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 published: 2006-03-28

"Aquí estoy, Señor, porque me has llamado..."

Vestición de tres novicias en Burundi

 

Vestición de tres novicias en Mutumba, Burundi

Clothing of three novices in Mutumba, Burundi

Einkleidung von drei Novizinnen in Mutumba, Burundi

 

Lago Tangañika y Sierra de Congo

Lake Tanganyika and Congo Mountains

Tanganjika-See und Kongo-Berge

 

Procesción a la iglesia

Procession to the church

Auf dem Weg zur Kirche

 

Mons. Evariste, Hna Jacoba, Hna Pia-Marit

Bishop Evariste, Sr. Jacoba, Sr. Pia-Marit

Bischof Evariste, Schwester Jacoba, Schwester Pia-Marit

 

Baile de alegría

Dancing with joy

Tanzen vor lauter Freude

 

Una azucena para cada novicia

A lily for each novice

Eine Lilie für jede Novizin

 

Comida festiva

Festive dinner

Festmahl

Albúm de Fotos – Photo album – Fotoalbum

Fotos: Seitzer © 2006

 

 

 

BURUNDI, Hna. M. Lisette Seitzer. Una mañana de domingo radiante de sol, después de un día de lluvia... La naturaleza se mostró en todo su esplendor. El lago Tangañica y los montes del Congo en la otra ribera del lago, resplandecían bajo el sol matinal. En el Santuario y delante de él, esperaban los parientes de las tres novicias que hoy se regalarían totalmente a Dios. De repente una expresión de asombro corrió entre ellos: "¡Allí vienen!"

"¡Las bodas de Dios!", exclamó un niño cuando vio a las tres novicias, con sus largos vestidos blancos y su velo, de aspecto nupcial. A una chica le corrían las lágrimas por las mejillas, tanto la conmovió esta escena. Las novicias entraron en el Santuario, seguidas por la Hna. M. Jacoba Kesselheim, la superiora general de la comunidad, la Hna. M. Mattia Amrhein, asistente del área de lengua inglesa y de Burundi, y por las Hermanas de la dirección de esa delegación. Allí permanecieron en oración silenciosa, hasta que llegaron el Obispo, Mons. Evariste Ngoyagoye y el párroco de Mutumba. Las novicias se regalaron a la Sma. Virgen con una breve oración y el Obispo las bendijo.

Entonces salieron encabezando la procesión hacia la parroquia, acompañadas por niños de los grupos de Schoenstatt vestidos de blanco, y seguidas por las Hermanas, los familiares, el párroco y el obispo. En el camino el coro de las catequistas cantaba "Aquí estoy, Señor, porque me has llamado... he venido a cumplir tu voluntad". Muchos niños bordeaban el camino e intentaban que las novicias al menos miraran a los más cercanos. Cuando lo lograban, sus rostros se iluminaban.

Unas cuatro mil personas acompañaron a las novicias

Alrededor de las 10 hs., entraron las novicias en el gran templo parroquial y comenzó la ceremonia en presencia de unas cuatro mil personas. Once sacerdotes concelebraron la Eucaristía presidida por el obispo. Toda la escuela de catequesis formó un coro que cantó con entusiasmo. Naturalmente no podían faltar los tambores. En la homilía el obispo tomó las lecturas del día y habló del camino de la redención, que es un camino de alianza con Dios, el camino de los diez mandamientos. Este camino condujo a Cristo a Jerusalén, al Calvario, donde entregó su vida por nosotros y se sacrificó para que lleguemos a la eterna bienaventuranza. Es un camino de paz, un camino de salvación que debemos y podemos recorrer en y con Cristo. Las tres novicias se han decidido con valentía a seguir este camino de la servicialidad desprendida, este camino de la humildad. El obispo habló directamente a la juventud: "Ustedes ven aquí a las Hermanas. Ellas siguen a Cristo para colaborar con él en la redención de los hombres. La Sma. Virgen siguió este camino al decir su sí a la voluntad de Dios". Y les pidió, ante todo a los jóvenes, que tengan el ánimo de decir también sí a la voluntad de Dios y de decidirse a seguir a Cristo.

Un gran momento

Antes del rito de la vestición el obispo le pidió a la Hna. Jacoba que dijera un par de palabras, lo que ella hizo con gusto. El obispo mismo tradujo sus palabras al kirundi. Ella expresó lo feliz que estaba en ese momento y por poder vivir ese gran día. Comunicó que toda la Familia internacional de las Hermanas acompañaba a las novicias con su oración. Entonces el obispo comenzó con el rito de la vestición. La Hna. Jacoba invitó a las novicias a acercarse al altar para regalarse allí totalmente a Dios. Ella habló en francés, y la Hna. Pía Marit en kirundi. Las novicias subieron al altar y recibieron el vestido, el cinturón, la vela, la medalla y un cirio encendido de manos del obispo, que a su vez los recibía de la Hna. Jacoba. Fue un gran momento y se podía sentir que todos los ojos y los oídos estaban dirigidos al gran acontecimiento.

Cuando las novicias dejaron el templo para cambiarse, el obispo se dirigió una vez más a los jóvenes y les preguntó si habían visto y comprendido lo que acababa de suceder delante de ellos. Expresó que deseaba que mañana o pasado, muchos de ellos se acercaran al altar para regalarse a Dios.

Un baile como expresión de la espontánea alegría

Luego se cantó el Credo y se rezó la oración de los fieles. En el ofertorio salieron de la sacristía las novicias con sus nuevos vestidos de Hermanas, y al entrar de nuevo al templo todos las saludaron y felicitaron con un aplauso. Ellas mismas llevaron las ofrendas al altar. Continuó así la Sta. Misa. En el momento de la comunión, las novicias la recibieron bajo las dos especies en las gradas del altar, y luego ayudaron a repartir la comunión, En este país, donde hay tan pocos sacerdotes – en Mutumba hay solo dos sacerdotes para 60.000 católicos – todas las Hermanas que tengan un vestido religioso pueden repartir la comunión.

Repentinamente se descargó un fuerte chaparrón que tamborileó en el techo de chapas. En Burundi la lluvia siempre significa una especial bendición, no molesta jamás. Pero seguramente se elevó más de una oración al cielo para que esta lluvia terminara cuando fuera el momento de salir del templo. Toda la concurrencia, inclusive las tres novicias, expresó su alegría con un baile en el momento de la acción de gracias. El obispo finalizó la ceremonia con la bendición y todos cantaron en homenaje a María. Como aún llovía, una parte de los invitados fue en ómnibus a la Casa del Movimiento. Pronto cesó de llover y Mutumba volvió a lucir bajo los rayos del sol. Delante del Centro del Movimiento, donde se ofrecía una comida festiva, tres chicas les entregaron azucenas a las novicias. Entonces ellas pasaron por el arco de triunfo hacia el Centro y recibieron el saludo de sus familiares.

Durante el almuerzo la Hna. Jacoba agradeció sobre todo a los padres que regalaron sus hijas a Dios en la comunidad de las Hermanas de María. También habló el hermano de una novicia, el P. Othmar (un padre de Schoenstatt) y el alcalde del lugar. Las palabras finales las dirigió el obispo. Agradeció una vez más a todos los que colaboraron con su aporte para que esta fiesta fuera un gran día de gracias. Con gran alegría, se retiró la mayoría de los invitados, mientras que los familiares más cercanos a las novicias continuaron celebrando con ellas. Muchos se sentían urgidos a hacer visitas extras al Santuario para agradecer de todo corazón.

Traducción: aat, Argentina


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Last Update: 28.03.2006 Mail: Editor /Webmaster
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