CHILE, Juan I, Alarcón. El pasado sábado 12 de noviembre, la Familia de Schoenstatt de Chile se vistió de gala. Se bendijo el Santuario número 18 de esta tierra y fue en San Fernando, en el Valle de Colchagua, a unos 130 Km. al sur de Santiago.

Esta fiesta comenzó el viernes 11 con una Vigilia a cargo de la Juventud, culminando con la Sta. Misa de bendición, celebrada por el Obispo de Rancagua y presidente de la Conferencia Episcopal Chilena, Monseñor Alejandro Goic, y concelebrada, entre otros, por el arzobispo de Santiago de Chile, Cardenal Francisco Javier Errázuriz. Los Padres de Schoenstatt, las Hermanas de María, las Señoras del Instituto, la Juventud y las misioneras de la Virgen Peregrina se reunieron, en un intenso día de sol y calor, para ser parte de esta gran fiesta.

Y no eran pocos los motivos para celebrar. En primer lugar la bendición de un nuevo Santuario, la irrupción de gracias en medio del campo chileno y la sola alegría que eso implicaba para San Fernando y toda la Familia schoenstattiana chilena. En segundo lugar, por ser el Santuario número 18 de Chile, un Santuario especialmente impregnado del espíritu de alianza de 1914, y en un año donde la Juventud de Schoenstatt, desde el Santuario original, ha decidido renovar esa Alianza y sellarla por toda la Juventud del mundo.

Un hecho ocurrido hace 57 años... y un terremoto

Pero quizás lo más significativo de este acontecimiento, tenga relación con un hecho ocurrido hace 57 años, cuando el P. Kentenich bendijo la primera piedra de lo que sería el Santuario de Santa Cruz (60 Km. al suroeste de San Fernando). En aquel 20 de octubre de 1948, el Padre y Fundador decía: "la Santísima Virgen quiere una disposición a la lucha en su escuela, en su castillo; quiere formar paladines y caballeros que luchen en su honor hasta el fin de su vida. Esta es la gran tarea que se ha propuesto la Madre y Reina tres veces Admirable de Schoenstatt, desde hoy, no sólo aquí en este colegio, sino expresamente, en toda esta provincia y en todo Chile". Sin embargo en torno a este Santuario nunca se llegó a formar un gran movimiento de peregrinos, ni tampoco una Familia que respaldara con su presencia, con su vida y esencialmente con sus aportes al Capital de Gracias, la fecunda acción de la Santísima Virgen que caracteriza a los Santuarios. Pasó el tiempo, y ante la falta de aportes al Capital de gracias y de compromiso, el Santuario terminó por derrumbarse a causa de un terremoto, quedando hoy solamente las ruinas.

Cumplir el sueño del Padre Kentenich... a unos 60 más al este

Este nuevo Santuario de San Fernando recoge toda esta herencia de desafíos. Y junto con el llamado de Monseñor Goic de ser católicos convencidos y convincentes, de apoyar a la Iglesia como continuadora de la Obra de Jesucristo; pretende ser fuente de gracias y taller de santidad. Pretende ser aquello que la provincia de Colchagua y Chile entero requieren y anhelan; cumplir el sueño del Padre Kentenich, convertirse en una Tierra Santa Mariana.

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