. Los jóvenes italianos estaban divididos en cuatro parroquias. Su actividad consistía en el "puerta a puerta", por la mañana y de a dos; la adoración durante todo el día, siempre de a dos, y los momentos de adoración comunitaria a la mañana y a la noche. Los primeros días fueron los más duros porque había que ambientarse a otra cultura, empezar a conocer a las diversas personas y tratar de dar testimonios "creíbles" de esa fe , que fue el resorte para arrancar.

Unidos en la misión

Como es fácil de intuir, fue una experiencia muy intensa y comprometida, pero como confirman los muchachos: ¡Valió la pena! Los frutos de la misión se vieron enseguida y en dos niveles: en los participantes y en las personas de la zona a las cuales los jóvenes se dirigían.

Los muchachos italianos y españoles sintieron, rápidamente, un fuerte sentido de pertenencia recíproca porque pese a no conocerse compartían algo más grande que trasciende las barreras del idioma: la fe en Cristo. Los momentos de oración en la Capilla, frente a la MTA, y la adoración continua contribuyeron, junto con los momentos de esparcimiento, a crear el espíritu de Familia que distingue al Movimiento.

La experiencia del puerta a puerta fue un gran regalo: algunas personas se convirtieron y volvieron a acercase a la Santa Misa. En general, la gente fue acogedora y a menudo los muchachos recibieron de regalo salames y jamón para todo el grupo. El encontrar directamente a tantas personas en sus propias casas, hizo que los jóvenes pudieran palpar la universalidad de la Iglesia y la suerte de tener al Papa tan cerca. Los españoles cambiaban inmediatamente su expresión cuando descubrían que tenían delante de ellos a un italiano de Roma, y empezaban a contar de sus viajes a Roma y al Vaticano.

La misión salió "redonda". Al grupo - en el que participaban tres italianos, Cristiano, Stefy y Giorgio- le sucedió un hecho increíble. Conocieron a unos muchachos de entre 12 y 15 años, en un parque frente a la parroquia y se preguntaron cómo hacer para involucrarlos. La idea fue a través de un partido de fútbol; si ganaban los "misioneros" entonces los muchachitos tenían que ir a misa, de lo contrario, ganarían una coca.-cola… Los misioneros perdieron el partido pero no se dieron por vencidos y renovaron la invitación, dedicando un poco de tiempo para hablar con ellos y entender sus razones para no frecuentar la iglesia… El milagro: una buena parte de esos muchachos se acercó nuevamente, y durante todo el período de la misión fueron a misa.

La nostalgia del hogar se sintió un poco, pero gracias a la palabras del Evangelio que dicen: "Estarán dispersos por doquier pero nunca estarán solos!" y la oración a la Virgen, que esclareció el significado profundo de esta palabras, fue superada. Obviamente el afecto de las personas hizo el resto y fueron recibidos con deferencia por todos.

Cómo hacer cuando no se habla español

Antes que nada, la confianza en María: ¡Nada sin Tì, Nada sin  nosotros!! Después se agudiza el ingenio y el resultado es perfecto. Por ejemplo, cuenta un muchacho: Me habían asignado animar un grupo de adultos... pero si bien tenía los conceptos, tenía problemas para expresarlos. Pero he aquí la idea:… ¡me ayudé con papel y lápiz y dibujé, literalmente, todo el  camino de la fe que debía ilustrar, la figura de Cristo, la del cristiano y la de María! Con un gran resultado, ¡todos lograron entender!

La misión terminó con la celebración de la Santa Misa en Madrid, en la cual los jóvenes romanos fueron bendecidos de una manera particular, porque la misión todavía no ha terminado, el camino prosigue  en Italia.

Es justamente éste el espíritu que animó a los jóvenes en estos días: la experiencia no queda como un lindo recuerdo para evocar en el futuro sino que es un enriquecimiento al cual recurrir con entusiasmo para jugar el partido con más empeño, misionar todos los días, todo el día, en la realidad cotidiana de Roma.

La gracia más grande que la MTA les regaló a los muchachos en estos días fue comprender que el trabajo de construir la Iglesia no es más que el inicio y que, con la ayuda maternal de la Virgen, el mundo entero puede cambiar verdaderamente, y eso no es una ilusión.

Traducción: Clara Bianco de Herbon, Villa la Angustura, Argentina

 


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