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 published: 2006-01-24

El regreso de nuestro Padre y Fundador después de catorce años de separación de su Familia

Alocución del P. Günther Boll en el Santuario Original con motivo de la celebración del 40° aniversario del Milagro de la Nochebuena. 24 de diciembre de 2005

 

Predigt: Pater Günther Boll am Urheiligtum

Foto: POS Fischer © 2006

 
   

Querida Familia de Schoenstatt:

Nos encontramos reunidos aquí, en este momento, para revivir de nuevo en nuestros corazones el acontecimiento que tuvo lugar hace 40 años, el regreso de nuestro Padre y Fundador después de catorce años de separación de su Familia. Su regreso a este lugar del que fue arrancado el 22 de octubre de 1951. En ese entonces dijo al pequeño grupo que lo acompañaba aquí mismo, en la celebración de su última Santa Misa en el Santuario Original: "Esta vez la separación no será tan prolongada como la primera vez". Nadie podía prever en ese momento que esta separación habría de durar no tres sino catorce largos años. Catorce largos años que no significaron solamente la separación exterior. Continuamente surgían por doquier negros y aciagos pronósticos acerca de él y de su Obra, vaticinando que no habría de retornar jamás...Muchas veces los negros nubarrones que se cernían sobre él y su Familia parecían anunciar el ocaso de su obra.

Y ahora él regresa nuevamente: ese día, más o menos a esta misma hora, ingresó aquí, al Santuario original, como un hombre libre, se arrodilló ante la Mater, y a nosotros sólo nos resta contemplar, con profundo respeto, ese diálogo de corazones entre él y la Mater en aquel momento. En un sentido aún mucho más profundo él ha regresado a este lugar, a este lugar que fue el comienzo de todo. En aquel entonces, el domingo 18 de octubre de 1914 – el primer año de guerra – también a las 5 de la tarde, sucedió aquí el gran acontecimiento que exteriormente no fue muy notorio. La nueva iniciativa divina, tal como la ha mencionado siempre nuestro Padre, es una realidad: Dios ha obrado, ha intervenido, para que la Mater se estableciera aquí.

En ese momento comenzó una historia santa, fascinante y arriesgada. El protagonista humano de esta historia fue él, el Fundador. Él no solamente ha con–vivido, com–padecido todos los acontecimientos, todas las etapas de esta historia, sino que también la ha construido con su Familia. Y ahora él está aquí de rodillas, ha regresado a Ella, a la que fue su Madre y su Reina, a la que le fue fiel y lo acompañó, a la que también él le fue fiel en todas las oscuridades y en todos los indecibles sufrimientos por los que fue conducido junto con su Familia, a lo largo de los 14 años. Con respeto y en silencio nos ponemos ante estos acontecimientos misteriosos, transcurridos aquí, de su corazón al corazón de la Mater y viceversa. A continuación se dirigieron todos al aula del Colegio Mariano, donde por primera vez después de catorce años el Padre Kentenich se encontró nuevamente con su Familia en forma amplia.

Más adelante escucharemos sus palabras de aquel entonces. Naturalmente él sabía que no sólo todas las miradas estaban centradas en él sino que los corazones y las almas aguardaban sus palabras con total apertura. Es característica de él la forma en que comenzó: "Podríamos permanecer ahora en un nivel más terrenal, compartiendo con ustedes y postgustando juntos cómo fue que llegó este día, y quiénes han participado activamente de esta hora", refiriéndose con ello al hecho de encontrarse de nuevo con su Familia. "Pero no es ése mi deseo, sino que quiero remontarme junto con ustedes a las estrellas, al cielo". Y entonces nos permitió vislumbrar fugazmente lo que llevaba en su alma, al contar: "Mientras viajaba hacia aquí, volando sobre las nubes, recordé que siglos atrás San Agustín regresaba también desde el norte de África hacia Europa, y cómo él durante la noche, recostado sobre el mástil de su barco, contemplaba continuamente el cielo y las estrellas".

Y reflexiona este incansable buscador de Dios, que ese Dios eterno e infinito ha tejido planes, planes misteriosos con su humanidad y su pueblo. Nuestro Padre señaló también a San Pablo, que continuamente intentó, reflexionando a partir de la fe, acercarse a este misterioso plan del Dios infinito. Y, asimismo, este moderno buscador de Dios nos contó lo que pasaba por su corazón y, retomando el hilo del acontecimiento vinculado al Milagro de la Nochebuena, volvió al momento del origen de esa expresión y esa imagen del Milagro de la Nochebuena, la carta de la Hna. Mariengart al Niño Jesús escrita en 1941, durante su primer cautiverio.

Y reflexiona sobre lo que este Dios infinito – a menudo incomprensible para nosotros, los hombres – ha planeado para con Schoenstatt, planes en los que estaba previsto que la separación exterior de la Familia durara 14 largos años, meditando sobre el significado y las implicancias que conlleva todo esto.

Seguidamente hizo dos declaraciones que se grabaron hondamente en nuestro corazón. La primera: "En todos esos años y en todas esas noches oscuras nunca dudé, ni por un instante, que un día iba a volver a mi Familia". Y, más aún, reiteró una declaración que nos dejó penetrar en su mundo interior, reflejando lo que lo conmovía interiormente en ese día, en esa hora, en ese acontecimiento. Afirmó él: "Nunca me sentí solo o abandonado cuando la mano de Dios me encomendó una cruz pesada, porque siempre supe que ustedes llevan conmigo esa cruz que Dios nos confió". Así nació esa profunda comunidad de destinos y de corazones.

Estos son los fundamentos sobre los que descansa Schoenstatt. El inquebrantable fundamento de la Alianza de Amor con la Mater y este inseparable entrelazamiento de destinos y fusión de corazones entre el Fundador y su Familia. Si hoy nos hemos reunido aquí a fin de reavivar un poco en nosotros lo que este acontecimiento ha traído consigo y lo que significa para nosotros, no es simplemente para echar una mirada hacia atrás, y contemplar lo que sucedió en aquel entonces. Nuestro Padre, con su viva conciencia de la historia, se valió siempre de cada mirada retrospectiva al pasado, cada intento de revivir la experiencia de un momento histórico determinado, para reafirmar al mismo tiempo la misión permanente y proyectar el camino hacia el futuro.

Es eso, creo, lo que nuestro Padre y Fundador quiere decirnos en este día, en esta hora y en este lugar: Schoenstatt vive de la fe en la realidad de la Alianza de Amor y del entrelazamiento de destinos entre el Fundador y nosotros, su Familia. Este es nuestro camino. Podríamos pedirle a la Madre tres veces Admirable: ˇacompáñanos en este camino, queremos seguir adelante!".

Traducción: aat, Argentina

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Last Update: 24.01.2006 Mail: Editor /Webmaster
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