published: 2006-02-03 |
Un hogar de puertas abiertas que dé a Cristo al mundoMisión India - Misión Familia |
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INDIA, Rosa y Eduardo Aymerich. Todo estaba pensado desde el principio. El Padre nos llamó a India con una misión concreta. Sin embargo, al trabajo apostólico por Schoenstatt, se le añade una tarea aún mucho más importante: la misión de trabajar internamente en nuestra familia. "Yo te quiero a ti Rosa como esposa, y prometo serte fiel y amarte, en la salud y en la enfermedad, en las alegrías y en las penas, en tu debilidad y cuando sufres, por tu valentía y por como amas, aún con tus blandeces y mal carácter, con tu originalidad y sencillez, con tu subjetividad y en tus tristezas, por tu corazón cálido y por ser mi "solete", por tu ternura y porque me haces reír, todos los días de mi vida. No sólo te quiero como eres, con lo bueno, y lo menos bueno, sino que precisamente te quiero por lo que eres". "Yo te quiero a ti Edu como esposo, y prometo serte fiel y amarte, en la salud y en la enfermedad, en las alegrías y en las penas, en tus cruces y desafíos, en lo que te preocupa y en lo que te alegra, en tus sueños y retos, aún en tu mal humor y tu genio, con tu ternura y cariño, con tu impaciencia y tu falta de confianza, por tu ser apasionado y constante, por asumir cada sacrificio con alegría, porque me mimas y me cuidas, todos los días de mi vida". Aprender a querernos más cada uno como esTodos los días de nuestra vida, aún en las dificultades, y todavía más difícil, aún en nuestras miserias y defectos, las que ya conocíamos antes de casarnos, y las que hemos descubierto después ¡Qué difícil tarea! El ideal del esposo y esposa con el que hemos soñado siempre, ha caído. A nuestro lado está, no el marido o la mujer perfecta e idílica, sino el mejor acompañante que podíamos tener, por ser lo que Dios ha querido para cada uno de nosotros. Durante este tiempo en India, en donde se nos ha regalado el poder estar juntos cada minuto, la Mater nos ha encomendado la misión especial de conocernos mejor, educarnos mutuamente, y aprender a querernos más cada uno como es, con todos nuestros talentos, y nuestras debilidades. Todos sabemos que un camino de amor implica en ocasiones, mucho sufrimiento y renuncia. Cuando creíamos estar al borde del abismo y todo lo veíamos negro, cuando nuestra paciencia estaba al límite y nos sentíamos perdidos, sin esperanza, entonces, una voz de nuestro interior suplicaba: ¡Ha llegado la hora de tu amor! Madre, ¡glorifícate!, haz un milagro en nosotros, se fiel una vez más a la Alianza de Amor. Y ahí está María, pura y bella, en todo su esplendor, con "el Ave en el oído, el Magnificat en los labios, el Niño en los brazos, las lenguas de fuego sobre la cabeza, la espada en el corazón, y el dragón bajo los pies". Todo esto a cambio de nuestras impotencias y miserias. La gran Reina, Madre de nuestro hogar y la Educadora de nuestra familiaNos hemos entregado a María y a la tarea que Ella nos ha encomendado. A uno le está costando mucho sudor, y al otro alguna que otra lagrimilla. Sin embargo el resultado es contundente, un amor mucho más profundo. ¡Cuanta más sangre se derrame en esta Misión, más fecunda será! ¡Cuánto más puros nos haga, mejores instrumentos seremos en sus manos! Algún día podremos decir que María ha vencido en nosotros, y se ha coronado como la gran Reina, Madre de nuestro hogar y la Educadora de nuestra familia. Que a imagen de la Sagrada Familia de Nazaret, nuestro único anhelo sea siempre formar una familia santa anclada en Dios, es decir, un hogar de puertas abiertas que dé a Cristo al mundo. |
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Last Update: 03.02.2006
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