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 published: 2005-11-22

Redescubrir la Eucaristía como celebración de la Alianza

Observaciones y Reflexiones tras el fin del Año de la Eucaristia

 

Redescubrir la eucaristía como celebración de Alianza

Rediscovering eucharist as celebration of the Covenant

Die Eucharistie wiederentdecken als Feier des Bundes

La Santa Misa: el regalo de la presencia de Jesus

Holy Mass: the gift of Jesus’ presence

Heilige Messe: das Geschenk der Gegenwart Jesu

 
 

Comunio del pueblo de Dios

Communion of God’s people

Gemeinschaft des Volkes Gottes

 
 

Testimonio del amor de Dios

Testimony of God’s love

Zeugnis der Liebe Gottes

Fotos: POS Fischer © 2005

 

 

 

ROMA, P. Alberto Eronti. El domingo 2 de octubre, día en el que Benedicto XVI abrió formalmente el Sínodo de los Obispos, participé por la tarde en una concelebración en la Iglesia Argentina en Roma. En la celebración participaron también los tres obispos que representaban a la Iglesia de Argentina en el evento. Al final de la Misa me acerqué a conversar con Mons S. Karlic (Arzobispo Emérito de Paraná) sobre sus expectativas respecto al Sínodo. Lo primero que me dijo fue: "Creo que hoy la Iglesia necesita redescubrir la Eucaristía, es su fuente, su alimento y el seguro de su unidad". El sábado 15 de octubre por la tarde el Santo Padre tuvo un encuentro del todo particular: se reunió con miles de niños en la Plaza de San Pedro. El equipo que preparó la reunión tuvo la buena idea de pedir a los niños de diferentes parroquias y colegios que formularan las preguntas que querrían hacerle al Papa. De ellas se hizo una selección y luego se designaron los chicos que se las formularían a Benedicto XVI. Las preguntas se centraron en el tema de la Misa, por el hecho del cierre del "Año de la Eucaristía" y por la edad de los chicos.

Una de las preguntas fue: "¿Por qué hay que ir a Misa los domingos?". El Papa, que no conocía previamente la pregunta que se le haría, sonrió y con un lenguaje sencillo y muy pedagógico dio su respuesta. La pregunta como la respuesta desataron en mí una serie de recuerdos recientes: Juan Pablo II dedicó tres documentos al tema de la Eucaristía en la última parte de su pontificado, uno de ellos titulado "El día del Señor", dedicado a la Misa dominical. Benedicto XVI enfatizó la importancia de la Misa dominical, no solo en el encuentro con los niños sino durante otras intervenciones. El último viernes del Sínodo, encontré a Mons Karlic en el Vaticano, tras saludarlo le dije: "Monseñor, me parece que su intuición fue bien acogida: la Misa dominical". A lo que mes respondió: "Claro, es la fuente, es la fuente de la vida y la unidad de la Iglesia, hemos de volver más decididamente a ella".

En la madrugada del domingo...

En la Encíclica "Ecclesia de Eucharistía" Juan Pablo II escribe: "…he querido dar un relieve particular a la Eucaristía dominical, subrayando su eficacia creadora de comunión: Ella es el lugar privilegiado donde la comunión es anunciada y cultivada constantemente. Precisamente a través de la participación eucarística, el día del Señor se convierte también en el día de la Iglesia". Las palabras del Papa se fundamentaban en su larga experiencia pastoral en Cracovia, pero sobre todo una absoluta convicción: hemos de permanecer "en el seno de la Iglesia con el cuerpo y con el corazón". Esta "permanencia" se da por excelencia en la asamblea eucarística, en la celebración de la "Cena del Señor". Pero, ¿por qué el domingo? ¿no puede ser otro día? La Iglesia primitiva celebraba la Eucaristía "en la madrugada del domingo". No había celebración de la Misa entre la semana. La Comunidad primitiva como más tarde la teología litúrgica destacan el domingo como "el día de la resurrección del Señor" y como "el primer día de la nueva creación". Es decir, desde el inicio de la Iglesia la comunidad se reunía en el amanecer del domingo para celebrar a su Señor resucitado. No era una "obligación", no existía el precepto de la Misa dominical, lo que había era el deseo y la necesidad de "escuchar sobre Cristo, conocer sus palabras, los hechos de su vida y participar del don de sí mismo en la partición del Pan y del Vino".

En la perspectiva de lo dicho he leído algunas estadísticas europeas, pero que son indicativas para otros Continentes. Según las mismas el porcentaje de asistencia a la Misa dominical varía del 1,2% al 3,8% en las grandes ciudades y del 3,7% al 12,8% en los pueblos de campaña. Si partimos de la base que en algunos países de Europa más del 80% se declara católico y en otros en torno al 50%, no hay duda alguna que la participación en la Misa dominical es bajísima. Si los impulsos de los Papas y de los Padres Sinodales se tomaran seriamente, la pregunta es: ¿qué hemos de hacer para que la Misa dominical vuelva a ocupar su lugar en la vida de la Iglesia? Las respuestas son muchas y variadas, pero quisiera detenerme en dos aspectos a la luz de la espiritualidad de Schoenstatt: la Alianza como categoría fundamental de la Historia de Salvación y la estructura del Movimiento, dado que el tema le plantea a la catequesis un gran desafío.

La Misa, el momento de la Alianza

El Padre Kentenich afirmará una y otra vez que Dios tiene para con cada hombre y todos los hombres "un plan de amor, un plan fundado en una alianza de amor". Para vivir plenamente esta alianza, "Dios se hizo carne", porque la delicia de Dios "es estar con y en los hijos de los hombres". Dirá el Padre: "Verdaderamente Emmanuel, Dios con nosotros, Dios entre nosotros, Dios en nosotros! (…) podemos escucharlo de manera muy clara: "El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí y yo en él…" (Jn.6,54). Esto significa que esta alianza de amor, esta fusión de corazones entre el Dios eterno y mi corazón, durará toda la eternidad. Alianza de Amor. ¡Singular regalo maravilloso el que aquí se nos promete y que se hizo realidad" plena en la Eucaristía. He aquí la "clave" para reconquistar la Misa y la participación en ella: es el momento de la Alianza, es la celebración de la Alianza "nueva y eterna". Creo que desde la espiritualidad de Schoenstatt tenemos una "categoría" fundamental para entender y vivir la Santa Misa como la celebración y la renovación de la Alianza, pero Alianza de Amor entre el Dios que se "hace comida y bebida" para ser "Dios con nosotros" y "Dios en mí".

Que el niño de hoy sea hombre y mujer de la Eucaristía mañana

Por otro lado nos denominamos "Familia de Schoenstatt" y toda la Obra tiene una estructura familiar. Sin duda que esta estructura familiar se sustenta en la Alianza de Amor con María y se alimenta del Cuerpo y la Sangre de Cristo. Las comunidades, ramas, cursos y grupos, tienen una estructura familiar vertebrada por la Alianza. Creo que se nos ofrece la posibilidad de desarrollar una "espiritualidad eucarística" desde esta perspectiva. ¡Qué poco se ha hablado en la historia de la Iglesia de la "alianza"! Usamos la expresión "Antiguo y Nuevo testamento" en vez de "Antigua y Nueva Alianza". Lo "novedoso" de la "Nueva Alianza" es que Dios "bajó" y se "abajó" para hacerse "hombre", sellando una alianza entre Dios y "la carne". Y esta "carne", este "cuerpo y sangre" se hizo don de sí, auto-don para cada hombre y todos los hombres. ¡He aquí la realización de la Alianza! ¡Dios donándose, dándose a quien lo busca como "Dios en mí y para mí", pero que también es "Dios en ti y contigo" y por eso "Dios con nosotros"! Si la Iglesia es la "Familia de Dios", lo es por ser Familia alimentada por el Dios de la Alianza, Familia constituida y alimentada en y por la Eucaristía.

El desafío para que estos impulsos no se diluyan es grande. Hay que rescatar lo que hemos perdido: la "cultura Eucarística". Esto es, la centralidad de la Eucaristía como realización de la Alianza entre Dios y el hombre bautizado. Una vez más digo que en buena medida esta "cultura" se decide en la familia, en la "Iglesia doméstica", donde se da la primera y fundamental catequesis. Una vez más vislumbro la grandeza de la misión de la Obra de Familias de Schoenstatt y de todas las familias cristianas, un camino cierto y primordial para que el niño de hoy sea hombre y mujer "de la Eucaristía" mañana.


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Last Update: 29.11.2005 Mail: Editor /Webmaster
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