published: 2006-05-05 |
Deben abrir el cielo para los hombresOrdenación diaconal en Schoenstatt. Mons. Pieschl, Obispo auxiliar de Limburgo, les deseó a los recién ordenados que "permanezcan bajo la mirada bondadosa y en los cálidos brazos de la Madre de Dios" |
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SCHOENSTATT, mkf. No sucede con frecuencia que un obispo recoja flores del jardín y las lleve a una solemne Eucaristía. Pero justamente esto ocurrió el pasado sábado 29 de abril, en la ordenación diaconal realizada en la Iglesia de la Adoración, en Schoenstatt. El obispo auxiliar de Limburgo, Mons. Gerhard Pieschl, consagró como diáconos a seis jóvenes de la India, miembros del Instituto de los Padres de Schoenstatt, que en poco tiempo más serán ordenados sacerdotes en su patria. Explicó la tarea del diácono, para alegría de todos los presentes, con las flores que recogió en el prado que rodea la casa de los Padres de Schoenstatt en el Monte Sión. A esas flores se las llama "llaves del cielo", dijo, y es precisamente para abrir el cielo para los hombres que recibieron estos jóvenes la consagración a través de la imposición de las manos del obispo, acompañados por la oración de sus hermanos de comunidad, de la Familia de Schoenstatt, de sus parientes y amigos. La universalidad se manifestó no solamente por la presencia de Padres de Schoenstatt de todos los continentes, sino también por los numerosos elementos litúrgicos de la India. Al comienzo de la ceremonia fue encendida la "lámpara india". Sus cinco llamas representan los cinco elementos: agua, fuego, tierra, aire y aroma. Cantos en tamil y en malayalam, los idiomas nativos de los diáconos; elementos de adoración con incienso y flores, frutas sobre el altar: quien quiera experimentar la Iglesia universal en su original multiplicidad, siempre tiene la oportunidad de hacerlo en este tipo de celebraciones que se realizan en Schoenstatt. El marco musical de la Santa Misa lo pusieron los novicios y seminaristas de los Padres de Schoenstatt alemanes, húngaros, suizos, filipinos, checos e indios. Corrientes de agua vivaLa imagen y el ideal del "Santuario viviente" y la frase de las corrientes de agua viva marcaron fuertemente los símbolos y los ritos de la rica y a la vez sencilla ceremonia, en la que recibieron el diaconado por la imposición de las manos y la oración del Obispo, Dhanabal Arockiasamy, Celestine Irudayaraj, Joe Irudayaraj, Sherín Kannappilly, Binoy Parakkada y José Punnakattu. En la homilía, Mons. Pieschl se refirió al antiquísimo rito y a la importancia y el significado del diaconado. Un regalo para MaríaAl finalizar la Santa Misa cada uno de los seis nuevos diáconos le ofreció una rosa a la Mater, para expresarle su gratitud y para consagrarle su próximo camino al sacerdocio. Para ello rezaron en común la pequeña Consagración. Mientras tanto Mons. Pieschl esperaba en las gradas del altar, y al final tomó el micrófono para rezar una oración espontánea a la Mater: "María, no te he traído ninguna rosa", dijo. Y continuó: "Qué alegría es que tengas ante ti a estos jóvenes. Que los acompañe tu bendición, tu mirada bondadosa y tu cálido abrazo". Toda la Familia de Schoenstatt y los participantes en esta celebración se unieron de corazón a este deseo. Agradeció por el encuentro con María "y su comunidad" en este lugar de gracias y le encomendó a Ella todas sus intenciones y ruegos. Tomó con mucho humor los apellidos tan difíciles de pronunciar de los diáconos y los pasó por alto al entregarles el certificado de su ordenación. Después de la Santa Misa el radiante tiempo primaveral dio ocasión de felicitar a los nuevos diáconos y de saludar a los Padres de Schoenstatt que hace tiempo no se veían. La fiesta terminó en el Monte Sión, con café y torta. Traducción: aat, Argentina
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Last Update: 09.05.2006
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