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 published: 2006-07-11

Un párroco al servicio de la juventud

Desde hace 56 años acompaña a los jóvenes en los campamentos. Profundas vivencias con Schoenstatt y con el Padre Kentenich

 

P. Theo Hoffacker, de la Federación de Sacerdotes Diocesanos

Fr. Theo Hoffacker, of the Federation of Diocesan Priests

Pfr. Theo Hoffacker aus dem Priesterbund

 

Wenige Tage nach seiner Bischofsweihe feierte Erzbischof Sanna in Belmonte die Heilige Messe

Tiene 80 años...

He is 80 years old...

Er ist achtzig Jahre alt…

 
Viele Priester konzelebrierten  

... y acompaña a campamentos de la Juventud Masculina

...and accompanies camps of the Boys’ Youth

… und begleitet Zeltlager der Mannesjugend.

 
Erzbischof Sanna während der Predigt  

Un apostol de Schoenstatt desde 1942

A Schoenstatt apostle since 1942

Ein Schönstattapostel seit 1942

Fotos: Frank © 2006

 
   

SCHOENSTATT, Stefanie Frank. Al comienzo de una serie sobre personajes interesantes del Movimiento de Schoenstatt, el P. Theo Hoffacker de Xanten, Marienbaum, contó de su labor – que realiza sin interrupción desde hace más de 56 años – como acompañante de los campamentos juveniles. La continúa con mucho gusto y tiene muchas vivencias vinculadas con ella. Además se le pudo sonsacar como fue que conoció Schoenstatt en 1942 y algo sobre su experiencia en un muy personal encuentro con el Padre José Kentenich.

Quien lo ve y lo escucha, no puede creer que el P. Theo Hoffacker tiene 80 años y perdió sus dos hermanos sacerdotes – uno de ellos hermano gemelo – este año, en el lapso de pocos meses. Muy ágil y en forma, comienza a contar sus vivencias con gran entusiasmo. Y este entusiasmo que irradia, se transmite inmediatamente a su entorno. Con sus historias fascina a sus oyentes, siempre tiene hermosas anécdotas para contar, e incluso a veces un tema que sólo es conocido por los jóvenes. Así es el P. Hoffacker.

Desde los primeros pasos con campamentos hasta hoy

Siendo asesor espiritual de los jóvenes en Duisburg, en 1951 aceptó – como él mismo lo dice – hacer sus primeros pasos de campamentero con aún muy pocos participantes. En cambio el segundo año fue junto con Norbert, su hermano gemelo, al Hühnerberg, el actual "anfiteatro", ya con 150 participantes. De aquí en adelante todos los años hubo un campamento y el P. Hoffacker lo acompañó. No puede decir exactamente a cuantos campamentos fue: "Normalmente llevo contabilidad, pero no sobre mis fechorías", dice bromeando el P. Hoffacker. Deben haber sido un montón. Siempre fue algo interesante y de lo que tiene buenos recuerdos.

Por ejemplo, el campamento de 1951 tenía una pequeña banda de campamento: un joven tocaba el bandoneón, otro el violín. En los fogones cantaban cantos típicos como "Amamos la tempestad". Y recordó un hecho: "un día había recibido una sanción de una querida Hermana. Es imposible, dijo ella, enojadísima, que nosotros cantemos solamente esos cantos terribles, ¡las Hermanas no pudieron hacer adoración con esos cantos que se escucharon hasta el Santuario! Entonces cantamos melodías americanas y la pobre Hermana no dijo más nada".

Otra Hermana que llegaba de la casa Sonnenau, "en su vestido de fiesta", sorprendió al P: Hoffacker en 1958 en la plaza del campamento y quería hablar con el dirigente. El P: Hoffacker, vestido con pantalones cortos, se presentó como dirigente y capellán. A lo que la Hermana respondió con asombro: "¿Qué es Ud. entonces? ¿Es Ud. un capellán?"

Tales historias sucedieron en el correr de los 56 años de trabajo en los campamentos , y hay muchas más aún.

Una proviene del campamento de este año y en ella se explica la "magia del campamento". Para el P. Hoffacker la magia del campamento consiste en una "combinación de la naturaleza y de la gracia".

Poco antes de la "Consagración de los caballeros", en el último día del campamento, se cayó un joven desde la torre. El P. Hoffacker estaba en el Santuario de Monte Tabor, listo para celebrar la Santa Misa, y observó con cierta curiosidad al helicóptero que volaba sobre su cabeza; en ese momento un joven llegó corriendo, "casi como un chasqui", para contarle del accidente. Después de que el joven fuera evacuado, los demás muchachos llegaron muy perturbados. "El hermano del herido se me acercó y dijo que él no estaba bautizado, pero su hermano sí, y si él, no obstante esto, podía rezar por él" y continuó "Así funciona esto. Los mecanismos elementales de la naturaleza y la gracia se experimentan solo de esta manera. Esta es la escuela de la nación. Siempre joven, siempre actual"

El párroco y sus discípulos

Naturalmente, el párroco se interesaba también por lo que les sucedía a sus antiguos discípulos a lo largo de los años. Muchos habían seguido una vocación al servicio de la Iglesia. Las vivencias allá marcan de tal manera, que "en comparación, quince conferencias no lo logran" y los antiguos discípulos – algunos ya abuelos – recuerdan con gusto aquellos tiempos. También los participantes de este año ya han anunciado que la próxima vez quieren ir nuevamente con el P. Hoffacker. Él les sugirió buscar alguien más joven para el próximo año. Pero los jóvenes dijeron: "No, Ud. viene con nosotros el año próximo. ¡No tenemos ningún sacerdote más joven!"

Otros protegidos son los Padres de Schoenstatt que trabajaron como diáconos en su parroquia, tal como el P. Penners, (actual director del Movimiento en Alemania) del que dice riendo el P. Hoffacker: "Ha llegado a ser un poco importante, ¿no?"

El P. Hoffacker recuerda sus primeras estadías en Schoenstatt

También tiene estrechos vínculos con Schoenstatt. Llegó por primera vez en 1942, cuando el nacionalsocialismo ya había deportado a mucha gente a los campos de concentración, entre ellos al Padre Kentenich. El P. Hoffacker lo sabía y le interesó el tema.

En 1944 volvió a Schoenstatt. Allí trepó al coro de la antigua iglesia de peregrinos, fue detrás del órgano y allí recibió más informaciones sobre Schoenstatt de un sacerdote que estaba escondido. Este sacerdote, que le mostró claramente las cosas más importantes, le dio al P: Hoffacker la convicción de que "quien está contra los nazis es valiente. Esta clase de gente es la que necesitamos"

La decisión de ser sacerdote tiene mucho que ver con Schoenstatt. Se entusiasmó especialmente con las primeras vivencias en Schoenstatt. El 21 de julio de 1944 llegó aquí en sus vacaciones. El P. Hoffacker era paracaidista de la fuerza aérea alemana, y se encontró en el Santuario con un soldado de su división. El soldado abrió un libro con una imagen de su madre y una de la MTA, señaló la foto de su madre y le dijo que ella había muerto. Entonces se volvió a la imagen de la MTA y dijo: aún la tengo a Ella. Esta fue una experiencia decisiva para el P. Hoffacker. Cuenta: "¡Qué hombre genial! Si él tiene tal confianza en Dios, que dice: tengo aún una madre cuando tengo a la Mater, entonces yo también me la llevo". Desde entonces lleva consigo una imagen de la MTA.

Ella lo acompañó continuamente, incluso en su vuelo en medio de una lluvia de granadas en las Ardenas, lugar de las batallas más horribles de la Primera Guerra Mundial. Mientras tanto él tenía una cantimplora en la espalda, en la que después contó trece orificios de proyectiles. Pero el P. Hoffacker permaneció sano y salvo. Dijo de esto: "Servus Mariae nunquam peribit", es decir "Un hijo de María nunca se perderá", (frase escrita en torno al cuadro de la Mater en el Santuario). "Si yo no la hubiera tenido a Ella, no hubiera salido vivo de esa y de muchas otras situaciones. Sinceramente, no". Esta experiencia fortaleció su decisión de ser sacerdote.

Un encuentro singular

El P. Hoffacker puede contar también algo sobre el Padre Kentenich, con quien se encontró dos veces.

La primera vez fue en 1946, en la Casa de ejercicios. El Padre Kentenich habló con cada uno de los jóvenes asistentes. Al presentarse, Theo Hoffacker se dio cuenta que el Padre Kentenich conocía a una tía de él, que era Hermana de María. "Él sabía inmediatamente su nombre. ¡Ah!, pensé, este es un hombre que recuerda algo al primer intento y tiene una memoria excelente", dijo el sacerdote.

Cuando a los 36 años era el párroco más joven de la diócesis de Münster, el obispo de entonces le recomendó que pidiera la ayuda de una Hermana de María. En un encuentro con el Padre Kentenich, el P. Hoffacker le puso en la mano una esquela con su nombre y con este pedido. Más adelante él recuerda: "Puso la esquela en su hábito y saludó al siguiente. ¡Vamos!, pensé, esto es raro, con la próxima respiración el asunto se va a la luna". Pero sucedió otra cosa: ocho semanas después, se presentó al P. Hoffacker una Hermana de María para incorporase al trabajo. Finalmente lo resumió así: "Se podía confiar en él. Esto habla per se.".

Antes de que él volviera a Xanten, ofreció a sus oyentes visitarlo alguna vez en un campamento o acompañarlo en una "gira en bicicleta", como llamaba él a sus excursiones en las que ya había recorrido 200 Km. en tres días, para experimentar por sí mismo la "magia". Sonriendo, se conformó aún "pero Ud. debe apoyarse bien en los pedales. Ahora debo ponerme en marcha con un montón de muchachas, que preguntaron al final si pueden llevarme consigo otra vez. Yo las supero siempre cuando se sube a la montaña. Ellas han decidido hacerlo".

Se despidió con estas palabras. Con seguridad la próxima vez tendrá muchas nuevas historias para contar.

Traducción: aat, Argentina


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Last Update: 14.07.2006 Mail: Editor /Webmaster
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