Dokumentation - Documentation - Documentación
 published: 2006-04-26

Recordando al Padre Franz Josef Bezler en el centenario de su nacimiento

Iglesia de la Adoración, Monte Schoenstatt, 22 de Abril de 2006

 

P. Franz Bezler, con el P. Kentenich

Fr. Franz Bezler, with father Kentenich

Pater Franz Bezler mit Pater Kentenich

 

Prédica: P. Rudolf Mosbach

Sermon: Fr. Rudolf Mosbach

Predigt: P. Rudolf Mosbach

 

Fotos: POS Fischer © 2006

 
   
Texto de la Homilía

Introducción

En esta celebración de la Eucaristía dirigimos nuestra Mirada hacia el P. Bezler, cuyo centenario de nacimiento celebramos este mes. Nació el 26 de abril de 1906, fue ordenado sacerdote el 2 de Julio de 1929 y falleció el 3 de febrero de 1990.

En la persona del P. Bezler vemos reflejada parte de la historia de Schoenstatt. El fue uno de los que vivieron y trabajaron junto a nuestro Fundador.

En una celebración como esta, como Familia de Schoenstatt, podemos vivir más profundamente en la fe nuestro vínculo con aquellas personas a quienes recordamos, más allá de los límites de tiempo y espacio. Como a menudo repetía nuestro Fundador: todo aquel que aquí en la tierra busca cumplir con su tarea obediente a la voluntad de Dios, continúa trabajando desde el cielo aunque de otra manera.

Queremos recordar ahora una faceta de la vida del P. Bezler, su ser discípulo

P. Franz Josef Bezler – discípulo de nuestro Fundador, su maestro

Una aclaración inicial sobre el término "discípulo":

Este término está tomado del Nuevo Testamento. Todos nosotros nos consideramos discípulos de Cristo, el Maestro.

En la historia de la Iglesia y de las comunidades religiosas, este término se aplica en el mismo sentido –pero en grado infinitamente inferior- al vínculo entre los fundadores de comunidades religiosas y sus seguidores, sus "discípulos". Esto se ve claramente en el caso de Ignacio de Loyola y sus primeros compañeros de ruta.

Tales fundadores no compiten con Cristo, Maestro por excelencia de todos nosotros. Al contrario, conduce a sus seguidores a un seguimiento de Cristo y un servicio a su Reino mucho más profundo y concreto.

Así es como percibimos lo que viene a continuación.

Enfocaremos este ser discípulo desde tres ángulos:

El discípulo asume el encargo de su maestro.

El discípulo está entrañablemente unido al maestro.

El maestro es siempre más grande que el discípulo.

Tres frases del Fundador, dirigidas al P. Bezler en diferentes ocasiones, destacan este lazo que los unía.

I. El discípulo asume el encargo de su maestro

Año Nuevo 1940/1941 – se enciende la lámpara del Santuario Original

El Padre y Fundador ordena: "Franz, ¡hazlo tú!"

Estas palabras encierran una confirmación y un estímulo

1. Una confirmación de su trabajo

a. Con el comienzo de la dictadura nazi en Alemania (1933), el P. Bezler asumió la tarea de Director Espiritual en la Casa de Formación de los Pallottinos en Schoenstatt (lo que hoy vendría a ser el Seminario Mayor). Además, el Fundador lo hizo responsable de la Liga de Mujeres y la Juventud Femenina (1934), y más tarde también de la Juventud Masculina.

Como Director Espiritual en la Casa de Formación, el P. Bezler –al igual que su predecesor inmediato, el P. Alexander Menningen- trató de mantener vivas las tradiciones schoenstattianas de los primeros tiempos: el amor a la Mater en el Santuario y la vinculación a los héroes de la generación fundadora.

En 1934 el P. Menningen inspiró y organizó entre un grupo de muchachos a su cargo la búsqueda de los restos mortales de los congregantes héroes. Estos hallaron los restos de Max Brunner y Hans Wormer, que recibieron solemne sepultura detrás del Santuario Original el 20 de agosto de 1934. Los restos de José Engling, el modelo más grande de toda la generación fundadora, nunca pudieron ser encontrados.

b. De manera tal que el P. Bezler centró la mirada de los muchachos más fuertemente todavía hacia José Engling. El 4 de agosto de 1934 erigieron una cruz de piedra en el campo cerca de donde había caído muerto en batalla José Engling. Hoy esta cruz se encuentra cerca del Santuario de Cambrai. Su objetivo no era la búsqueda de sus restos sino que asumieran el compromiso de seguir el ejemplo de José Engling. Esta peregrinación condujo a la formación de la Juventud del Ver Sacrum.

En octubre de 1938 llegó, desde Berlín, la orden de desalojar la Casa de Formación en Schoenstatt para abril de 1939. A partir de mayo de 1939 fue utilizada como Cuartel de Entrenamiento nazi.

Ese mismo mes, antes de abandonar la Casa de Formación, el primer grupo de jóvenes prometió ante el monumento a José Engling detrás del Santuario Original: "Guardaremos tu herencia".

Los jóvenes se dispersaron por todas partes. El P. Bezler trató de fortalecerlos y contenerlos en su oposición a las tácticas de presión ejercidas por los nazis. De manera que recorrió incansablemente toda Alemania, mucho más que antes.

c. En noviembre de 1939 recibieron como gran don el ideal del Ver Sacrum, del que el Padre Fundador ya había hecho mención a comienzos de los años 30. Fue como si se lo redescubriera. El P. Bezler supo interpretarlo y aplicarlo a la realidad concreta de los jóvenes y la situación de peligro que vivían Schoenstatt y la Iglesia. Esto les proporcionó a los jóvenes una clara orientación y el dinamismo para seguir adelante – lo que ciertamente perdura hasta hoy día.

Muy pronto toda la rama de la Juventud Masculina de Schoenstatt asumió el ideal de ser una "Primavera Santa" en tiempos sumamente difíciles para la Iglesia y su pueblo. Cuando se introdujeron en la corriente espiritual de la Familia de coronar a la MTA (1939), buscaron su propio símbolo de coronación para su Reina, que encontraron en una esfera encendida sobre una patena – la lámpara del Santísimo para el Santuario Original.

En la Víspera del Año Nuevo 1940/1421 los representantes de la Juventud Masculina de todas las diócesis se congregaron en Schoenstatt bajo la supervisión del P. Bezler a fin de colocar su símbolo en el Santuario Original. El Padre Fundador les dirigió una charla en el Santuario; luego bendijo el nuevo símbolo. Cuando el P. Bezler le solicitó que lo encendiera, el Padre respondió breve pero decididamente: "Franz, ¡hazlo tú!". Estas palabras eran una confirmación agradecida de la corriente espiritual del Ver Sacrum, que difícilmente se hubiese concretado sin la ayuda del P. Bezler.

2. Un estímulo para continuar con la tarea

Estas palabras de nuestro Fundador le permitieron al P. Bezler enfrentar las crecientes dificultades con que se topó ante su tarea como responsable de la juventud.

a. Las organizaciones e iniciativas católicas, entre ellas el Movimiento de Schoenstatt en particular, estaban bajo la atenta mira de la Gestapo (la policía secreta nazi), que hasta espiaba sus actividades. El Padre Kentenich y otros sacerdotes fueron deportados al campo de concentración. El P. Bezler pudo seguir adelante con su tarea – con enorme audacia, prudencia y tenacidad.

Durante la Guerra estuvo radicado oficialmente como Pallottino en Bremen, que quedó registrado como lugar de residencia oficial, y naturalmente estaba también bajo la mira de la Gestapo. Cuando la ciudad de Bremen quedó parcialmente destruida a raíz de un feroz bombardeo, desapareció una gran cantidad de documentación oficial, por lo que el P. Bezler pudo pasar a la clandestinidad, donde siguió con su tarea hasta que la dictadura nazi vio su fin – siempre camuflado prudentemente, y buscado por la Gestapo, que nunca pudo descubrirlo ni arrestarlo pese a su espía.

b. En la clandestinidad, el P. Bezler siguió adelante con su incansable tarea en favor de Schoenstatt, especialmente con la juventud. El ideal del Ver Sacrum se expandió cada vez más en todos los círculos. Un grupo de jóvenes maduró hacia la santidad bajo este ideal, y en el seguimiento de José Engling como modelo y ejemplo. Ofrecieron su vida a la MTA como prenda de sacrificio en aras de preservar el Santuario Original frente a la guerra y la amenaza del nazismo, y por el crecimiento del Reino Juvenil de Schoenstatt. Dos de ellos son ampliamente conocidos por la Familia Internacional de Schoenstatt – Enrique Schaefer y Julio Steinkaul.

La guerra y la persecución no lograron paralizar al P. Bezler ni su labor; convirtiéndose en un tiempo sumamente enriquecedor y fructífero.

II. El discípulo está entrañablemente unido al maestro

Tras el campo de concentración y la Guerra – el encuentro en 1945, y las palabras del Fundador: "Franz, ¡tú me perteneces!"

El 6 de abril de 1945, poco antes de finalizar la guerra, el Padre Kentenich fue liberado del campo de concentración de Dachau. Semanas más tarde, la dictadura nazi también llegó a su fin. El P. Bezler pudo salir de la clandestinidad y saludar nuevamente al P. Kentenich al cabo de años de separación física. Cuando se encontraron el P. Kentenich le dijo: "Franz, ¡tú me perteneces!".

Queremos interpretar estas palabras de dos maneras: como un pedido de disponibilidad y como el don de saberse cobijado.

1. Un pedido de disponibilidad

a. El P. Bezler recibió este pedido exclusivo de disponibilidad, demandando todas sus fuerzas y tareas, todas sus capacidades intelectuales, volitivas y afectivas, y su disponibilidad de sacrificio ante el comienzo de esta nueva etapa en la vida del Fundador con toda su amplitud de planes.

Acababa de cumplir cuarenta años de edad, y entendía el significado de estas palabras. Se puso a disposición del Fundador con una cierta exclusividad – y por consiguiente a disposición de Dios y la Sma. Virgen para bien de Schoenstatt y de la Iglesia.

En 1945 Schoenstatt pudo salir de la "catacumbas", donde se vio obligado a replegarse por los nazis. Podían emprenderse nuevas iniciativas.

Aunque casi no quedó piedra sobre piedra en Alemania - pueblos y ciudades en ruinas, puentes y líneas ferroviarias destruidas- comenzó a renacer una nueva vida. Habiendo perdido a sus maridos en la guerra, o hallándose estos heridos o prisioneros aún en campos de guerra, las mujeres –conocidas como "Truemmerfrauen"– comenzaron a barrer los escombros y construir un nuevo hogar.

b. Durante los diez años siguientes el P. Bezler recogió esta nueva vida que surgía concentrándose principalmente en la juventud y las ramas Femeninas. A partir de 1949 el Fundador lo llamó a refundar la Federación de Mujeres. Dada su "pertenencia" al Fundador, se dio por entero a esta tarea tratando de actuar de acuerdo con las directivas del Padre Kentenich. De modo tal que éste pudo descansar sobre sus hombros a la hora de construir el Movimiento mientras estaba de visita en países extranjeros.

Su exitosa labor no pudo más que despertar oposición. Por ejemplo, una gran peregrinación de chicas a Schoenstatt dio pie a la envidia por parte de los responsables de la juventud en las respectivas diócesis, bajo el argumento de que estaba mal sacar a los jóvenes de sus diócesis para inculcarle una espiritualidad ajena, cuando la Iglesia local tenía mucho que ofrecer. Por tanto le fue quitada la autoridad de predicar y escuchar confesiones en su propia diócesis.

2. El don de saberse cobijado

Desde mediados de la década del 50, el P. Bezler experimentó diez años –desde 1954 hasta 1965- durante los cuales vio restringida nuevamente su actividad, esta vez por parte de Roma.

a. El P. Bezler poco a poco se vio privado de hogar.

Se le prohibió ejercer una cantidad de funciones sacerdotales en su propia diócesis. Por su fe inquebrantable en el carácter sobrenatural de Schoenstatt (el misterio de Schoenstatt) y en el Fundador, enviado al exilio en 1951 por el Visitador Papal, pronto le tocó compartir con él también su destino. Fue relevado de todos sus oficios en la Central del Movimiento, y en 1954 tuvo que abandonar Schoenstatt

La vida dentro de la comunidad (la Sociedad Pallottina) fue particularmente dura para el P. Bezler. Por su lealtad al Fundador y su visión de Schoenstatt, fue acusado de desobediencia y deslealtad a la Iglesia. Se experimentó cada vez más ignorado y excluido.

b. En esta situación, se sintió fortalecido por la conciencia de estar cobijado en el Fundador – y a través de él en Dios y en la Sma. Virgen.

La conciencia de "pertenecer" al Fundador le dio un punto de apoyo, una raíz sólida, y una serena seguridad ante todas las controversias de aquellos años.

Pudo aplicar para sí las palabras de San Pablo: "Sé en quien he puesto mi confianza" (2 Tim 1,12).

Por estar tan hondamente arraigado, el P. Bezler nunca se descorazonó, nunca dio pie a la resignación, ni se mostró agresivo o resentido. Supo contagiar confianza y espíritu emprendedor, y en la medida en que se le abría una puerta, continuaba trabajando al servicio de la misión de Schoenstatt.

Muchos que se confiaron a su conducción en su tarea pastoral –en parroquias y escuelas- se acercaron con naturalidad y muy fácilmente a la Mater y al Movimiento de Schoenstatt en la Alianza de Amor.

III. El maestro es siempre más grande que el discípulo

Tras el retorno del Padre Fundador en 1965 – Director del Movimiento

Las palabras del Fundador: "Franz, esto no puedes hacerlo tú. ¡Tengo que hacerlo yo mismo!"

Luego de la bendición del Santuario de Cambrai (12 de septiembre de 1965) el Padre Kentenich fue llamado a Roma desde su lugar de exilio en Milwaukee. El 22 de octubre a través de la firma del Papa Pablo VI recobró su libertad. El P. Bezler también pudo regresar a Schoenstatt.

1. Su propia realización

a. El P. Bezler hizo uso de esta libertad para dedicarse al trabajo en sentido general, aportando a su tarea su experiencia y su capacidad.

Trabajó en varios círculos de la Liga y en la Federación de Mujeres; asumiendo más tarde como Director del Movimiento. Cuando comenzaba algo, trataba de obtener resultado.

Entretanto el Movimiento de Schoenstatt en Alemania se había desarrollado y desplegado ampliamente tanto en sus ramas como en las diócesis. El Fundador lo comparaba con una "flota" en la que cada nave tiene su "capitán". Los círculos, ramas y comunidades cuidaban celosamente su autonomía, planeando y organizando cada uno de ellos proyectos y emprendimientos por su propia cuenta.

Esto ocasionó toda clase de conflictos en la conducción y orientación del Movimiento como un todo, que dependía de las estructuras y directivas impartidas por el Fundador.

b. En este punto el P. Bezler experimentó fuertemente sus propias limitaciones pese a todo el empeño que puso. A veces comentaba: "¡El Director del Movimiento es la persona más pobre de Schoenstatt!". No se trataba de dinero sino de influencia, de las personas con las cuales debía trabajar para conducir apropiadamente el Movimiento. Experimentó el peso de la responsabilidad. ¿Cómo insuflar solidaridad y cooperación a las diversas ramas y acciones del Movimiento para que la labor fuera fructífera?

Cuando le manifestó al Fundador su desilusión y desconcierto porque sus esfuerzos por lograr un trabajo conjunto no habían tenido éxito, recibió como respuesta: "Franz, ¡esto no puedes hacerlo tú! Debo hacerlo yo mismo".

2. Una nueva manera de ver las cosas

a. Con estas palabras el P. Kentenich, en primer lugar, confirmaba el objetivo y las metas del P. Bezler. También demostraba que veía las dificultades que se interponían en su camino, y era conciente de que el P. Belzer no podía superarlos por sí solo. Por eso le dijo: "Franz, ¡tú no puedes lograrlo!".

A continuación le mostró que debía apelar a una autoridad "superior". No lo dejó con la conciencia de sus propias limitaciones sino que le mostró cómo resolver el problema concretamente de una manera liberadora: "¡Debo hacerme cargo yo del asunto!". Como resultado de esto, el P. Kentenich dio un paso al frente, apuntando más allá de él, hacia la acción eficaz de la Sma. Virgen en el Santuario, confirmando la confianza del P. Bezler en el poder de Ella.

b. De modo que estas palabras tuvieron un efecto pacificador. El P. Bezler pudo seguir adelante con su incansable tarea allí donde le estaba "permitido" hacerlo.

Al mismo tiempo, pudo sobrellevar cada vez más las limitaciones, la oposición y las contradicciones con que se topó, sin caer en la resignación y sin amargura – frente a esas cosas que no le estaba "permitido" a él manejar o cambiar.

A pesar de todo aquello que no pudo realizar, se confió siempre a la acción del Padre Fundador –primero aquí en la tierra y luego desde el cielo: el Fundador, como instrumento de Dios y de la Sma. Virgen, debía "ocuparse él mismo".

Conclusión

Nosotros somos discípulos de Cristo; Él es nuestro verdadero Maestro, y queremos ser cada vez más mejores discípulos suyos – aplicando esto en el mismo sentido también a nuestro ser discípulos del Fundador, el P. Kentenich. O sea que cada uno de nosotros puede aplicarse estas palabras del Fundador, hasta cierto punto, a sí mismo.

  1. La primera frase, "Franz, ¡hazlo tú!", nos interpela a no dudar a la hora de enfrentar las tareas dispuestas por Dios y la Mater para nuestra vida diaria –en el trabajo, en nuestra familia, en la Iglesia local o la comunidad. Es un llamado en concreto a la santidad de la vida diaria.
  2. Las palabras que unen: "Franz, ¡tú me perteneces!!". Nos recuerdan el cuidado y ayuda especial que muchos de nosotros hemos experimentado por intercesión del P. Kentenich. Nos han dado un sentimiento de estar anclados en último término en la Providencia de Dios. Como contrapartida, nuestro Fundador seguramente espera de aquellos que han recibido estos dones su compromiso al servicio de la gran misión de él.
  3. La tercera expresión es particularmente consoladora y tranquilizadora. ¿Quién de nosotros no quisiera que las cosas le salgan bien y como es debido, ser capaz de manejar algo por sí mismo, corregir las cosas o solucionarle algo a otro; qué matrimonio no se alegra cuando los hijos cumplen con las expectativas fundadas en ellos...? Cuanto más alta la meta, más se hacen sentir nuestras limitaciones: "Franz, ¡esto no puedes hacerlo tú!".

Y más valiosa aún es la confianza que nos brinda el saber que: "¡Yo tengo que –y voy a- asumirlo en mis manos!

De esta manera estamos seguro en camino de transformarnos cada vez más en discípulos suyos.

Traducción: Monina Crivelli, Buenos Aires


Zurück/Back: [Seitenanfang / Top] [letzte Seite / last page] [Homepage]

Last Update: 05.05.2006 Mail: Editor /Webmaster
© 2006 Schönstatt-Bewegung in Deutschland, PressOffice Schönstatt, hbre, All rights reserved, Impressum