Stellungnahme - Statement - Opinión
 published: 2006-01-10

Investigación con embriones humanos

Interpretación personalista a la luz del pensar orgánico del Padre José Kentenich

 

Dra. Elena Lugo (izq.) en la Jornada de Bioética en Nuevo Schoenstatt, Argentina

Dr. Elena Lugo (l.) in the Conference in Bioethics in Nuevo Schoenstatt, Argentina

Dr. Elena Lugo (l.) bei einer Bioethik-Tagung in Nuevo Schoenstatt, Argentinien

 

Dra. Elena Lugo: El embrión humano no es tan sólo vida humana potencialmente persona, sino que ya es persona actual en su ser.

Dr. Elena Lugo: The human embryo is not only human life potentially a person, but already person

Dr. Elena Lugo: Der menschliche Embryo ist nicht potentiell Person, sondern bereits tatsächlich Person in seinem Sein.

Fotos: Archiv © 2006

 

El científico Hwang Woo Suk

The Corean stem cell researcher Hwang Woo Suk

Der koreanische Stammzellenforscher Hwang Woo Suk

Fotos: Archiv © 2006

 
   

SCHOENSTATT, mkf. Ante la reciente difusión de la falsedad de los supuestos descubrimientos históricos de un científico surcoreano, relativos a la clonación y experimentación con células madre, se requirió una reflexión sobre el tema a la Hna. Dra. Elena Lugo, experta en bioética.

En mayo pasado, el científico surcoreano Hwang publicó en la revista Science un artículo en el que aseguraba haber creado once cadenas de células madre embrionarias de pacientes afectados por diversas enfermedades, lo que abría una posibilidad de curación a través de células madre. Inmediatamente, los científicos y los líderes de opinión quisieron ver en este anuncio el remedio para la curación de enfermedades como la diabetes, el parkinson o el cáncer, y se volcaron a convencer a la humanidad del maravilloso futuro que le esperaba. El único obstáculo era la "retrógrada" Iglesia católica, que se oponía a semejante avance por defender la dignidad de los embriones humanos troceados en el proceso, y proponía el uso de las células madre adultas. El día 29 de diciembre de 2005, un comité de nueve miembros nombrado por la Universidad Nacional de Seúl para investigar al científico Hwang Woo Suk anunció que eran falsos todos sus resultados en lo relativo a la creación de células madre.

En muchos medios se habló de un "golpe horrible" para miles de enfermos... Se habló del golpe definitivo contra la reputación del pionero surcoreano de la clonación genética. Con la mano en el pulso del tiempo, se preguntan muchos: ¿y ahora? ¿No es el momento en que Dios habla en voz alta de la dignidad del embrión humano?

El pensamiento del Padre Kentenich aplicado a la bioética

La evaluación bioética de la investigación biomédica con los embriones humanos, no puede limitarse a la perspectiva de una bioética secularista de orientación "mecanicista" tal como el Padre Kentenich la designaría.

La bioética secularista se caracteriza general y primordialmente por un método pragmático para resolver los problemas y conflictos en las áreas de estudio de la bioética. Su método descansa en el presupuesto mínimo de contar con una comunidad pensante de orientación pluralista e interesada en evitar en lo posible todo daño, fomentar el bienestar de la mayoría y resolver los problemas por consenso o acuerdo negociado

Esta modalidad de estudio y aplicación de la bioética parece simpática y atractiva pues responde al anhelo de participar democráticamente; aparenta ser respetuosa de la libertad individual y estar atenta al carácter privado de la conciencia; facilita el compromiso social, el cual se traduce, en muchos casos, en una ley civil; y finalmente se coloca al margen de ideologías divergentes a fin de fomentar la unión en la acción. Resulta ser pragmática.

El método pragmático supone un desánimo o escepticismo moderado en cuanto a poder conocer el fundamento último de la verdad y la base del bien en un sentido universal o de objetividad necesaria. Ante cuestiones como la naturaleza del embrión humano, la muerte, el uso de los recursos naturales y la práctica clínica, se buscan compromisos prácticos, sustentados en procedimientos para el diálogo y la dialéctica acordados de antemano, que permitan la coexistencia de diversas opciones éticas.

Ahora bien, ¿puede una mayoría – aún cuando sea pensante y benévola – determinar lo que es verdadero y bueno en temas tan fundamentales como la vida, la muerte, el ambiente y las interacciones humanas? La respuesta adecuada es no; pero para demostrarlo se puede recurrir al pensar orgánico, que puede actuar como contexto integrador del personalismo ontológico, la ley moral natural y de dinámica vital pertinente a los interrogantes actuales en la bioética.

Mentalidad orgánica vs. mentalidad mecanicista

El primer objetivo de la mentalidad orgánica es restaurar la armonía entre la inmanencia y la trascendencia en la vida, en el pensar, como en el actuar moral humano y en toda su actividad, inclusive en el amor. Busca fomentar tanto la dimensión natural como la sobrenatural en una reciprocidad respetuosa y fecunda.

En íntima vinculación a la armonía entre la trascendencia y la inmanencia, la mentalidad orgánica exige un compromiso práctico ético–psico–espiritual formativo de la persona como ser integral. Constituye así el eje central para responde a los desafíos en bioética. Teoría y práctica se complementan y resultan inseparables en el pensar orgánico. Este pensar a su vez ofrece un impulso auto–educativo para incluir en las respuestas a los retos bioéticos, el compromiso de actitudes y virtudes personales en una red de vinculaciones, inclusive de personas representativas de la comunidad en general, en solidaridad con profesionales en biomedicina o las ciencias que los forman.

Cuando la razón humana se complementa por la luz de la fe religiosa, el método de estudio en la bioética se amplía para prestar atención y reconocer la validez de las dimensiones espirituales y del componente trascendental del objeto de estudio. En general, esto supone proteger los bienes humanos inherentes al ser persona (dignidad, integridad y vinculaciones) más allá del utilitarismo, la tecnificación y la reducción de la vida a su mero funcionamiento.

Respuesta de la bioética personalista a los desafíos actuales

¿Cómo respondería la bioética personalista orgánica al desafío de la investigación con embriones humanos, inclusive a la extracción de células estaminales y a la clonación?

  1. En primer lugar se precisaría el status ontológico del embrión humano

    a) El embrión humano no es tan sólo vida humana potencialmente persona, sino que ya es persona actual en su ser, en el sentido esencial y sustancial del término persona, aún cuando no exhiba un funcionamiento de ser consciente, reflexivo e interactivo – comunicativo, depositario de interioridad y con capacidad de expresarse corporalmente.

  2. b) El embrión humano es ya hijo de Dios. Esta realidad da fundamento a su verdadera dignidad y sacralidad. Por lo tanto su naturaleza humana es un bien que la razón reconoce y la fe afirma como don del amor providente de un Dios Padre.

  3. Luego se preguntaría por las implicaciones éticas que se derivan de esta interpretación del embrión humano como persona de identidad propia, aun compatible con una división en dos unidades embrionarias (gemelación). Se indicaría entonces:

    a) Toda intervención técnica o biomédica en la vida del embrión ha de respetar su integridad corpórea y su orientación hacia la vida como bien natural y sobrenatural. De ahí que sólo se permita el examen genético y la terapia cuando supongan un bien sustancial para la vida y la salud del embrión con el mínimo de riesgo para éste.

    b) Por otra parte la experimentación e investigación sólo se permite cuando no dañe de modo alguno su integridad y dignidad

    c) Si la extracción de células multipotentes (matrix) destruye el embrión, no seria aceptable.

    d) Se censuraría toda manipulación con células germinales que tenga la intención de generar técnicamente un embrión deliberadamente deficiente o no orientado a su nacimiento natural, con intención de usarlo como material experimental con fines terapéuticos en algún futuro.

    e) Se fomentaría la utilización de células extraídas de la sangre del cordón umbilical, la extraída de células en adultos capaces de ser conducidas a estadios embrionarios .

Conviene recordar que según la visión del P. Kentenich, el valor del embrión humano como el trato que este amerita, resulta orgánicamente inseparable de la valoración del proceso natural de la procreación humana como expresión del amor conyugal en cuanto don reciproco de dos personas en el sentido de ser espíritus encarnados en complementariedad sexual. En cambio la investigación con embriones muchas veces separa mecánicamente a este de su contexto natural y normativo: la gestación en continuidad con la unidad y fecundidad matrimonial.


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Last Update: 28.04.2009 Mail: Editor /Webmaster
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