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 published: 2005-10-11

Hay que trasladar al Padre de los libros al corazón

El impacto del testimonio del Padre Horacio Rivas sobre el Padre Kentenich, para la familia de Schoenstatt de Ciudad del Este

 

P. José Kentenich – compañero, amigo, profeta, y sobre todo Padre

Fr. Joseph Kentenich – friend, prophet, company, and especially: Father

P. Josef Kentenich – Freund, Begleiter, Prophet, und vor allem  Vater

Foto: Archiv

 
 

Intercambio con el P Deo, de Burundi

Sharing with Fr Deo, from Burundi

Austausch mit P Deo aus Burundi

 

P. Horacio Rivas: la familia de Ciudad del Este le agradece su testimonio

Fr. Horacio Rivas: the familia of Ciudad del Este thanks for his testimony

P. Horacio Rivas: die Schönstattfamilie von Ciudad del Este dankt für das Zeugnis

Fotos: Cabral © 2005

 
   

PARAGUAY, Javier Cabral "Al Padre hay que quitarlo de los cuadros, quitarlo de los libros y ponerlo en el corazón, conversarlo, llevarlo con uno…" fue una de las partes más impactantes de la charla ofrecida por el Padre Horacio Rivas ante una numerosa y atenta audiencia, en el Terruño de Ciudad del Este. A iniciativa del Secretariado del Padre Kentenich, el Padre Horacio había llegado el mismo día desde Asunción. Antes de la charla concelebró la Santa Misa con el Padre Deogratias, de Burundi.

Con un don especial de narrador, mantuvo cautivada a la concurrencia con algunas de sus numerosas vivencias con el Padre Fundador. En todas ellas destacó la capacidad del Padre Kentenich de relacionarse en forma personal con sus interlocutores, de partir siempre de la realidad de la persona que estaba frente a él, con lo que lograba un contacto vital muy particular con quien lo visitaba.

¡Una noche maravillosa en el Terruño!, hasta nos pareció que el Padre Fundador estaba presente, en un ambiente alegre, lleno de expectativas ante los giros imprevistos de cada episodio que nos relataba el Padre Horacio. Desde su primer encuentro en el Santuario de Bellavista, (en ese entonces el joven Horacio pertenecía a la Juventud Masculina de Schoenstatt) cuando el Padre se iba exiliado a Milwaukee, hasta su despedida en Alemania poco tiempo antes del fallecimiento del Fundador, fueron pasando ante nosotros como una película. Era como estar viviendo cada uno de esos momentos.

Un antes y un después

Al final de la charla hubo una continuación en la cantina del Terruño, pues el Padre Horacio tenía marcado su viaje recién a la medianoche rumbo a Asunción. Allí, en compañía del Padre Deo y la Hermana María Marta, continuaron las anécdotas y recuerdos en un clima más de tertulia, en la que varias personas destacaron que una de las palabras que más les había llegado, fue la de "quitar al Padre de los cuadros… y guardarlo en el corazón…". El hecho de hacerlo vida dentro de uno, incorporarlo.

Eso quizás uno lo sabe, o supone que así debe ser, pero del dicho al hecho… hay mucho trecho. Claro que es muy diferente cuando esas palabras vienen de alguien que lo transmite con una convicción interior que contagia.

De repente, como fruto de los relatos cada uno hizo lo que el Padre Horacio: se relacionó personalmente con el Padre Fundador. El P. Horacio logró transmitir ese contacto vital, humano, que él sintió con el Padre Kentenich. Ahora que se fue, queda la tarea de comunicarse y conversar directamente, en forma personal, con el Padre Kentenich.

Otros participantes señalaron que esta charla es un hito respecto a la vinculación vital con el Fundador. Ha logrado que el Padre Fundador sea el compañero de viaje rumbo al trabajo, el amigo en las conversaciones diarias, el confidente, el receptor de (generalmente numerosos) pedidos, agradecimientos y súplicas, el intercesor, pero sobre todo el Padre…


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Last Update: 11.10.2005 Mail: Editor /Webmaster
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