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 published: 2006-04-21

Felices Pascuas desde Roma

Roma - Semana Santa 2006

 

Pascua en Roma

Easter in Rome

Ostern in Rom

 

San Pedro, lleno de pergrinos

Saint Peter’s, filled with pilgrims

Der Petersplatz, gefüllt mit Pilgern

 

La familia iglesia se reune

The family unites at home

Die Familie der Kirche kommt zusammen

 

Antes de la bendición Urbi et Orbi

Before the Urbi et Orbi blessing

Vor dem Segen Urbi et Orbi

 

Benedetto!

Benedetto!

Benedetto!

Fotos: Donnelly © 2006

 
   

ROMA, P. Alberto Eronti. La que algunos Padres de la Iglesia llamaron "la Gran Semana" de la Redención, tendrá este año sus matices propios. Será la primera Semana Santa, en más de un cuarto de siglo, sin la figura de Juan Pablo II, cuyo final -verdadera pasión- lo llevamos fijado en nuestros afectos. Será la primera de Benedicto XVI como Papa, quien el domingo de Pascua celebrará también su 79 cumpleaños. Un Papa muy amado estará en el recuerdo; otro, que nos va conquistando, nos dará el anuncio Pascual y nos bendecirá como Vicario del Cristo Pastor y Maestro.

 La "Ciudad eterna" está colmada de peregrinos. Es un fenómeno que no cesa, como ya dije en otra oportunidad; Juan Pablo II logró que, independiente de quién lo sea, "el Papa es el Papa" y su figura blanca es amada, buscada y saludada con verdadero fervor. ˇEl valor enorme de un símbolo!

Dios ama al hombre

La Encíclica "Dios es Amor" se va constituyendo más y más en el "programa" del Papa Ratzinger, por eso su ocupación constante es destacar que Dios ama al hombre, lo ama con amor inalterable. Sin embargo el hombre tiene un particular poder: cerrar su corazón al amor, al bien y a la belleza que le son ofrecidos en pura gratuidad. Es como si el hombre desconfiara que se le pueda amar sin condiciones previas, cosa que le ocurrió a Adán y por eso pecó, por eso cerro su corazón a Dios y no se confió a tanto amor. A favor de Adán podemos decir que no pecó de indiferencia, cosa que sí ocurre con muchos hombres y mujeres de nuestro tiempo, y "quiso ser como Dios". La indiferencia y la increencia, el subjetivismo y las emociones desorientadas, tienen como fundamento el rechazo a la Verdad revelada. Dios le dice al hombre quién es, pero el hombre pareciera no interesarse en ello. Dios le ofrece al hombre iluminar sus noches interiores, pero éste pareciera empecinado en rechazar la luz.

Esta realidad habría decidido la elección del tema central del Vía Crucis del próximo Viernes Santo en el Coliseo de Roma, cuyo texto -ha pedido del Papa- ha sido preparado por el Arzobispo Angelo Comastri. Para el Santo Padre es claro que la pérdida creciente de la conciencia de pecado significa también la incapacidad para comprender y vivir la redención como un don. El hombre actual tiende a rechazar la conciencia de pecado y por eso mismo rechaza la necesidad de la redención. El principio es muy simple: si no reconozco que estoy enfermo, no busco médico. Sin embargo el pecado, entendido como una ofensa a Dios, a uno mismo, a los demás y a la creación, ha adquirido dimensiones de horror. Como prueba basta leer o escuchar las noticias diarias: hoy los medios nos ofrecen una interminable lista de indignidades, crueldad y muerte. San Juan, en su primera carta, afirma que "sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida, porque amamos". El pecado es muerte, el amor es vida, así de simple, así de profundo.

ˇDios es amor!, también deberíamos poder decir: ˇel hombre redimido es amor!

Que el Papa quiera poner en el centro de la conciencia de la Iglesia la meditación sobre el desamor, esto es sobre el pecado, no es extraño. Pero lo quiere no para machacar en la debilidad y la miseria del hombre pecador, sino para abrirle una puerta a la esperanza. ˇSi justamente la Semana Santa celebra la victoria del amor sobre el desamor! El hombre, llamado a ser "imagen y semejanza" de Dios, va perdiendo cada vez más aquello que le es más propio y que lo engrandece. De aquí el sentido de esta "Gran Semana": recordar al hombre la grandeza y dignidad que Dios le ha otorgado por el más puro y desinteresado amor. La Institución de la Eucaristía, la Pasión y Muerte, y el grito gozoso del ˇResucitó!, no son sino la manifestación de un Dios que ama al hombre sin medida, a la vez que llama al hombre al amor. ˇDios es amor!, también deberíamos poder decir: ˇel hombre redimido es amor!

Esta verdad es la que signó la vida de nuestro Padre Fundador y es lo que le lleva a orar: "Cruz santa, a tus pies me rindo y canto un ardiente himno de gratitud y de júbilo: ˇen ti consumó nuestro Señor la Redención que nos ha hecho hijos de Dios". "Quiero ponerte en la hondura de mi alegre corazón y regalarte de continuo mi amor entero; quiero fundar toda mi esperanza de vida en ti, Señor crucificado, y en María, tu Compañera" (H. el P. nş 329-330). El Padre se rindió a los pies de la Cruz, se rindió en el mismo lugar donde María, de pie, vivió la hora del amor del amor extremo de Dios al mundo. Que también nosotros, como él, en esta Semana Santa nos "rindamos al Amor".

Desde Roma, les envío un saludo cordial y el deseo de una muy feliz y bendecida Pascua de Resurrección 2006. El domingo recibiré, a nombre de todos los que peregrinen en espíritu a la Plaza de San Pedro, la bendición "Urbis et orbis".

El articulo fue escrito el 11 de abril.


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Last Update: 21.04.2006 Mail: Editor /Webmaster
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