Nachrichten - News - Noticias
 published: 2005-10-11

¡Ya están tocando nuestros pies tus umbrales, Jerusalén!

La Obra de Familias argentina peregrina a Tierra Santa

 

En la cima de Monte Sinaí, junto a un refugio de altura, en ruinas: Oscar y Ana Capezio

At the peek of Mount Sinai, close to a shelter in ruins: Oscar and Ana Capezio

Auf dem Gipfel des Berges Sinai, in der Nähe einer alten Zufluchtsstätte: Oscar und Ana Capezio

 

 

El amanecer en la cima del monte Sinaí, donde Dios se manifestó a Moisés

Dawn at the peak of Mount Sinai, where God revealed himself to Moses

Sonnenaufgang am Sinai, wo Gott sich Mose offenbart hat

 
 

Belén: la Santa Misa concelebrada por el padre Guillermo Carmona y el padre Gabriel Ulloa en el verdadero Pesebre que albergó a Jesús

Bethlehem: Holy Mass with Fr Guillermo Carmono y Fr. Gabriel Ulloa at the site of the manger

Bethlehem: Heilige Messe mit P. Guillermo Carmona und P. Gabriel Ulloa an der Stelle der Krippe

 
 

Caná de Galilea: reproducción de una de las tinajas de piedra donde el agua se transformó en vino

Cana in Galilee: reproduction of one of the jars

Cana in Galiläa: Reproduktion eines Wasserkrugs, wie er bei der Hochzeit zu Kana verwendet worden sein dürfte

 

Getsemaní: Roca memorial de la oración de Jesús en el Huerto, en la Iglesia de la Agonía

Getsemani: Memorial of Jesus’ prayer in the Garden

Getsemani: Gedenkstein des Gebets Jesu am Ölberg

 
 

En las ruinas de una antiquísima capilla celebramos la Santa Misa en el Sinaí, donde Moisés recibió las tablas de la ley

In the ruins of a very old chapel, Mass was celebrated at Mount Sinai

In den Ruinen einer uralten Kapelle wurde am Berg Sinai die heilige Messe gefeiert

 
 

El grupo en Nazaret

The entire group in Nazareth

Die ganze Gruppe in Nazareth

Mas fotos – more photos – mehr Bilder

 

 

 

TIERRA SANTA/ARGENTINA, Oscar y Ana Capezio. Llegar a Jerusalén, la ciudad santa, tocar o pisar piedras que están allí desde tiempo inmemorial, y que pudo haber tocado o pisado el Señor; recorrer lugares que Él recorrió; oler los mismos aromas; escuchar los mismos sonidos; todo esto es una experiencia alucinante, mágica. Estuvimos en el lugar donde Él nació, en la pobre y convulsionada Belén, tocamos y besamos la piedra donde probablemente María dio a luz al Niño; el Padre Guillermo Carmona (como solícito padre espiritual) y el Padre Gabriel (franciscano, el guía) celebraron Misa sobre el Pesebre, lugar históricamente reconocido como tal (Lc. 2, 7); no es posible explicar los sentimientos que nos embargaban en ese momento, es algo intransferible…

También recorrimos la Vía Dolorosa (Mt. 27, 27; Mc. 15,16), una calle común del pueblo y que actualmente pasa ¡por dentro del mercado…! Estuvimos en la Capilla de la Flagelación, en el patio de la antigua Fortaleza romana. Y al final… llegamos a la Basílica de la Resurrección, que contiene en su interior el Calvario y el Santo Sepulcro. Allí nos esperaba la emoción más fuerte: pudimos tocar la piedra que cubrió la entrada del Sepulcro, pudimos rezar sobre la roca que albergó el cuerpo de Jesús en el Sepulcro… pudimos sentir lo mucho que sufrió por nosotros… (Mt. 27, 35-45; Mc. 15, 23-33; Lc. 23, 32-33; Jn. 19, 17-25). Principio y final de su vida.

Tras las huellas de Jesús y María

Y entre medio ¡tantos lugares sagrados! ¡tantos hechos narrados y recordados en la Biblia! Todo el recorrido es a pura emoción, si es que peregrinamos por el lugar desde la fe, condición previa para que estas viejas piedras y estos antiguos edificios nos hablen al corazón.

En rápido resumen podemos decir que caminamos todo lo que se puede caminar tras las huellas de Jesús y de María (hay lugares en conflicto, de muy difícil acceso); en cada uno meditamos los hechos, y tratamos de imaginar cómo llevar mejor a nuestra vida diaria las enseñanzas recibidas.

En EIN KAREN, lugar de nacimiento de San Juan Bautista, estuvimos en la Iglesia de la Visitación, meditando la actitud servicial de María, la apertura de corazón de Isabel, la santificación de Juan en el vientre de su madre… (Lc. 1, 39-57)

En BETANIA, casa de los amigos del Señor: Lázaro, Marta y María, donde actualmente se levanta el Santuario de la Amistad, meditamos sobre la amistad, y también sobre la necesidad de guardar un justo equilibrio entre oración y trabajo, entre María y Marta… (Lc. 10, 38s)

En GETSEMANÍ, meditamos la Ascensión del Señor en una pequeña capilla construida allí como memorial de tan sagrado acontecimiento (Hch. 1, 3-11). Y visitamos el verdadero Monte de los Olivos, con 8 olivos milenarios, probablemente renuevos de aquellos que cobijaron a Jesús y a los Apóstoles. Junto al monte se encuentra la Basílica de la Agonía, construida alrededor de una gran piedra desnuda en memoria de la oración de Jesús en el Huerto, allí volvimos a recordar el dolor espiritual del Señor por nuestras faltas, allí Él "sudó sangre" mientras sus discípulos (nosotros) se quedaban tranquilamente dormidos… (Mt. 26, 26; Mc. 14, 32; Lc. 22, 39)

María, primer Vaso Sagrado

BASÍLICA DE LA DORMICIÓN: memorial de la Asunción de María. Muestra el momento del tránsito, los Apóstoles que velan su cuerpo, Jesús que viene a buscar el Alma de María… Y una explicación oportuna: los vasos sagrados son para el culto, y no pueden ser descartados ni profanados; María es el primer Vaso Sagrado, consagrada por el Espíritu Santo como portadora de Cristo; María no podía ser profanada con la degradación natural, motivo más que suficiente para que su Divino Hijo la rescate de ese destino mortal y la lleve triunfalmente al Cielo, a su Morada…

En el CENÁCULO, situado en el Monte Sión cristiano, leímos los pasajes de la Última Cena (Lc. 22, 1) y de Pentecostés (Hch. 2), meditamos brevemente estos hechos y, a continuación, pudimos celebrar la Santa Misa en la Capilla del Convento Franciscano adyacente. Allí pedimos especialmente que los herederos de San Francisco de Asís, Custodios de Tierra Santa, obtengan el permiso para administrar este lugar, tan caro a los sentimientos de todos los católicos del mundo.

Tras 4 horas de ascenso, algunos tropezones y otros... ¡llegan al Sinaí!

Cuando nos propusieron escalar el MONTE SINAÍ nos pareció una idea maravillosa, y comenzamos a entrenarnos: caminata diaria, algo de gimnasia, bajada de peso… pero cuando llegamos a Egipto, un guía local nos indujo a pensar que iba a ser muy difícil, si no imposible, llegar a la cima. Éramos 30 personas, la mayoría no tan jóvenes; estuvimos deliberando un largo rato ¿qué hacemos? era la gran pregunta… Finalmente la mitad del grupo decidió realizar el ascenso completo, el resto prefirió subir solamente hasta mitad de camino. Como nosotros somos muy testarudos optamos por la primera posibilidad, con algunos temores, pero… confiados en que nuestro deseo de evocar la manifestación de Dios a Moisés, y la valiosísima ayuda del grupo, nos permitirían lograr el objetivo. Y así fue, después de 4 horas de ascenso en plena madrugada, después de algunos tropezones (con los camelleros o con alguna piedra), después de quedarnos sin aire varias veces, finalmente ¡llegamos allá arriba!, y junto a miles de aventureros (peregrinos de distintos signos religiosos, paganos, curiosos, etc.) esperamos el amanecer; nosotros lo hicimos rezando la Oración de la Mañana y el Oficio del Instrumento… Cuando apareció el sol, la montaña se cubrió de un clamor de alegría, asombro, agradecimiento, de todos los que estábamos allí. Después de las lógicas sesiones de fotos emprendimos el descenso; en el lugar convenido nos encontramos con la otra mitad del grupo, y allí, al reparo de un trozo de muro y de algunas piedras, celebramos la Santa Misa, con tanta emoción, con un sentimiento tal de plenitud, que la falta de comodidad, la falta de elementos, el cansancio, el sueño, la presencia de curiosos (beduinos auténticos, turistas asombrados, algunos burlones…) se transformaron en insignificantes datos anecdóticos. La felicidad de estar allí, todos juntos, alabando y agradeciendo a Dios, nunca la podremos olvidar.

La paz que se respira en el Monte de las Bienaventuranzas

En la zona del Mar Muerto, el lugar más bajo del mundo, visitamos QUMRAN, antiguo monasterio de la secta judía de los esenios, donde fueron descubiertos los manuscritos originales de la Biblia hebrea y de otros escritos espirituales, como también relatos de la vida y costumbres del pueblo en época de Jesús.

En JERICÓ recordamos la caída de las murallas de la ciudad en tiempos de Josué (Jos. 2), y rendimos homenaje a Zaqueo junto a un sicómoro muy antiguo, idéntico al árbol al cual se subió para "ver" a Jesús (Lc. 19). También aquí vivió el ciego Bartimeo, a quien Jesús curó (Mc. 10, 46)

En el río JORDÁN otra emoción enorme: renovamos nuestras promesas bautismales y recibimos la bendición de manos del Padre Guillermo, mojando nuestras cabezas con el agua del santo río. Realmente meditar todo lo que significa el Bautismo para cada cristiano, en el escenario original del Bautismo del Señor (Mt. 3, 13; Mc. 1, 9), es una doble bendición: por la gracia del lugar y por la gracia del Sacramento. Nunca olvidaremos esto, sería imposible.

GALILEA es la zona geográfica donde se desarrolla casi toda la vida pública de Jesús. Después de soportar las ruidosas multitudes de Jerusalén y alrededores, pudimos disfrutar de la paz que se respira en el Monte de las Bienaventuranzas. Justamente donde Jesús pronunció el Sermón de la Montaña, el cual pudimos meditar a conciencia en el mismo lugar de los hechos. (Lc. 6)

"Pedro ¿me amas?"

En TABGHA, en la Capilla del Primado de Pedro, recordamos con unción: "Pedro ¿me amas? Si, Señor, te amo. Apacienta a mis ovejas"; allí, frente al altar, se ve parte de la roca desnuda del lugar, llamada "Mensa Chisti" (la Mesa de Cristo), memorial de la roca sobre la cual Jesús Resucitado esperó a los Apóstoles que volvían de pescar, con un fuego encendido y un pez asándose (Jn. 21, 9-17). Y en la Iglesia de la Multiplicación evocamos con fervor el pasaje de la multiplicación de los panes, símbolo de la Eucaristía, relatado en Jn. 6.

En CAFARNAÚN se encontraron las ruinas del antiguo pueblo, y está perfectamente identificada la casa de Pedro, sobre la que se colocó una protección de vidrio. Alrededor de la misma los Franciscanos Custodios de Tierra Santa construyeron una preciosa Iglesia octogonal dedicada a San Pedro, en la cual tuvimos la gracia de participar de la Santa Misa, celebrada como siempre por el Padre Carmona. A pocos metros de la iglesia están los restos de la antigua Sinagoga, donde Jesús predicó en diversas ocasiones.

En NAZARETH, en la Basílica de la Anunciación, revivimos el milagro de la Anunciación y de la Encarnación (Lc. 1, 26-38) y la vida hogareña de la Sagrada Familia (Lc. 2, 51-52); dentro del complejo de la Basílica se conserva la Gruta de la Anunciación, y también se encuentra la Iglesia de San José.

Auténtico vino de Caná

En CANÁ de GALILEA visitamos el Santuario que recuerda el primer milagro de Jesús, en las famosas Bodas (Jn. 2); un momento muy emotivo fue la renovación de las promesas matrimoniales de todos los matrimonios presentes, durante la Santa Misa; a continuación una visita a las ruinas de un antiguo lagar, donde se conserva una réplica de una tinaja de piedra, similar a las que habría utilizado Jesús para su milagro, y fuimos regalados con un brindis, con auténtico Vino de Caná, para celebrar el acontecimiento.

Ascendimos (en auto, gracias a Dios) al Monte Tabor, en cuya cima está la Iglesia de la Transfiguración (Mt. 17), lugar conservado con esmero por los Franciscanos, apto para la meditación y la contemplación por la tranquilidad que reina allí. Por unas tapas que hay en el piso del altar se puede ver y tocar la roca madre, allí hemos dejado varias cartas que recibimos con agradecimientos y pedidos al Señor. Nos sorprendieron gratamente dos pequeñas capillas dedicadas a Moisés y a Elías, respectivamente. Maravillosa la vista panorámica de la Baja Galilea que se disfruta desde esas alturas.

Pasamos también por ACRE, lugar donde San Francisco de Asís desembarcó al llegar a Tierra Santa; visitamos el Monte Carmelo, donde Elías se encontró con Dios en la brisa, y lugar de aparición de Nuestra Señora del Carmen.

Un deseo unánime: regresar algún día

La última tarde la pasamos en TEL AVIV; por la noche, después de cenar, fuimos hasta la antigua Joppe, al Santuario de San Pedro divisando el Mar. Allí nos reunimos a orar y meditar todo lo vivido; y arribamos a algunas conclusiones importantes: sentimos una inmensa gratitud porque pudimos experimentar y palpar el amor de Dios a cada paso; nos llevamos el compromiso de vivir el apostolado de forma activa y responsable; nos invade la conciencia de misión, de la que tanto nos ha hablado nuestro Padre y Fundador; y deseamos volver, cada uno a un lugar en particular, aunque la región de Galilea fue la que obtuvo mayor cantidad de votos. Dentro del grupo se dieron pequeñas diferencias, distintas percepciones de hechos y lugares, sin embargo, hubo una opinión unánime: todos quedamos con la sensación de que fue poco, de que necesitamos más tiempo para recorrer, para orar, para meditar, para compenetrarnos de la realidad de Jesús, para comprender mejor la realidad actual de los cristianos en Tierra Santa… Todos, estamos seguros, deseamos volver… algún día… a colaborar con quienes mantienen, con muchísimo esfuerzo, la presencia católica en los lugares santos.

Mas fotos

Ver también: Peregrinación a Tierra Santa


Zurück/Back: [Seitenanfang / Top] [letzte Seite / last page] [Homepage]

Last Update: 11.10.2005 Mail: Editor /Webmaster
© 2005 Schönstatt-Bewegung in Deutschland, PressOffice Schönstatt, hbre, All rights reserved, Impressum