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 published: 2006-05-19

"Permanezcan en la ciudad hasta que sean revestidos de la fuerza de lo alto"

Homilía en la Sta. Misa de Alianza, Schoenstatt, 18 de mayo de 2006 - Monseñor Peter Wolf

 

 

Predica: Mons. Peter Wolf

Sermon: Mons. Peter Wolf

Ansprache: Mons. Peter Wolf

Foto: POS Fischer © 2006

 

 

 

Celebramos la Santa Misa de Alianza: nos motiva nuevamente contemplar nuestra Alianza de Amor a la luz del tiempo litúrgico. En este mes, el día de Alianza cae en el tiempo pascual, en el que la Iglesia se prepara para Pentecostés. Unas palabras de Jesús, antes de su Ascensión al cielo, nos deben iluminar en esta noche: "Permanezcan en la ciudad hasta que sean revestidos de la fuerza de lo alto". (Lc.24,49). Estas palabras de Jesús aparecen en el capítulo final del Evangelio de San Lucas, antes de la Ascensión. Es lo que les pide para el tiempo que sigue a su despedida de los discípulos, a los que bendice cuando sube al cielo. La lectura de los Hechos de los apóstoles que hemos escuchado, narra como la primera comunidad de Jerusalén lo cumplió fielmente. Ellos son los primeros discípulos, los apóstoles, la Madre de Jesús, a los que se los menciona como las mujeres y los hermanos.

Ellos permanecieron en la ciudad. Era su voluntad, su pedido. Ese es el lugar donde retomar las experiencias y apropiarse de ellas. Tienen que retomar y comprender lo que sucedió desde el Bautismo en el Jordán, lo que ocurrió en esa ciudad en las últimas semanas en torno a la muerte y resurrección del Señor.

Cuando de trata de la fe, "permanecer" es una palabra importante. En la Biblia, la fe es un estar fijado, un amararse en Dios, en las experiencias que Él ha regalado. En Israel la fe no estaba relacionada en primer lugar con las ideas, sino con lugares concretos, tales como el Mar Rojo, el monte Sinaí, la tierra prometida, la ciudad santa de Jerusalén. Después de la Pascua, para los discípulos todo el país estaba lleno de vivencias, comenzando por el Mar de Galilea donde Él los había llamado, las ciudades de Cafarnaúm y Cesarea de Filipo, el Monte Tabor y el Huerto de Getsemaní, hasta la crucifixión y el sepulcro.

Me encanta imaginar que los días en Jerusalén y la espera de Pentecostés estuvieron llenos con los relatos y narraciones recíprocas de lo que cada uno había vivido y comprendido en el camino. Tal como hoy sucede con la búsqueda de huellas. Alguien comienza a contar, los otros se animan a exponer sus vivencias. Se ayudan mutuamente a comprender, se ayudan mutuamente a interpretar y fortalecerse así en la fe. Según la tradición, los primeros discípulos estaban reunidos en el Cenáculo, donde el Señor había tomado con ellos la última cena y donde se había despedido.

También hoy valen para nosotros estas palabras de Jesús: "Permanezcan en la ciudad". Esta noche no salimos en un viaje apostólico, ni para algún compromiso en la parroquia. No nos sentamos delante de la computadora para responder el correo electrónico llegado de todo el mundo. Estamos aquí y permanecemos aquí, en nuestra ciudad, en nuestro "Schoenstatt" (nuestra "hermosa ciudad"). Queremos estar aquí, en este lugar, sí, queremos hacerlo verdaderamente al pie de la letra e ir a aquel lugar donde sucedió todo esto. Estamos reunidos donde nuestro Padre y Fundador comenzó a reunir a las personas y a conducirlas a la vinculación con la Mater. Queremos estar en contacto con este lugar, permanecer aquí, para recibir el impulso original, la experiencia original de la Alianza de Amor. La celebración de la Alianza en el Santuario Original es un modo concreto de la permanencia y de la fidelidad de cumplir con la misión que nos entregó el Señor.

Hoy queremos comprender también las palabras "Permanezcan en la ciudad hasta que sean revestidos de la fuerza de lo alto" en vista a la gran invitación que ha hecho el Santo Padre para acudir a Roma en Pentecostés. Muy pronto después de su elección invitó a los Movimientos de la Iglesia para la vigilia de Pentecostés en la plaza de San Pedro. También Roma es un lugar donde se puede vivir y experimentar la fe. Es una ciudad que invita a estar ante los sepulcros de los apóstoles, de los mártires y de los santos. En esa ciudad, la misión encargada a Pedro de ser roca de la Iglesia, ha encontrado desde hace siglos un lugar, un hogar.

El Santo Padre nos ha invitado a reunirnos como lo hicieron entonces los apóstoles, para rezar con la Madre de Jesús, hasta que seamos revestidos con la fuerza de lo alto. En la fe, estamos convencidos que el Señor cumple siempre sus promesas en ese lugar. Podemos creer en esas experiencias porque tenemos la experiencia del Concilio realizado allá, los funerales de nuestro Papa Juan Pablo II o también la experiencia de Pentecostés de 1998, cuando los Movimientos fueron invitados por primera vez a vivir la vigilia de Pentecostés con el Papa. Este año se esperan unos 300,000 miembros de los Movimientos y Comunidades. Del Movimiento de Schoenstatt estaremos allí unos mil doscientos peregrinos.

En nuestra peregrinación a Roma vamos a llevar el nuevo Estatuto de la Obra Internacional de Schoenstatt y lo entregaremos el lunes siguiente a Pentecostés en el Pontificio Consejo para los Laicos, a fin de obtener el reconocimiento papal. La Presidencia General lo ha elaborado durante los últimos años, con el acuerdo de muchas Presidencias Nacionales. Ahora, por nuestra parte esta listo y se presentará en Roma. Esto me lleva a citar por tercera vez las palabras de Jesús sobre el permanecer: "Permanezcan en la ciudad hasta que sean revestidos de la fuerza de lo alto". Un Estatuto General de un Movimiento no se formula en los comienzos de su existencia. Describe a una comunidad al término de la etapa fundadora. Un Estatuto expresa lo que debe permanecer, lo que nos caracteriza y lo que tiene validez definitiva.

Con nuestro Estatuto decimos: Permanecemos fieles al Santuario, nuestra fuente y centro espiritual. Permanecemos fieles a la Alianza de Amor con la Madre tres veces Admirable. Permanecemos fieles a lo que el Espíritu Santo ha obrado en nuestro Padre y en nuestra Familia, tanto en la espiritualidad como en la fundación de comunidades originales para el futuro de la Iglesia. Queremos ofrecer nuestro aporte y ponernos a la disposición de la Iglesia con todo lo que tenemos. Con este espíritu llevamos a Roma nuestro estatuto.

OMNIA MATRI ECCLESIAE.

Todo por la Madre Iglesia y todo por la Madre de la Iglesia. Que para eso nos revista de nuevo la fuerza de lo alto.

Traducción: aat, Argentina

 


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Last Update: 19.05.2006 Mail: Editor /Webmaster
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