Un cuadro de la MTA para el Nuncio Apostólico

Un recuerdo inolvidable: Visita del Nuncio Apostólico al Santuario de Lima

Mons. Rino Passigato Nuncio Rino Passigato Nuntius Rino Passigato
Durante la Misa During Mass Während der Messe
Saludando Greeting Frohes Grüßen
Fotos: Manuel Huapaya © 2005

PERÚ, P. José Luis Correa. Acercándose el fin de año de las actividades, la familia de Schoenstatt de Lima, Perú, contempla con gratitud los regalos recibidos en este año. Entre otros muchos eventos, se destaca la visita del Nuncio Apostólico en el Perú, Mons. Rino Passigato, al Santuario de Schoenstatt de Lima, en La Molina.

La visita tuvo lugar el domingo 17 de abril por la mañana, en que Mons. Rino Passigato celebró la Eucaristía en el Santuario de Schoenstatt de Lima, en La Molina. Al finalizar la Santa Misa - a la que asistió un numeroso grupo de miembros del Movimiento, amigos y vecinos, tanto de la arquidiócesis de Lima como de las diócesis del Callao y de Turín - el matrimonio coordinador del Movimiento en La Molina, Edgar y Margarita Espejo, hizo entrega a Monseñor de un obsequio, en señal de agradecimiento por su visita. Antes de abrirlo, el Nuncio – intuyendo de qué se trataba - compartió con todos el don especial que Dios le había hecho en los tres lugares donde le ha tocado desempeñarse como representante del Santo Padre: primero en Burundi, donde conoció bien a las Hermanas, los Padres, los sacerdotes diocesanos y el movimiento en torno al Santuario de Bujumbura; luego en La Paz, Bolivia, donde también se encontró con el Santuario y el Movimiento; y finalmente ahora Lima, Perú, donde hace un año y medio recién que fue bendecido el Santuario. Mientras iba contando todo esto, abría el regalo, hasta que efectivamente halló lo que pensaba: un hermoso cuadro de la MTA.

La Novena "Audaz en el riesgo" por un primo en Italia

Después de la celebración eucarística el nuncio permaneció todavía un buen rato compartiendo con los asistentes un momento de convivencia, dejándose fotografiar, etc.

Al acompañarlo de vuelta a su residencia, preguntó cómo iba el proceso de beatificación del Padre Kentenich, y enseguida les confidenció que había terminado recién de rezar la novena audaz en el riesgo, pidiendo por la salud de un primo suyo en Italia.

"Como se ve, nos sorprendió por su amabilidad, su disponibilidad, por su interés y su cercanía", concluye el P. José Luis.