Donde por primera vez nuestra Mater dirigió su mirada y sus brazos al mundo!

Victoria Zorrilla y Lucía Ailán de la Juventud Femenina de Paraná, Argentina, cuentan su experiencia de la Jornada Mundial de la Juventud

Vicky y Lucia, de Paraná, Argentina, en Schoenstatt

Vicky and Lucia, from Paraná, Argentina, in Schoenstatt

Vicky und Lucia aus Parana, Argentinien, in Schönstatt

Oración en el Santuario Original Praying in the Original Shrine Gebet im Urheiligtum
Parece un sueño... It seems a dream... Wie ein Traum…
El lugar mas importante del mundo… The most important place in the world... Der wichtigste Ort der Welt…
Lugar de la Alianza... Place of the Covenant... Ort des Liebesbündnisses...
...y del compromiso ...and of commitment …und des Einsatzes Fotos: POS Fischer © 2005

JMJ-TESTIMONIOS. Todo un sueño… Desde el día en que Alemania dominó nuestros pensamientos, nos dedicamos plenamente a conquistarlo.

Lluvias, días soleados y diversos cambios de clima no fueron obstáculo para nuestras ventas de tortas, alfajores, etc. A medida que estas aumentaban, se acercaba el momento, se acercaban esos días que imaginamos desde siempre…Lo más importante fue que amigos, familiares, conocidos y no tanto, eran parte de este sueño; porque no faltó nadie que no tendiera su mano para ayudarnos. Y así lo sintió cada una, todos marchaban con nosotras, cada uno había depositado una parte de ellos en nuestros corazones.

Ese lugar que todo schoenstattiano anhela alcanzar

¡Y llegó el día de subirnos al avión!... por fin partíamos para lo que tanto habíamos esperado… ¡lo que tanto habíamos soñado!

Ezeiza… y nuestro primer vuelo!! El cielo tan lejano nos acompañaba ahora a nuestro alrededor. Delante nuestro un cartel nos indicaba lugares, y de pronto… ¡Frankfurt- Alemania!!...Pero más claro aún, ¡llegamos a Schoenstatt!, ese lugar que todo schoenstattiano anhela alcanzar.

Estábamos ahí, pisando esa tierra, donde por primera vez nuestra querida Madre, la Mater, dirigió su mirada y sus brazos al mundo.

Y de pronto un día nos encontramos parados frente al Santuario Original, y se te anula todo pensamiento y el corazón pareciera querer salir de tu cuerpo!

El momento más esperado

Era el momento que más esperábamos… y te arrodillabas ante Ella, en ese lugar lleno de gracia y podíamos sentir cómo nuestra Madre nos hablaba y lo vivías de tan cerca… hasta por momentos sentías que Ella era real y que no estaba frente a nosotras, sino a nuestro lado.

Pero vale aclarar que tuvimos la grandísima gracia de sellar nuestra Alianza de Amor en el Santuario Original… y nos trasladamos al año 1914, un 18 de octubre frente al Padre Kentenich. Estando en el fondo de la Capillita, nos encontramos rodeados de los primeros congregantes, junto a nuestras hermanas, dándole nuestro Sí unánime a la Mater, para comenzar a emprender el proyecto de nuestra vida. Vemos entonces que la imagen del Padre José se fortalece y nuestro corazón se inunda de la alegría santa: en él María nos habla.

Allí comenzó una historia, de la cual ahora formamos parte. No somos entes individuales que nos comprometemos y entregamos a María, somos un solo Sí extendido en todo el mundo. Y este Sí tiene una gran particularidad, es sobre todo un "Hogar del Amor".

La fuerza para conquistar el mundo

Y unos días después marchamos para Colonia, a la Jornada Mundial de la Juventud.

De por sí decir Jornada Mundial ya nos impresiona, y sobre todo, cuando decimos: ¡Jóvenes!

Lo que se vive en esa experiencia no puede explicarse con palabras… ¿qué era aquello que nos había reunido a tantos jóvenes, tan distintos entre nosotros, culturas diferentes…? ¡Cómo nos había conquistado CRISTO!

De pronto sentís que estás en el cielo, en el Paraíso, y te convences más todavía cuando la cabeza de la Iglesia está presente. Es inexplicable la emoción que uno siente cuando un millón de jóvenes gritan con las mayores fuerzas del Espíritu: ¡Benedicto! Porque tus ojos no ven una persona, tus ojos ven a Cristo mismo sobre la tierra.

En aquellos días pudimos descubrir que en el corazón de un millón de jóvenes está ese Espíritu de jugarse por los más altos ideales y defender los grandes valores. Descubrimos que dejamos de ser "esa minoría" y que nosotros podemos conquistar el mundo, con todas nuestras fuerzas. Respondiendo al envío que nos hace Cristo: "¡Vayan y enciendan el mundo!"