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 published: 2006-05-19

Una carta a la Mater vale dos pares de zapatos

Mi experiencia a tres días de emprender mi viaje a Schoenstatt

 

Una carta a la Mater vale un par de zapatos... Cartas y zapatos en la tumba del Padre

A letter to the MTA is worth two pairs of shoes – Letters and shoes at the Founder Chapel

Ein Brief an die MTA ist zwei Paar Schuhe wert – Briefe und Schuhe am Grab Pater Kentenichs

 

Schoenstatt en Tandil, Argentina, presente en la tumba del Padre

Schoenstatt in Tandil, Argentina, present in the Founder Chapel

Schönstatt in Tandil, Argentinien, am Grab Pater Kentenichs präsent

 
 

Juliana Garmendia caminando por Schoenstatt

Juliana Garmendia walking through Schoenstatt

Juliana Garmendia in Schönstatt

 
 

Todos quieren estar en el Santuario Original

All want to be present in the Original Shrine

Alle möchten im Urheiligtum sein

Fotos: Garmendia © 2006

 

 

 

SCHOENSTATT, Juliana Garmendia. Tres días antes de partir hacia Schoenstatt, Alemania, y sin perder la costumbre de hacer todo a último momento, salí a buscar unos zapatos cómodos para mi viaje. Una amiga de la familia me había prestado unos para que los caminara y viera si me resultaban, pero temiendo por sus zapatos en mis pies tantos días decidí darme una vuelta por la zapatería donde los había comprado. Sabía que no iba a ser fácil conseguir aquellos zapatos, ya que habían estado en liquidación al final del verano en la Argentina (febrero).

Efectivamente, cuando llegamos y preguntamos por ellos, la dueña del negocio nos dijo que lo lamentaba pero que sólo quedaba un par en el depósito y vaya uno a saber en qué caja estarían guardados. Mientras, me mostraba los nuevos modelos para el invierno. Después de explicarle que yo necesitaba unos con colores más alegres me preguntó si viajaría al calor. Mi mamá, que me acompañaba, respondió rápidamente que sí, y sorprendidísima al ver una imagen de la Mater en el mostrador agregó que estaba por viajar a Schoenstatt. Entonces, como lo hice con todas las personas con las que me fui encontrando una vez confirmado mi viaje, le ofrecí si quería escribirle una carta a la Mater.

Las cartas de amor no pasan de moda...

Ni bien terminé de proponerle que escribiera una carta a la Mater, apareció en los ojos de la señora un brillo muy especial, por el que podía ver la enorme emoción y la alegría que sentía ante la posibilidad de escribirle una carta a Ella. En seguida se acercó y me dijo que encantada la escribiría. Imagínense, no quiso despreciar semejante posibilidad. Después de que la emoción la dejó articular unas palabras me preguntó a donde acercar la carta, pero como durante las últimas 72 horas no era nada seguro encontrar a alguien en casa quedamos en que al día siguiente yo la pasaría a buscar.

Cómo habíamos arreglado, y en medio de las muchísimas cosas que me faltaba preparar para mi viaje, pasé por la zapatería. Allí estaba la señora, esperándome ansiosa con su carta y la de las dos chicas que la ayudan en el negocio. Para mi sorpresa habían encontrado el par de zapatos por el que había preguntado el día anterior. Así que me saqué mis zapatillas y me los probé, pero como también encontraron los mismos en otro color, se me hizo difícil decidirme cual me gustaba más. Así que la llamé a mamá por teléfono para que me ayudara a elegir, pero mi mamá es menos decidida que yo, por lo que nos costó más hacerlo. La dueña, muy amable, me ofreció llevarlos a casa y probármelos con la ropa que llevaría en el viaje par que vea cual me combinaba mejor, y que mi mamá se los alcanzara la semana próxima. Acepté la propuesta y fui decidida al mostrador a pagar el par de zapatos que me llevaría a Alemania, pero la dueña no quiso de ninguna manera que se los pagara, explicándome que le debía tanto a la Mater y que como era imposible mandarle un ramo de flores, se las quería ofrecer con el par de zapatos que gustosa me regalaba. La emoción fue inmensa, se imaginan ¡no todos los días uno recibe de regalo un par de zapatos!

Un buen debut

Una vez que llegué a Schoenstatt le mostré los zapatos a la Hna. Kornelia y le conté lo que me había pasado. Ella, sorprendidísima por la historia que traía entre mis zapatos, me sugirió que la escribiera después de hacer una pequeña peregrinación por el Santuario Original y por la tumba de Padre J. Kentenich.

Ayer, después de que salí de la Oficina de Prensa, me fui al Santuario a rezar unas oraciones por todos autores de las cartas que había traído y por algunas peticiones especiales. Además tomé coraje para poder caminar el kilómetro y medio cuesta arriba con mis zapatos nuevos hasta la tumba del Padre, lugar donde finalmente dejé las cartas. Llegué un poco agitada, pero después de respirar hondo varias veces, entré y volví a rezar.

El silencio en aquella capilla era impresionante, había cinco Hermanas rezando y algunos peregrinos agradeciéndole al Padre. El cierre de mi mochila rompió un poco el clima de meditación que había, pero terminé desconcertándolos más cuando al dejar las cartas me saqué los zapatos poniéndolos junto a los sobres que traía desde Tandil, y tomando distancia saqué algunas fotos.

La Mater responde su correspondencia

Finalmente, me quedé con los dos pares, dejándole a mi mamá el dinero para que pasara por la zapatería a pagarlos y a agradecerle nuevamente el regalo a la dueña del negocio. Como temía, la señora no quiso cobrarle el segundo par. Pero esa no fue la única sorpresa. Todo superaba la capacidad de asombro de la dueña, la Mater agradeció inmediatamente su carta y la de las dos mujeres que la ayudan en la zapatería haciéndoles una visita muy especial. A cambio de los zapatos la Mater – en la imagen da la Auxiliar de la Campaña - se instaló en una de las vidrieras del local para que pudiera regalarle finalmente un gran ramo de flores.

Carta a la Mater: materschoenstatt@googlemail.com

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Last Update: 19.05.2006 Mail: Editor /Webmaster
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