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 published: 2006-04-26

Lo que he llegado a ser es en virtud de haber sido siempre discípulo del Padre Kentenich

Solemne Eucaristía en el centenario del nacimiento de un discípulo: el P. Franz Bezler

 

Simbolos de la vida de Padre Franz Bezler, en la Misa del centenario de su nacimiento

Symbols of Father Franz Bezler’s life, at the centenary Mass

Symbole für Leben und Wirken von Pater Franz Bezler in der Messe zu seinem 100. Geburtstag

 

P. Franz Bezler, con el P. Kentenich

Fr. Franz Bezler, with father Kentenich

Pater Franz Bezler mit Pater Kentenich

 

El maestro y su discipulo

The master and his disciple

Der Meister und sein Jünger

 

Misa del centenario, en la Iglesia de la Adoración

Centenary Mass, in the Adoration Church

Gottesdienst zu seinem 100. Geburtstag, in der Anbetungskirche

 

Celebrantes en el altar: P. Ludwig Güthlein, P. Oskar Bühler, P. Felix Kreuzwald, P. Josef Fleischlin, P. Egon Zillekens

Celebrants at the altar: Fr. Ludwig Güthlein, Fr. Oskar Bühler, Fr. Felix Kreuzwald, Fr. Josef Fleischlin, Fr. Egon Zillekens

Zelebraten am Altar: P. Ludwig Güthlein, P. Oskar Bühler, P. Felix Kreuzwald, P. Josef Fleischlin, P. Egon Zillekens

 

Prédica: P. Rudolf Mosbach

Sermon: Fr. Rudolf Mosbach

Predigt: P. Rudolf Mosbach

 

Entrega de simbolos

Presentation of the symbols

Überreichung der Symbole

 

Encuentro familiar en la granja

Socializing in the barn

Familienhafte Begegnung in der Scheune

 

Detalle de la casulla, hecha por Louise Auger de los matrimonios pioneros en Milwaukee

Detail of the vestment made by Louise Auger of the pioneer couples in Milwaukee

Detail des von Louise Auger in Milwaukee genähten Messgewandes

Fotos: POS Fischer © 2006

Album de fotos – photo album – Fotoalbum

 
   

SCHOENSTATT, María y Klaus Hoppmann / mkf. "Algún día todo Padre de Schoenstatt cumplirá 100 años, ¿acaso de aquí en más vamos a celebrar ahora todos los centenarios?". Una pregunta que dejó de ser relevante después de la solemne Santa Misa celebrada en memoria del centenario de nacimiento del P. Franz Bezler, y no precisamente a raíz de la sorpresa anunciada al final de la misa por el P. Oskar Bühler, donde comunicó – simultáneamente con Roma –la designación de Mons. Ignacio Sanna como Arzobispo. Este 22 de abril, todos los que respondieron a la invitación de la Federación de mujeres tuvieron la posibilidad de "adentrarse" vitalmente en la historia de Schoenstatt, que es la historia del vínculo entre el Fundador y aquellos que lo siguieron.

"En algunos siglos existen hombres que tienen la misión de ser creativos. Son unos pocos. La misión de los demás es ser obedientes, y es eso lo que quisiera ser yo. El Padre Kentenich fue mi primer educador y también el último. He sido su seguidor". Esto afirmó el P. Franz Bezler el 7 de junio de 1954, cuando celebró sus bodas de plata sacerdotales. Digamos "dispuestos" en lugar de "obedientes", sugirió el P. Rudolf Mosbach. Este fue el tono que predominó en la Santa Misa, el mismo tono que caló hondo en la vida de quienes - en el ámbito de la Jornada Mundial de la Juventud- una nueva generación fundadora de Schoenstatt dio en llamar con todo entusiasmo "héroes". Es el tono que envuelve el llamado personal a Schoenstatt y que lo hace resonar. El Padre Kentenich tuvo a su lado a un José Engling en cada etapa de su vida, reveló décadas atrás el P. Alex Menningen en una jornada de la Juventud Femenina. "Hablaba de José Engling, de la Hna. M. Emilie, de la generación del Ver Sacrum... y a mí siempre me parecía que hablaba también de él mismo", expresó una Hermana de María durante el refrigerio del mediodía recordando las palabras del P. Alex. "Finalmente dijo al pasar: también hoy se necesita un José Engling. Y recuerdo como si fuera hoy que mi corazón respondió: Padre, ¿quieres que sea yo tu José Engling hoy?"

Seguirlo, ser su discípulo, ser un nuevo José Engling para el Padre, que jamás quiso hacer nada solo en la Familia: un llamado que conmovió tanto a Don João Pozzobon como a Gilbert Schimmel, que al igual que el P. Franz Bezler este año festeja su centenario de nacimiento.

Franz,¡hazlo tú! - El discípulo asume la misión del maestro

Mons. Félix Kreuzwald, asistente de la Federación de mujeres y, como tal, sucesor del P. Bezler, fue el celebrante principal de la Santa Misa solemne en la que se lo recordó. El P. Bezler nació el 26 de abril de 1906, fue ordenado sacerdote el 2 de julio de 1929, y falleció el 3 de febrero de 1990.

En su prédica, el P. Rudolf Mosbach ilustró con tres frases del Padre Kentenich dirigidas a Franz Bezler este lazo entre maestro y discípulo.

La primera frase fue: Franz ¡hazlo tú! "Como director espiritual en el seminario menor, el P. Bezler – tal como hiciera su antecesor inmediato, el P. Alexander Menningen – buscó mantener viva la tradición de los primeros tiempos de Schoenstatt: el amor a la Mater en el Santuario, y la vinculación a los héroes de la generacion fundadora", dijo el P. Mosbach. Corrían entonces los tiempos del nacionalsocialismo. El P. Bezler era también responsable de la juventud masculina y femenina. En 1939 nació la corriente del Ver Sacrum, que pronto captó a toda la Juventud Masculina.

Ya al final de los años ’20 el Padre Kentenich sembró la idea del Ver Sacrum cual "semilla", pero no cayó en tierra fértil entonces y no creció. Como símbolo de la corriente del Ver Sacrum esa generación de la Juventud Masculina eligió la lámpara votiva del Santísimo en el Santuario Original. En la noche del Año Nuevo de 1941 llegaron a Schoenstatt los representantes de la Juventud Masculina de las diócesis donde era asesor el P. Bezler y colocaron el símbolo en el Santuario Original. Lo bendijo el Fundador, dándoles una plática allí mismo. Cuando el P. Bezler le pidió que encendiera la lámpara, le contestó breve y decididamente: "Franz, hazlo tú", contó el P. Mosbach.

El discípulo acepta el pedido del maestro.

"¡Tú me perteneces, Franz!" - El discípulo está profundamente vinculado al maestro

El 6 de abril de 1945, poco antes de finalizar la segunda guerra mundial, el Padre Kentenich fue liberado del campo de concentración de Dachau. Unas semanas después vio llegado su fin también el nacionalsocialismo. El P. Bezler salió de la clandestinidad y saludó al Padre Kentenich después de años de separación exterior. Y en ese momento el Padre Kentenich le dijo: ¡Tú me perteneces, Franz!".

Según el P. Mosbach, esta expresión "debemos interpretarla de dos maneras. Es una exigencia de disponibilidad y un regalo de cobijamiento". La disponibilidad se muestra en su compromiso con el Movimiento de Schoenstatt, y desde 1949 en la refundación de la Federación de mujeres. Es la época en la que Schoenstatt resurge ampliamente después de la persecución del nacionalsocialismo, y a la vez, el tiempo que dará inicio a una nueva prueba. Con el Fundador en el exilio, el discípulo pronto es excluido como él, malinterpretado, apartado de sus tareas. La disponibilidad es también cobijamiento, destacó el P. Mosbach. El discípulo está profundamente vinculado con el maestro, y éste con él.

"Franz, esto no puedes hacerlo tú. Debo hacerlo yo mismo"

Después del regreso del Padre Kentenich del exilio, el P. Franz Bezler fue designado como Director del Movimiento en Alemania. El P. Mosbach describió la situación tan familiar: "Entretanto el Movimiento de Schoenstatt en Alemania se había desarrollado y desplegado ampliamente tanto en sus ramas como en las diócesis. El Fundador lo comparó con una "flota" en la que cada nave tiene su propio "capitán". Cada rama, circulo y comunidad cuidaba celosamente su autonomía, planeando y organizando cada uno de ellos sus proyectos y emprendimientos a menudo por su propia cuenta... Con gusto el P Bezler hubiera querido presentarle al Fundador, regresado a su patria tras 14 años de exilio, un Movimiento unido e integrado, que fuera causa de alegría para él.

Cuando le manifestó al Fundador su desilusión y desconcierto porque sus esfuerzos por lograr especialmente un trabajo conjunto no habían tenido éxito, recibió como respuesta: "Franz, ¡esto no puedes hacerlo tú! Debo hacerlo yo mismo".

La rosa

En el ofertorio algunas mujeres de la Federación llevaron al altar símbolos relacionados con la vida del P. Bezler: una lámpara del Ver Sacrum, el símbolo del Padre para el Santuario Original, una casulla, pan y vino. La casulla tiene una historia especial: fue un regalo del Padre Kentenich a su discípulo. Viene de Milwaukee y tiene como símbolo una rosa, la rosa del grupo de los matrimonios pioneros, un grupo de la Obra Familiar del que formó parte Gilbert Schimmel y que selló su Alianza de Amor con el signo del "intercambio de rosas". Louise Auger, integrante de ese grupo, confeccionó la casulla con el vestido de casamiento de su hija, fallecida a causa de un tumor siendo ya una joven madre. Volcó todo su dolor al coser la casulla, a la que adornó con el símbolo de su grupo y con su lema, y se la regaló al Padre Kentenich.

Nunca más volvería a verla ella, y no sabía que el Padre Kentenich se la había regalado al P. Bezler. Transcurrieron varias décadas. En el año 1999 Louise Auger llegó por primera vez a Schoenstatt. Tenía más de 90 años y estaba en silla de ruedas. En un encuentro en la Casa Mariengart ella contó a un pequeño grupo de mujeres profesionales y de la Federación sus vivencias con el Padre Kentenich, incluída la historia de la casulla. Mientras ella la describía, salió rápidamente de la sala una joven mujer de la Federación y al cabo de pocos minutos volvió con la casulla. La alegría de Louise Auger fue indescriptible: tenía nuevamente la casulla en sus manos.

Un murmullo corrió entre la gente

Al final de la Santa Misa se dio a conocer una gran novedad. En ese mismo momento se anunciaba en Roma que Mons. Sanna, profesor universitario y rector del Santuario de Belmonte entre otros muchos títulos, acababa de ser designado Arzobispo de Oristano, en Cerdeña, su patria. El P. Oskar Bühler – a quien le había llegado la noticia el día anterior por la tarde – anunció la novedad casi simultáneamente con el Cardenal Ruini en la Universidad Lateranense, adonde los seminaristas fueron convocados a una reunión imprevista. Un murmullo corrió entre la gente, que respondió con una ovación.

"No solamente somos Papa, sino que somos también Obispo", dijo una señora -alemana naturalmente- camino al Granero, remedando el artículo publicado el año anterior por un diario local.

Allí se había preparado con todo cariño un almuerzo sencillo pero muy festivo: manteles blancos, flores y velas sobre las mesas, telas de tapicería en las paredes. En el pasillo había grandes carteles con fotos y citas de las etapas de la vida del P. Bezler. Fue un encuentro de familia, un reencuentro, un compartir experiencias. Una antigua integrante de la Federación de mujeres contó cómo lo había experimentado al P. Bezler en los años ’40. En todos esos años estuvo siempre disponible para ellas. Cuando estaban construyendo su nueva casa, fue el primero en mudarse para que no estuvieran solas. La casa todavía no estaba terminada, las puertas aún no habían sido colocadas. Él aceptó todas las molestias, incluso el polvo y la suciedad de la obra. Estuvo siempre para ellas, siempre dispuesto a escuchar.

La felicidad del P. Bezler hizo -y hace- seguramente a la alegría y la solidaridad de la gran Familia de Schoenstatt, unida a su Padre y Maestro.


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Last Update: 28.04.2006 Mail: Editor /Webmaster
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