SUIZA, Claudia Zimmerman. Simultáneamente con Schoenstatt y con la República Checa, se realizó en Quarten, Suiza, la solemne vestición de una novicia: Esther Hardegger, de profesión maestra jardinera, que lleva desde ahora el nombre de Hna. M. Selina. .

Una multitud de invitados no quiso perderse este día de fiesta. Junto a los integrantes de las distintas comunidades de Schoenstatt, llegaron sobre todo amigos y parientes de la joven novicia. Abierta y simpática como es, ella siempre se comunicó rápidamente con todos. Con su proverbial fiabilidad, fue siempre muy querida en las distintos agrupaciones a las que perteneció: monaguillos, orquesta, grupo de teatro... Y desde hace algún tiempo, también a la rama de las mujeres profesionales en Suiza.

La rama de mujeres profesionales fue para ella la entrada en el mundo de Schoenstatt. Un sacerdote le recomendó que participara en una Jornada en Quarten. Allí encontró su verdadera vocación. La alegría por esta decisión se notó en su cara cuando después de la vestición salió radiante del Santuario. La superiora provincial. Hna. Renata María Becchio, se alegró especialmente porque justo en el año de las bodas de oro del Santuario de la Inmaculada (que se celebrarán el próximo 20 de noviembre) nuevamente una joven ingresó en la comunidad.

La plena alegría de vivir

"Pero ustedes son una raza elegida, un reino de sacerdotes, una nación consagrada, un pueblo que Dios hizo suyo para proclamar sus maravillas; pues él los ha llamado de las tinieblas a su luz admirable. Ustedes antes no eran su pueblo, pero ahora son pueblo de Dios; no habían alcanzado su misericordia, mas ahora les ha sido concedida su misericordia" (1 Pedro 2, 9 y 10)Estas palabras de la lectura no valen solo para las Hermanas de María, afirmó el director del Movimiento, P. René Klaus en la homilía. La alegría por la propia vocación, dijo él, es una de las cuatro principales fuentes de la alegría. El P. Klaus se refirió a un curso de ejercicios espirituales dados por el Padre Kentenich en Suiza. Lo tituló "La plena alegría de vivir"

El P. Klaus mencionó las otras fuentes: la Palabra de Dios, es decir la Sagrada Escritura; la Eucaristía y el Santuario. Invitó a la novicia a que siempre renovara "su primer amor" y así pudiera buscar en una fuente inagotable.

El "misterio de Schoenstatt" no resuelto

Todos esperaron anhelantes el nuevo nombre que la misma Esther eligiera; a nadie de quienes la conocen le sorprendió que fuera un nombre sencillo: Hna. M. Selina. Le quedó tan bien como el vestido que llevó este día por primera vez. Cuando Esther – o desde este momento la Hna. Selina – regresó a la iglesia acompañada por la superiora provincial, me pregunté una vez más: ¿a qué se debe realmente que en cada nueva vestición de las Hermanas de María parece que siempre hubieran llevado ese vestido? ¡Es uno de los "misterios de Schoenstatt" que aún no he develado!

.También estuvo llena de misterio la ronda de felicitaciones. Después de un sencillo almuerzo, donde se sirvieron variados platos fríos y calientes, se levantó la mesa y se corrieron las sillas. Con un pequeño retraso comenzaron las felicitaciones.

Hay que tener en cuenta la fama de extrema puntualidad que tienen los suizos, aquí se la toma un poco en broma! "Por favor no deduzcan de esto que las Hermanas de María no son puntuales", pidió la moderadora, Hna. M. Beatriz Lingg. Igualmente ingenuas como con este retraso fueron las Hermanas de María al calcular el tiempo que durarían las felicitaciones: fue el doble de lo anunciado. Todos quisieron alegrar a "su Esther". La familia, la gente de su parroquia, músicos, poetas, miembros de la Familia de Schoenstatt.

La moderadora no siempre sabía lo que vendría después. "¿O saben ustedes que es un poema que ‘en verdad no es poema’"?, preguntó. Con el tiempo se descubrió qué significaba el misterioso paraguas negro con bandas de colores. Se le puso la final una corona al paraguas, porque la Hna. M. Selina ya es una servidora de la Madre y Reina de Schoenstatt... Tampoco fue claro lo que querían los dos jóvenes sacerdotes que se presentaron con sus camisas de campesinos de alta montaña. Demostraron que cantaban muy bien. También lograron (casi) siempre encontrar el tono correcto para cantar a dúo... Ante todo alabaron a la futura Hermana de María con los tonos más altos. Todo lo que hizo ella, fue rápido y bueno.

Un africano canta en italiano

Cuando se sirvió el postre, debían concluir de todos modos las felicitaciones. Un sacerdote africano (que ayudó frecuentemente en la parroquia de Esther), cantó sencillamente un canto de felicitación en medio de la gran sala, entre los visitantes que en parte ya se despedían. Que él, siendo africano y viviendo en la Suiza de habla alemana, cantara en italiano, fue uno de los momentos especiales de este día especial. ¡La alegría llegó desde varias fuentes y de muchas formas! La Hna. M. Selina tendrá mucho para contar en Schoenstatt cuando se encuentre nuevamente con sus Hermanas de Curso.

Aunque la despedida de Suiza siempre es difícil, ella se alegra mucho por volver a Schoenstatt. ¿Debido al Santuario Original y a la Capilla del Padre? ¡Por cierto que también! Pero hay aún otro fundamento que ella revela sonriendo en la despedida: "¡Quiero ver como se las ve a mis Hermanas de Curso con su nuevo vestido!"

Traducción: aat, Argentina