ARGENTINA, P. Pablo Pol. El 26 de diciembre arribó el grupo misionero MTA, compuesto por jóvenes universitarios de los Santuarios de San Isidro, Confidentia y Villa Ballester, y un par de jóvenes de Salta, al pueblo de Henderson, provincia de Buenos Aires. En su octava misión, luego de haber ido tres veces a Daireux, una a Mendoza y tres a Viale, ahora era el momento de Henderson, un pueblo ubicado en el centro de la provincia de Buenos Aires, a unos 450 kilómetros de la ciudad de Buenos Aires, con unos 8.000 habitantes y una sola parroquia dedicada a Santa Teresita; con el agregado de que estaban hace más de tres meses sin párroco.

Henderson es también el "pago" del Padre Esteban Uriburu, que desde esta ciudad fundó Schoenstatt en la diócesis de Nueve de Julio a partir de la llegada de las 2 primeras imágenes peregrinas el 6 de agosto de 1986. El 14 de agosto de 1988 se bendice la primera ermita ubicada en la plaza, y el 18 de junio de 1990 adquieren un terreno de 12 hectáreas, que lleva el nombre de Centro Mariano Joao Luiz Pozzobon, en honor del iniciador de la Campaña. El 7 de noviembre el Obispo diocesano, Monseñor Tomassi, bendice allí la Casa Santa María, puesta a disposición de toda la Iglesia diocesana. Desde este lugar se irradia una fuerte corriente de vida a través de la Campaña llevando el mensaje de Schoenstatt a muchas ciudades y pueblos de la diócesis, que hoy día cuenta, además de la Campaña, con grupos de la Obra Familiar, Madres, Voluntarias de María y Círculo Vocacional.

Este año acompañaron a los jóvenes el asesor de la JM, P. Pablo Pol, y el P. Tomy Nin Mitchell, como también la Hna. Rosa María y Pedro Miraballes seminarista paraguayo de los Padres de Schoenstatt.

Al llegar al pueblo quisieron transmitir su alegría joven, compartir el mensaje de que la Iglesia está viva, que siempre hay esperanza y que María quiere visitarnos siempre de nuevo. Al principio la respuesta del pueblo fue tímida y la concurrencia a las actividades que organizaban en los diferentes puntos del pueblo era escasa, lo que les llevó a redoblar el esfuerzo y el Capital de Gracias. Ahí se animaron mucho, no bajaron los brazos, y esto se fue reflejando en el transcurso de los días. Se realizaron dos encuentros para matrimonios y uno para todos los jóvenes del pueblo en el que se debatió sobre un video. Además visitaron prácticamente todas las casas del pueblo con la imagen de la Virgen Peregrina.

El pueblo comienza a abrir sus puertas

El pueblo empezó a abrir las puertas, a compartir lo que tienen, a participar en la misión. Las actividades crecieron en concurrencia al igual que el rosario y la misa diaria que celebraban en las tres capillas del pueblo; la gente los empezó a conocer y se fueron estrechando vínculos personales y a compartir diferentes momentos.

Al finalizar la misión la Mater los sorprendió a todos: junto con el obispo, Mons. De Elizalde, llegó el nuevo párroco que trabajará a partir de ahora en la parroquia. Fue una gran alegría y felicidad para todos: la misión dejaba un fruto importante y la MTA se coronaba nuevamente atendiendo a las necesidades de su pueblo.