Peregrinar a Tierra Santa es escribir el quinto Evangelio

Cuarenta y cinco argentinos peregrinaron tras las huellas de Jesús y María

Imitar el Si de Maria... Repeating Mary’ Yes Marias Ja wiederholen
En la gruta de la Anunciación At the Annuntiation grotto In der Verkündigungsgrotte
Acto de bautismo en el rio Jordan Baptism act the River Jordan Tauferinnerung am Jordan
La MTA en la gruta de pastores The MTA in the Shepherd’s grotto Die MTA in der Hirtengrotte
Recuerdo de la muerte de Jesús Jesus, you died for su... “…der für uns gestorben ist” Fotos: Losada © 2006 Album de fotos – photo album – Fotoalbum

TIERRA SANTA, Silvia Sibay de Losada. Cuando me pidieron que volcara en un papel las experiencias vividas durante la peregrinación a Tierra Santa y a Schoenstatt, sentí que tenía que abrir mi corazón y dejar salir todo lo que en él fui guardando a lo largo de estos días regalados por Dios.

El 20 de marzo pasado partimos 45 peregrinos desde la Argentina, acompañados por el Padre Pablo Pol. Nuestro destino era ir primero a Tierra Santa, para continuar luego hacia Schoenstatt. Llegamos a Tel Aviv cargados de fotos, cartas, intenciones y objetos religiosos; algunos de ellos confiados por amigos y familiares que no pudieron viajar.

No faltaba en mi equipaje de mano mi imagen peregrina, la MTA con su cinta patria, la corona y el rosario; ¡mi compañera inseparable durante todos el viaje!

Nuestros guías en Tierra Santa pusieron todo su esfuerzo y conocimiento para que vivenciáramos al máximo cada lugar sagrado. Casi todos teníamos una intención común: seguir los pasos del Señor en su tierra, para conocer mejor y, en algunos casos, encontrarnos con Él. Leonardo, nuestro excelente guía, dijo una frase que nos llegó muy hondo: "Peregrinar a Tierra Santa es escribir el 5° Evangelio"... ¡qué verdad revelan esas palabras! Lo que quedó en nuestro corazón y en nuestra memoria será transmitido a familiares, amigos, compañeros, a través de fotos, videos y experiencias personales. Pronto serán cientos de personas las que conocerán más de esa tierra bendita de Jesús y de María.

"Ya están pisando nuestros pies, tus umbrales Jerusalén"

A nuestra llegada, nos alojamos en Jerusalén, la tierra de Jesús y de María. La ciudad está construida sobre piedras blancas y rosadas, a más de 600 metros sobre el nivel del mar. Desde allí partimos a Belén, a visitar la Basílica de la Natividad, con las grutas.

En esos lugares tan queridos, me sentí como una niña, buscando los brazos de María que acunaron al Niño Jesús. Al llegar a la gruta de los pastores, tuvimos una grata sorpresa. ¡la Mater está entronizada allí!

Siguieron los lugares santos: Ain Karim, el Santuario de la Visitación, la iglesia de Santa Ana. En cada lugar el Padre Pablo Pol celebraba la Santa Misa y nos conmovía con sus homilías. Comenzamos a acompañar a Jesús en la Vía Dolorosa, rezando el Rosario, hasta llegar a la Basílica de la Resurrección, Calvario y Santo Sepulcro.

Recorriendo esas calles empinadas, donde nos costaba caminar llevando solamente nuestras cruces interiores, reflexioné sobre la fortaleza y sufrimiento de ese Hombre-Dios, que con su madero a cuestas, caía y se levantaba sin renunciar al tormento, por nuestra salvación.

Legamos al Santo Sepulcro y aún sabiendo que estaba vacío, como predicara el Padre Pablo, la fe en que en ese lugar padeció y murió el Redentor me llevó a postrarme y llorar con dolor y agradecimiento.

Siguieron las visitas al Cenáculo y a la iglesia de la Dormición de María, Betania y el Lago de Galilea. Todo esto nos acercó a María.

Imitando a María: "Aquí estoy Señor dispuesto a todo, para hacer tu voluntad"...

En la Basílica de la Anunciación vivimos un momento muy emotivo, al recordar que el "Sí" de esa jovencita, que no sabía bien lo que estaba pasando, y su total entrega, trajo la salvación al mundo. Y allí surgió de mí esa respuesta, imitando a María: ..."Aquí estoy Señor dispuesto a todo, para hacer tu voluntad"...

Fueron muchos los momentos de la peregrinación que marcaron mi corazón, y sobre los que debo reflexionar: el Santo Sepulcro, la Anunciación, la Basílica de la Visitación que demuestra la servicialidad de María. Aún estando embarazada, corre a ayudar a su prima Isabel sin importarle el cansancio. Solamente recorriendo esos caminos se toma conciencia del largo camino que recorrió María.

Dedico un capítulo aparte a la renovación de las promesas bautismales, en el Jordán. Cuando partimos de la Tierra de Jesús, sentimos que nuestro corazón y recuerdo quedaban entre esas piedras que custodian la historia de la cristiandad.

Mi imagen peregrina parte de aquí cargada de gracias, para transmitirlas a todas las familias que la esperan con mucho amor.