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 published: 2006-06-09

Un fuego de alabanza que abrasaba los corazones

Peregrinación de la juventud para finalizar el Mes de María

 

Burundi, peregrinación de la juventud de los Movimientos al Santuario

Burundi: pilgrimage of the youth of the Movements to the Shrine

Burundi: Wallfahrt der Jugend der Bewegungen zum Heiligtum

 

Misa en la Iglesia de Peregrinos

Mass in the Pilgrims’ Church

Messe in der Pilgerkirche

 
 

Predica

Sermon

Predigt

 
 

Rezando por la paz

Praying for peace

Beten für den Frieden

 
 

Consagración

Consecration

Weihe

 
 

Bailes de alabanza

Dances of praise

Lobpreistanz

Fotos: Jeria © 2006

 
   

BURUNDI, P. Deogratias Maruhukiro. Este domingo 28 de mayo de 2006 en el santuario mariano de Monte Sión Gikungu tuvo lugar nuevamente un acontecimiento extraordinario. La peregrinación de ese día tenía un carácter un tanto especial por tratarse de la juventud de todos los movimientos de la Iglesia. Fueron numerosos los jóvenes que acudieron a la cita. El lugar de encuentro fue, como de costumbre, el hospital militar, al pie de la colina de Monte Sión Gikungu. Los jóvenes subieron rezando y cantando. Era como ver  - tal como en la Biblia - al pueblo santo que subía entre cánticos de alabanza a la ciudad del gran Dios.

Ya en la tarde del día anterior llegaron peregrinos de Muramvya y de Gihanga (situados a unos 30 Km. del Santuario), que habían hecho una caminata a pie de casi todo el día para estar presentes en este acontecimiento extraordinario.

Una liturgia extraordinariamente bella

En general, las liturgias en Monte Sión son bellas. Sin embargo, esta vez la liturgia no era solamente bella. ¡Era extraordinariamente bella! La misa comenzó a las 9,30 hs. y duró naturalmente tres horas y media, como toda misa de este tipo. La iglesia estaba totalmente llena. Se estima que había 4.000 fieles.

En su prédica, el obispo insistió sobre los conceptos "Iglesia" y "Católica". Con ello quería mostrar que todos estamos llamados a ser ese pueblo de Dios en marcha. Todos y cada uno tienen un lugar en esta asamblea que es la Iglesia.

También en esta Misa, la Sma. Virgen tuvo la alegría de acoger una vez más a nuevos cristianos que sellaron su Alianza de Amor con ella. Fue emocionante el momento en que estas personas rezaban en silencio su oración de Alianza. Había un gran silencio, y todas las 4.000 personas rezaban por y con ellos. Este profundo silencio daba la impresión como si el cielo se hubiera abierto y descendiera poquito a poquito hasta tocar la tierra.

El momento cumbre

Por estos lados, el momento de la acción de gracias es siempre algo inefable. Es difícil de describir con palabras la emoción y el ambiente de ese momento. En esta ocasión, hubo primero un coro congoleño, que hizo vibrar la asamblea con su canto lleno de vida. Pero el momento cumbre llegó cuando nuestro mejor coro (Sagrada Familia) entonó su canto preferido: "Para los hombres podrá ser imposible, pero para Dios todo es posible". (Imigambi y'Imana sinkiyabantu). En ese momento todo el mundo se puso de pie, incluso yo, que tenía un pie herido (me caí en la noche, hace algunos días). Más aún, incluso el obispo se puso a danzar en medio de los sacerdotes concelebrantes y marcaba el tono y el ritmo de la danza. Así de contagiante era la atmósfera.

Era realmente emocionante ver más de ocho mil manos al aire moviéndose al ritmo de un canto bien acompañado por los guitarristas, tambores y demás instrumentos. Era como una "ola" que se movía, pero no para aclamar a las estrellas de un partido de fútbol, sino más bien para danzar al ritmo de Dios y para alabarlo. Realmente si hubieran estado aquí, habrían sentido cómo esta "ola" era contagiosa. Había como un fuego de alabanza que abrazaba los corazones. Y en medio de este fuego las palabras que confirmaban nuestra fe: "Para los hombres podrá ser imposible, pero para Dios todo es posible".  Pensábamos en la paz tan anhelada.

En esta misa teníamos también algunas visitas. Se trataba de un grupo de 3 suizas y 3 suizos. En edad promedio tendrían unos 60 años, o quizás más. Son benefactores de algunas obras de caridad del obispado de Bujumbura. Esa mañana, acababan de llegar justo del aeropuerto a la misa, esto es, aún no habían tenido tiempo de adaptarse ni al clima ni al país.

Entre Suiza y Burundi hay una gran diferencia. Podríamos decir que ésta consiste no sólo en la cantidad de dinero en los bancos; es sobre todo una diferencia cultural. Así también, pienso, hay una gran diferencia en la manera de celebrar las misas.

Imagínense: si yo veo a alguien que viene aquí por la primera vez y que, de pronto, se siente entusiasmado y tocado por este fuego, pienso enseguida que aquí ha pasado algo muy serio en su corazón. Me daba cuenta claramente del entusiasmo de estas visitas suizas. Yo observaba cómo una de estas personas bailaba en forma libre y con entusiasmo al son y al ritmo de esta música. ¡Quizás era la primera vez en su vida que esta persona danzaba en una misa! Otro de ellos, un señor de unos 70 años de edad, nos contó después en la mesa: "yo estaba tan emocionado que incluso me salían las lágrimas". Para mí, todos estos signos eran una revelación de la riqueza y la profundidad de nuestra celebración eucarística.

Una motivación especial

Esta peregrinación tenía también una motivación especial. Al inaugurar el mes de María habíamos iniciado una « cadena de rosarios por la paz en Burundi ». Así es como habíamos anunciado que con la clausura del Mes de María íbamos a recolectar todas las oraciones (capital de gracias) para ofrecerlas, quemándolas después de la misa. Para ello, habíamos pedido ayuda también a nuestros amigos del extranjero. Fueron muchos los que respondieron a esta invitación. Yo no sé si decir que eran miles o millones los rosarios que se rezaron con esta intención, pues finalmente no pudimos contarlos, tanta era la cantidad. Como un signo les puedo contar que en el santuario teníamos una gran vasija de greda (símbolo de Caná) súper-llena con esos pequeños papelitos que expresaban las ofrendas en Capital de Gracias.

En todo caso los pusimos en el gran recipiente de metal, delante del santuario, para quemarlos y ofrecérselos a nuestra Madre como signo de nuestra ofrenda y nuestra petición por la paz. Incluso el obispo, antes de ofrecer, hizo una pequeña catequesis del significado de estos signos.

Había gente que estaba muy entusiasmada por esta iniciativa. Incluso había algunos que me preguntaban si podían seguir haciendo capital de gracias después del mes de María. Les he dicho que el trabajo por la paz continúa. Dimos un gran paso con estas ofrendas, fruto de nuestros esfuerzos de oración durante este mes de María, ¡pero hemos de continuar para que El nos de esta paz en abundancia!

Finalmente las ceremonias delante del santuario finalizaron con unas danzas elegantes presentadas por nuestros jóvenes en honor de la Sma. Virgen.

Desde aquí, queremos agradecer a todos los que de cerca o de lejos colaboraron para que esta jornada resultara tan exitosa. Agradecemos también a todos los que a través de esta nota se sentirán impulsados a rezar generosamente por nosotros y a apoyarnos en esta noble tarea de proclamar la misión de María.


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Last Update: 09.06.2006 Mail: Editor /Webmaster
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