ARGENTINA, Santiago Luque Columbres /Juan Barbosa. Fue una experiencia indescriptible la que se vivió el pasado 12 de enero cuando la MTA, de la mano de los jóvenes, llegó a la cima del "Centinela de Piedra". A partir de ese momento en los corazones de estos "Aventureros de María" habitará un recuerdo imborrable, pues ese día hicieron cumbre en el Coloso de América, el Cerro Aconcagua, Argentina, de 6.952 metros de altura.

Bajo el lema " Per Aspera ad Astra " un grupo de 14 jóvenes (uno de ellos, aunque más grande, el más joven de todos…) emprendieron un sueño acuñado 4 años atrás y que fueron alimentando con distintos campamentos, escaladas y convivencias, preparándose para "robarle la cumbre al Cerro ", como cuenta Santiago Luque Columbres (Ingeniero Industrial de 25 años), miembro de la Juventud Masculina de Córdoba y activo misionero de la Virgen Peregrina de Schoenstatt.

El lema los impulsó a reflejar "los objetivos más altos " ya que citando las mismas palabras de Santi: las cosas, cuanto más nos cuestan, mayor desafío tienen y por eso, más nos gustan. ¿Cuál fue su desafío precisamente? Exhibir en la cumbre del Centinela de Piedra, como él llama al Aconcagua, un cartel para que el mundo pueda leerlo: "SÍ a la vida desde la concepción. NO al aborto. NO a la píldora del día después".

¿Quién puede dar mejor testimonio de esto que Carlos Luque Columbres, un padre de familia (con mayúsculas) de 12 hijos, que con sus 5 varones (entre ellos Santi ) se sumó a este desafío poniéndose en primer lugar?

Sin lugar a dudas, un párrafo especial merecen Mercedes, su esposa y una mamá con mayúsculas, y sus 7 hijas mujeres (una de ellas religiosa ), que apoyaron junto con yernos, nueras y nietos (12 también) esta locura de amor desde el principio.

Cada negación, un paso más hacia la cumbre

Nos cuenta Santi que si bien ellos tienen un muy buen estado físico, producto de una vida sana y con mucho deporte como aditamento habitual, lo central fue la preparación espiritual, antes y durante la Expedición ACONCAGUA 2006.

Durante todo el año pasado sumaron Capital de Gracias en el Santuario de la Vida y la Esperanza (Cerro de las Rosas, Córdoba) con una premisa fundamental: " Cada negación a la comodidad de uno mismo es un paso más que daremos para la trepada del ACONCAGUA ".

Durante la Expedición, el Rosario rezado cada noche por todos los "Andinistas de María", les daba la fuerza para encarar cada día " como si fuera el último partido. Como si fuera la final .

La llegada a la cima

Comenzaron el "ataque" a las 3,00 a.m. y les llevó 10 horas llegar a ese lugar soñado durante tantas y tantas noches (ya en 2004 lo habían intentado, pero "el Cerro se resistió").

Superaron el viento polar, la deshidratación, el cansancio de los 6.000 metros que habían dejado atrás; en fin, durísimos obstáculos que "no son otra cosa que los que la vida misma te va poniendo y a los que tenés que vencer. Esta experiencia fue un claro reflejo de lo que es tener un ideal alto, en la cual te acompañan también miedos e inseguridades que vencés en la compañía de Dios, con la tutela de la Mater, a quien expresé mi mayor agradecimiento en cuanto toqué "la Cruz de la Cima".

Desplegamos allí nuestro cartel, y la imagen de la GRAN MISIONERA, quien nos acompañó, aquel 12 de enero, ¡a lo más alto de América!".

Nuestra verdadera CUMBRE

Así resume Santi lo que guardan de esa aventura: "Nuestra cumbre es llegar al cielo, y para ello debemos transitar el camino de la vida, superar diferentes etapas; por momentos el camino fácil, en otros el camino más empinado.

Cuando estamos cansados o bajoneados buscamos el apoyo de nuestros seres queridos.

Cuando el compañero pasa por esos momentos somos nosotros los que debemos dar una palabra, una sonrisa o caricia de apoyo y juntos mirar nuevamente la cumbre a lo lejos y volvernos a entusiasmar... lo más importante es nunca aflojar, seguir adelante a pesar de todo porque la satisfacción de llegar justifica todo el sufrimiento.

De este modo, según mi manera de ver, la realización alcanzada será plena".