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 published: 2006-01-10

"En medio de un milagro"

Más allá de un simple recuerdo

El Padre en medio de su familia

The Father called his family together

Pater Kentenich war die Mitte der weihnachtlichen Feier

 

Padre Kentenich en la aula del Colegio de Maria, 24 de diciembre de 1965

Father Kentenich in the hall of St. Mary’s School, December 24, 1965

Pater Kentenich in der Aula der Marienschule, 24. Dezember 1965

 
 

Testimonio: P. Bodo Erhard

Testimony: Fr. Bodo Erhard

Zeugnis: P. Bodo Erhard

 
 

Testimonio: Hna M Briga

Testimony: Sr M. Briga

Zeugnis: Schwester M. Briga

 
 

Fue un encuentro de la família en y con el Padre

It was an encounter of the family in and with the Father

Es war eine Begegnung der Familie im Vater und mit ihm

 

Testimonio: las Sras Jost y Klein

Testimony: Mrs. Jost and Mrs. Klein

Zeugnis: Frau Jost und Frau Klein

 

Encuentro familiar despues de la celebracion: Hna M Jacoba con Marianne Mertke (de espalda)

Family encounter after the celebration: Sr. Jacoba with Maríanne Mertke (back)

Familienhafte Begegnung nach der Feier: Schw. Jacoba im Gespräch mit Marianne Mertke (Rücken)

Fotos: POS Fischer © 2006

Albúm de fotos – photoalbum – Fotoalbum

 

SCHOENSTATT, mkf."¡Estuve en medio de un milagro!", son las palabras exactas con las que la Hna. M. Briga describió su vivencia de la Nochebuena de 1965. "Yo también", dijo una joven que había viajado un par de horas sólo para estar presente esa tarde en el salón de actos de la Iglesia de la Adoración y experimentar este encuentro familiar fuera de lo común. "¡Yo también!".

Las dos celebraciones realizadas con este motivo se corresponden mutuamente. El 24 de diciembre por la tarde la Familia de Schoenstatt acudió al Santuario Original para celebrar, orando y agradeciendo, el "Milagro de la Nochebuena", el regreso del Padre Kentenich después de catorce años de exilio. El sábado, 7 de enero, fue el momento de la presentación de los testigos. Las Hermanas de María prepararon esta "celebración familiar navideña" para toda la Familia de Schoenstatt. "Hicimos hasta lo imposible, pero finalmente no podemos viajar con los niños", comunicó dos días antes Inge Haslinger por teléfono. Por otro lado, no disponían de mucho tiempo como para viajar y el trayecto desde la Alta Austria hasta Schoenstatt es bastante largo, pero "realmente iríamos ya mismo si el Padre regresa. Hay que estar allí".

Y llegó mucha gente, no solamente del Schoenstatt local. "Fue maravilloso, sencillamente maravilloso. Valió la pena", dijo una señora que esa misma noche tuvo que viajar unas dos horas para regresar a su casa. Estuvieron presentes las participantes del capítulo de la Federación de Mujeres – que había finalizado a la mañana –, al igual que los capitulares de la Federación de familias de Alemania, varios jóvenes de Münster, los participantes de la jornada de formación en Schoenstatt realizada durante el fin de semana en la casa Sonnenau, las señoras que colaboran con los "Diez minutos junto al pesebre" y las voluntarias de habla hispana que están por unos meses en Schoenstatt. Alegría, de Ecuador comentó: "No entendimos nada: cuando todos se reían, sonreíamos... Y sin embargo fue hermoso el clima, la alegría, el video...".

El Padre Kentenich se hizo presente en la gran fotografía que lo muestra arrodillado en el Santuario Original en la Nochebuena de 1965 y también en el símbolo del Padre destinado al Santuario Original.

Donde está el Padre, se es más familia

A las 16 hs. ya había un mar de gente que se dirigía al salón de actos. Afectuosos saludos, reencuentros, buenos augurios para la Navidad y el año nuevo... Tras la cordial bienvenida de la Hna. M. Jacoba Kesselheim, superiora general de las Hermanas de María de Schoenstatt – anfitrionas de dicho evento – se apagaron las luces y se escuchó una voz en "off": "Los acontecimientos dramáticos...". No se hacía referencia con esto a lo que vendría a continuación sino que fue sólo un pequeño "desperfecto técnico" muy simpático. Acto seguido, el P. Heinrich Walter subió al escenario para presentarle a toda la Familia de Schoenstatt allí reunida la nueva dirección de la Federación de mujeres y de la Federación de familias en Alemania.

"Es siempre un don el hecho de que una comunidad elija una nueva dirección, y por tanto corresponde también que en este encuentro familiar se sepa quién ha sido elegido. Estamos invitados a rezar por esta intención", y nos enteramos por fin quiénes resultaron electos: la nueva directora de la Federación de mujeres, por un período de ocho años, es Gertrud Beilman, junto con las consejeras Marianne Mertke, Renate Steinhövel y Renate Zegowitz. El nuevo consejo recibió un caluroso aplauso cuando sus integrantes se pusieron de pie para que todos pudieran verlas. La nueva dirección de la Federación de familias de Alemania, elegida el pasado 6 de enero, está integrada por Josef y Rosa Maria Wieland, como jefes, y los matrimonios Heizmann, Zier y Kiess como consejeros. También ellos recogieron fuertes aplausos. "Fue muy lindo" dijo después un miembro de la Federación de familias. "Esto ha forjado un ambiente familiar. Cuando el Padre está aquí, se es más familia". Y como en una familia, estaban los testigos que compartieron sucesivamente diversos y auténticos milagros.

Y todos esperamos con él

Después de un breve pantallazo histórico, el Padre Bodo Erhard brindó el primer testimonio. Él estuvo en Roma en 1965 y acompañó al Padre Kentenich desde Roma a Frankfurt. Revivió los dramáticos días previos a la Nochebuena, cuando hasta último minuto estuvo pendiente la decisión si el Padre Kentenich podría volver a Alemania y a Schoenstatt en Navidad. "Recuerdo especialmente las pequeñeces un tanto excitantes y los momentos más bien algo desagradables", dijo el P. Erhard con gran sentido del humor. Tal fue la situación a la hora de la partida de Roma, cuando no aparecía el pasaporte del Padre Kentenich. Todos estaban muy nerviosos, contó el P. Erhard, "pero el Padre estaba totalmente tranquilo, como un comandante oteando el horizonte. No estaba pendiente de si las Hermanas encontraban el pasaporte o no, él simplemente miraba hacia delante... Y todos nosotros seguíamos aguardando silenciosamente con él", hasta que finalmente apareció el pasaporte.

Otro acontecimiento, tuvo lugar más tarde: el "racimo" (de gente) frente al Santuario Original, ante el cual el Padre Erhard "continuamente se ponía en la cola" porque ya había tenido muchos encuentros con el Padre Kentenich y quería ceder a otros el lugar. El Padre Kentenich, que había salido del Santuario Original a la oscuridad de la tarde, no podía reconocerlo y se esmeraba por llegar a él, "saludando y estrechando la mano a todos los otros". Cuando el Padre Kentenich lo reconoció "dio media vuelta y volvió a saludar a la gente, y todo siguió su curso normal".

Él me dio la mano

La Hna. M. Briga no había visto nunca al Padre Kentenich cuando en la Nochebuena formaba parte también del racimo humano delante del Santuario Original. Lo conocía como el supremo fundador de Schoenstatt. Se encontraba allí junto con su curso durante el otoño (boreal) de 1965 en un período de formación y vivió intensamente la tensión de esas semanas previas a la Nochebuena. "Había una reserva total, no se escuchaba nada" – describe ella la situación – cuando lentamente fue llenándose la plaza delante del Santuario y repentinamente se oyeron autos, voces, pasos... "Y entonces vi llegar a Mons. Tenhumberg y a nuestro Padre... Ahí lo vi por primera vez. Entonces el Padre comenzó a dar la mano de derecha a izquierda. Y de pronto me di cuenta que había experimentado un milagro, que estaba ante un milagro, ante el milagro de la Nochebuena", dice la Hna. Briga. "Yo también", susurra una joven en el salón, mirando fascinada al escenario. "Yo también".

"Y entonces me miró directamente y me extendió su mano con un inolvidable Nos cum prole pía", sigue relatando la Hna. Briga. Prácticamente pasó por alto la celebración que siguió a continuación porque estaba en una nube de felicidad. "A partir de ese momento valoré cual reliquia mi mano derecha, que había estado en la mano de nuestro Padre... y sólo atinaba a pensar: él vive, es el más grande...". Más tarde, con gran alegría, ella le dio la mano esa a sus 30 Hermanas de curso.

Se está cumpliendo ahora el milagro de la Nochebuena

El Sr. Basler, miembro del Instituto de los Hermanos de María, contó que el 24 de diciembre había llevado en auto a Frankfurt a algunas Hermanas de la casa Wildburg, y en el aeropuerto vio por primera vez al Padre Kentenich. El saludo de bienvenida se dio en medio de un ambiente muy familiar. "Se está cumpliendo ahora el milagro de la Nochebuena", fue el pensamiento que le surgió repentinamente cuando el Padre Kentenich, horas más tarde, dirigía nuevamente unas palabras a su Familia en el aula del Colegio de Maria en Schoenstatt, y el coro de las Hermanas entonaba: "Cayeron las cadenas" (Hacia el Padre, Nº 612).

En la capilla de la casa de la antigua orfebrería (donde hoy está ubicada la Oficina de Prensa), los Hermanos de María celebraban esa noche la Misa de Gallo. Fueron entonces al Santuario Original, donde vieron al Padre Kentenich "en conversación navideña" con familias, sacerdotes y Hermanas. Al día siguiente, junto con otros Hermanos de María, el Hno. Basler lo ayudó al Padre en la Misa de Navidad que le celebró a las Hermanas. Ese mismo día, por la tarde, les llegó la noticia de que el Padre Kentenich estaba en la casa Schönfels, y espontáneamente los Hermanos de María se dirigieron hacia allí y le cantaron una serenata: "Fue una alegría concentrada".

El cartero

La Hna. Gertmaris Casser compartió una pequeña vivencia en la Casa de formación de las Hermanas donde se alojaba el Padre Kentenich. Antes de que el Padre Kentenich partiera al Santuario Original para celebrar la Misa de Gallo, recibió un telegrama. En medio de la enorme alegría de ese día, el Padre le preguntó muy tranquilo y en voz baja a la Hermana de la portería: "¿Le ha dado algo al cartero?".

Aún lo sé

Fue algo fascinante cuando las Sras. Jost y Klein, del séptimo curso de la Federación de familias, contaron cómo viajaron a Schoenstatt la noche del 24 de diciembre para participar en la Misa de Gallo en el Santuario Original. Las acompañaron los hijos mayores de la familia Jost; los menores quedaron al cuidado de su madre, dijo la Sra. Jost. Y así partieron, a las 22.00 horas, en medio de la oscuridad de la noche y con una ligera nevisca. El reparto de regalos, explicó, tenía lugar en aquel entonces el día de Navidad por la mañana, no en la tarde de la Nochebuena, de modo tal que "los hijos no tuvieron que prescindir de nada, más que del descanso nocturno". Por parte de la familia Klein, del mismo lugar, sólo podía viajar la mamá - y viajó nomás. "Rezamos ininterrumpidamente hasta llegar a Schoenstatt para que al menos pudiéramos ver al Padre desde lejos", dice la Sra. Klein.

Cuando llegamos a Schoenstatt, "las Hermanas quisieron mandarnos para otro lado. ¡Nos informaron que podíamos ir al Colegio Mayor donde habría también Misa de Gallo! Pero nosotras no íbamos a permitir que nos mandaran a otra parte, ¡queríamos estar cuando llegara el Padre!". Todos estos cuidados se tomaron para no molestar a los Palotinos... Las familias, con gran perseverancia, llegaron a la Misa de Gallo y pudieron saludar al Padre. La primera pregunta que les hizo él fue: "¿Dónde dejaron a sus hijos? ¿Y dónde se alojarán?". Cuando respondieron que regresarían a sus casas, quiso saber a qué distancia se encontraban. Le comentaron algo sobre la Jornada de curso que tendrían ese verano, de la que le habían escrito, y quedaron mudas de asombro cuando él les contestó: "Pero todo eso ya lo sé", citándoles a continuación frases enteras de dicha Jornada...

¿Cómo está su hermano?

"Antes yo era escéptica", dijo la Hna. Dagmara Könen. Aún no se había encontrado con el Padre Kentenich y "sencillamente no podía creer que fuera una persona excepcional". Sin embargo, se sentía fascinada ante esta persona con tanto recogimiento, ante los saludos, las miradas llenas de afecto. Más tarde, en la Casa de formación, las Hermanas formaron una doble fila y el Padre, volviéndose hacia una de las Hermanas, le preguntó: "¿Cómo está su hermano?". Antes de transcurrir los catorce años de exilio, este hermano de ella había estado mortalmente enfermo. "Ahí comprendí que él era un Padre" dijo la Hna. Dagmara. "En esa Nochebuena comenzó mi conversión".

Como gran "broche de oro final" siguió a continuación la grabación del testimonio de la difunta Theresia Walz (de la Federación de mujeres) sobre su encuentro con el Padre Kentenich en la Nochebuena y después en la casa Sonnenau.

Noche de paz

La celebración culminó con un breve video del Padre Kentenich en el Santuario Original y durante la Misa de Gallo... Para alguno que otro fue la primera vez que vio al Padre Kentenich en un video, mientras que para la mayoría era la primera vez que lo veían en el Santuario Original aquel famoso 24 de diciembre. "Yo también"... De alguna manera todos estuvieron inmersos en este milagro del regreso... inmersos en la Familia.

La bendición sacramental dio pie para expresar toda la gratitud y una conmovida alabanza a la Santísima Trinidad. Aunque verdaderamente era tarde ya, muchos aceptaron gustosos la invitación a tomar un té con masitas navideñas, como colofón familiar, en la granja cerca de la Iglesia de la Adoración.


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