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 published: 2005-12-21

"La historia de salvación comenzó con el ‘sí’ de María y el nacimiento del Hijo de Dios"

Navidad 2005, vista desde Roma

 

“La historia de salvación comenzó con el ‘sí’ de María y el nacimiento del Hijo de Dios”: Pesebre viviente en Mar del Plata, Argentina, 18 de diciembre de 2005

“The history of salvation began with Mary’s yes and the birth of the Son of God”: Living manger in Mar del Plata, Argentina, December 18, 2005

Die Erlösungsgeschichte hat begonnen mit Marias Ja und der Geburt des Sohnes Gottes: Lebendige Krippe in Mar del Plata, Argentinien, 18. Dezember 2005

Foto: Frías © 2005

 

 

Paz a los hombres ... es Navidad: Pesebre viviente en La Plata, Argentina, 19 de diciembre de 2005

Peace on earth... it is Christmas: Living Manger in La Plata, Argentina, December 19, 2005

Friede auf Erden… es ist Weihnachten: Lebendige Krippe in La Plata, Argentinien, 19. Dezember 2005

 
 

Dios nos ofrece su amor... su hijo...

God offers us his love... in his Son…

Seine Liebe ist groß...

Fotos: Gaias © 2005

 

 

 

ROMA, P. Alberto Eronti. La ciudad de Roma manifiesta nítidamente la atmósfera de las llamadas "fiestas tradicionales", la Navidad y el nuevo año. Externamente se nota algo particular en la ciudad, hay menos movimiento que otros años, menos excitación por la compra de regalos, aunque el consumismo, como lo recordara el Santo Padre, no ha sido vencido y es claro que la crisis económica golpea más de lo que se supone los bolsillos de los italianos. Hay incertidumbre, temor y, como es de suponer, son los ancianos y los pobres – entre éstos hay que contar un gran número de inmigrantes – los que llevan la parte peor. El Papa ha hecho referencia a esta realidad en sus últimas intervenciones. Lo rescatable es que se presenta un fin de año más sosegado e íntimo, más familiar y en casa.

Comparando con el año pasado, la ciudad no vive la tensión que supusieron las amenazas de atentados terroristas. Sin embargo hay preocupación por Europa y su futuro a mediano plazo. Las oleadas de inmigrantes clandestinos que arriesgan sus vidas por una oportunidad mejor, la violencia juvenil en Bélgica, Francia y Holanda con miles de automóviles quemados y escaparates destruidos, llevan a los italianos a preguntarse ¿hacia dónde vamos?

Todo el mundo se prepara a celebrar y vivir la Navidad

También la Iglesia vive nuevos desafíos y conflictos en la relación con diversos Estados. Detrás de todo ello está la ideología laicista propagada cada vez más en la Unión Europea, como la propia crisis de increencia e indiferencia religiosa que vive la sociedad europea respecto al Dios revelado por Jesucristo. En distintos países crece la tendencia a ignorar o borrar los signos religiosos que han acompañado a Europa desde su nacimiento, las presiones varias para limitar la libertad religiosa y de educación no dejan de ser nubes de tormenta para la Iglesia.

Pero, y aquí se da lo paradójico, culturalmente hablando a pesar de toda la larga lista de problemas evidentes o latentes de la fe, toda Europa – y el mundo – se prepara a celebrar y vivir la Navidad y el cambio de año. Es como si el subconsciente cultural todavía resistiese las variadas agresiones y surgiese desde lo más profundo el deseo y la necesidad de celebrar estas fiestas que llamamos del amor, la paz y la familia.

¡Feliz año nuevo!

Un nuevo año se acerca a su fin, y como ha ocurrido a lo largo de nuestra vida lo despediremos con un anhelo que será también el saludo para quienes amamos, conocemos o simplemente compartimos momentos fugaces: ¡Feliz año nuevo! El deseo y el saludo indican algo fundamental de nuestro espíritu: la necesidad de pacificarnos y pacificar, querer ser feliz y desear a otros la felicidad. ¿Por qué repetimos este gesto cada año? Tal vez porque comenzar un nuevo año es también iniciar un nuevo capítulo del libro la vida. Es como estar ante un cuaderno en blanco sabiendo que se nos dará la oportunidad de escribir y que también otros escribirán en él. Por esto, cada año nuevo se nos presenta como una oportunidad y un desafío a esmerarnos para que, en lo que de nosotros depende, el nuevo sea un año bueno, un año bello.

Pero, apenas seis días antes de que el año termine nos saludaremos de otra manera y con otras palabras: ¡Feliz Navidad! La celebración del nacimiento del Hijo de Dios y la atmósfera familiar y religiosa que rodean el acontecimiento, nos señalan "la primera fuente", la única fuente de la felicidad y la esperanza: Dios haciéndose hombre como todos los hombres: naciendo niño. La Navidad nos recuerda que la felicidad es posible siempre y cuando no equivoquemos la tierra en que ella se asienta y que hemos de labrar: el corazón del hombre y lo que elija como su gran amor. La felicidad no es en primer lugar una realidad exterior al hombre, sino interior. Es un estado, es una situación íntima e intensamente personal, se trata de estar en paz con uno mismo, fruto de la paz con Dios como fuente y con los otros como comunión.

Ya está levantado el pesebre y colocado el árbol de Navidad

El hombre es según lo que ama. Es feliz si posee la paz interior, si su esperanza es rica de ideales y sueños que piden lo mejor y más hermoso de sí mismo. Todo lo dicho se resume en "el nombre sobre todo nombre": Jesús; en la fidelidad de una mujer, María; en la disponibilidad noble de un hombre, José; en la fe sencilla de los pastores. He aquí a quiénes contemplaremos en la Noche más buena del año.

En la Plaza del Mundo, junto a la Basílica de San Pedro, ya está levantado el pesebre y colocado el árbol de Navidad. La Iglesia mantiene su símbolo – el pesebre – y a la vez sacraliza el símbolo no nacido de su tradición – el árbol – en un abrazo que abarca el mundo entero. No podía ser de otra manera, la Iglesia es, como su Madre, "especialista en humanidad y nada humano es ajeno a su corazón".

Como bien afirma el Padre Kentenich, "…la historia de salvación se reitera. La historia de salvación comenzó con el "sí" de María y el nacimiento del Hijo de Dios". Y agregará que para que el hombre encuentre hoy la salvación, "María debe dar nuevamente a luz a Cristo". Este es el misterio que nos preparamos a celebrar. Es un misterio de fe, de luz y de esperanza. Cristo sigue naciendo porque María no aparta su sí. Sí que la Iglesia Madre anuncia y celebra como Navidad.

Desde Roma, corazón de la Iglesia, junto a Pedro les deseo a todos una Navidad bendecida y en paz, que el nuevo año sea de gracia para todos y cada uno.

 


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Last Update: 21.12.2005 Mail: Editor /Webmaster
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