Nuestros corazones anclados en Dios

Mis experiencias de la JMJ: Florencia Aliaga, Córdoba, Argentina

Viva la Mater!

Viva MTA!

Viva MTA!

El Papa confia en la juventud The Pope trust the youth Der Papst vertraut der Jugend
Parte de la delegación de Argentina Part of the delegation from Argentina Teil der Delegation aus Argentinien
Alianza por la juventud del mundo Covenant for the youth of the world Liebesbündnis für die Jugend der Welt
El lugar as importante: el Santuario Original The most important place: the Original Shrine Der wichtigste Ort: Das Urheiligtum
Alianza Covenant Liebesbündnis Fotos: POS Fischer © 2005

El encuentro con Su Santidad Benedicto XVI y con tantos jóvenes del mundo entero que llegaron a Colonia con el anhelo de "adorar al Señor" y de regalar a la Iglesia universal la alegría y la esperanza de la juventud, marcaron profundamente nuestros corazones.

Los cuatro días en Schoenstatt, Alemania, en el centro espiritual de nuestro Movimiento, hicieron experimentar vivamente a los miles de jóvenes schoenstattianos llegados de los lugares más remotos del mundo, de las más diversas lenguas y costumbres, que sólo a través del amor es posible un cambio.

Como en la primera Alianza del año 1914

Como en la primera Alianza del año 1914, María nos llamó a cada uno por su nombre y quiso sellar por nosotros una Alianza de Amor con los jóvenes del mundo entero. En la Alianza, María nos regala su corazón, un corazón nuevo, un corazón según el corazón de su Hijo, y nos enseña a ver el mundo con sus ojos. Ella nos necesita, nos invita a participar en su tarea y nos acompaña en la construcción del Reino del Padre.

Sabemos que hoy es el tiempo, Ella, nuestra Madre, nos reclama. La sociedad se ha olvidado de Dios, lo ha expulsado de las cuestiones públicas, del mundo del trabajo, de la política, de las relaciones interpersonales, de la familia. Como se ha olvidado de Dios, todo se relativiza. Esta es la tendencia de nuestro tiempo, donde la medida de las cosas ya no es el bien, sino el placer, la comodidad, el éxito y el poder. María quiso convertirnos en sus aliados para que llevemos la Verdad de su Hijo al mundo.

Ahora depende de nosotros

Muchas eran las propuestas apostólicas, los sueños y las obras de todos esos jóvenes, tan distintos entre sí, pero unidos íntimamente en la universalidad del amor a Dios y María. Lo que era común a todos era la fuerza transformadora, el anhelo de cambio y la convicción de que si anclamos nuestros corazones en Dios, predicando y viviendo su amor, un mundo mejor es posible.

María ya nos hizo la invitación; ahora, depende de nosotros.

¡GRACIAS MATER!