Creo que podemos cambiar el mundoLlegan a Schoenstatt doscientos chilenas |
JMJ – SCHOENSTATT, eka. Martes 2 de agosto, mediodía. En la casa Sonnenau hay desfile de colchones y a la vez se sacan las mesas de los cuartos. Hay que habilitar aún el más pequeño espacio que quede libre. Donde estaban las mesas de ping pong, hay ahora un campamento de colchones. Un grupo internacional de ayudantes, el llamado "Campamento de Ayudantes", integrado por 14 chicas, junto con otros voluntarios y con las Hermanas, preparan todo para la llegada de alrededor de doscientas jóvenes chilenas. "Tenemos que escribir 2500 artículos", dice radiante de alegría Evelyn Kanya, una estudiante de periodismo austríaca, voluntaria en la Oficina de Prensa en Schoenstatt desde hace 36 horas. Es su primer encuentro con la Juventud de Schoenstatt en estos días de preparación al Festival y a la JMJ. "Tenemos que escribir 2500 artículos, ¡en serio!" Acaba de entrevistar a las jóvenes que llegaron de Chile. "Cada una tiene tanto para compartir, cada una lleva consigo tantas experiencias, dan ganas de saber más y más, me entusiasma, me enciende, me hace volar..." "¡La casa está que explota, más llena no puede estar!", dice la Hna. M. Vernita. También en la cocina hay diligentes colaboradores. Justine Backes, la cocinera, prepara 45 Kg. de carne para la cena: "Hoy hay carne a la Stroganoff, con arroz y ensalada". En lo que fue una sala de depósito (y volverá a serlo después de la JMJ) se han instalado incluso algunas duchas adicionales para los huéspedes chilenas. Y para que el camino hacia el centro del festival no sea muy largo, se ha construido sin perder el tiempo un puente provisorio sobre el pequeño arroyo. Dice la Hna. M. Vernita "Todos trabajan unidos para hacer posible lo imposible". "Valió la pena el enorme esfuerzo"Las huéspedes chilenas pueden llegar en cualquier momento. Todos los que pasan por el vestíbulo de la entrada espían de reojo, con curiosidad, la playa de estacionamiento por si se ve ya alguna cara chilena o alguna maleta chilena. A las 14,30 hs. llega el ómnibus esperado ansiosamente desde las 12,30. En el aeropuerto hubo problemas con el equipaje: pudieron cargarlo en los ómnibus que habían alquilado solamente mediante un arte especial de estiba. Y como broche final, durante el viaje estalló un neumático de uno de los ómnibus. Están todas cansadas pero felices de estar finalmente aquí. Las chilenas viajaron casi 17 horas. Ljubica Sarka Malinarich Sarabia (16 años) de Iquique, en el extremo norte de Chile, describe el viaje: "Fue muy malo, pero ahora finalmente estamos aquí, y valió la pena el enorme esfuerzo". "Es un regalo estar aquí", dice Camila Mercadal, de Talca (17 años). "Mis padres no son católicos. Yo anhelaba mucho venir, pero ni en sueños pensé que mis padres me lo permitirían. Entonces, de alguna manera, un sacerdote convenció a mi padre que sería bueno para mí viajar a Schoenstatt y a Colonia. No lo podía creer cuando me dijo que podía viajar. Estoy segura que la Mater ha puesto aquí su mano". Me alegro ya por ver el Santuario OriginalPara muchos no fue nada fácil llegar a Alemania, sobre todo por los altos costos del viaje. "Yo soy la única de mi ciudad. Los demás, lamentablemente no pudieron venir, aquí todo es demasiado caro" dijo Ljubica. En este momento en Chile no hay vacaciones. "Todos estábamos muy nerviosos cuando teníamos que decidirnos a viajar a Alemania. Ayer comenzaron nuevamente las clases – después de la breve pausa invernal – y cuando volvamos, naturalmente tendremos que recuperar todos los exámenes", dijo Paulina Negroń, 16 ańos, de Temuco. María Jesús (19 años), estudia ciencias empresariales. "Hay considerables dificultades en la Universidad cuando se falta mucho tiempo a las clases. Mi hermano me preguntó si estoy loca, que como quiero acabar este año. La Mater me va a ayudar". Paulina Negroni (16 años), de Temuco, explica por qué ella debía llegar a Schoenstatt a toda costa: "Schoenstatt es un lugar muy especial. Aquí comenzó todo, aquí se puede sentir la historia. Venir aquí es como encontrar a los verdaderos padres cuando se es un hijo adoptivo. Me alegro ya por ver el Santuario Original". Pilar Saenz, 18 años, de Rancagua, dice: "Para nosotros es claro el aspecto que tiene el mundo. No cerramos los ojos. Pero queremos unirnos aquí con otros jóvenes que tienen también el anhelo de crear un mundo distinto" En el Santuario Original hay un aire muy especialDespués de un momento para desempacar y tomar un refresco, las jóvenes chilenas y las Hermanas fueron hasta el Santuario Original. El cansancio desapareció milagrosamente por la alegría anticipada. Por todas partes se oía un vivaz cotorreo. Muchas tomaban fotos para el recuerdo. Cuando apareció el techo del Santuario por encima del cerco, se hizo repentinamente un silencio total. Luego de una breve oración, las jóvenes chilenas se sentaron emocionadas en el prado que está junto al Santuario. Algunas tenían los ojos cerrados, otras escribían en su diario de viaje. "Es una experiencia increíble tener ante la vista lo que siempre se ha imaginado", dijo Pilar Saenz. Su hermana menor, Andrea Saenz, de 16 años,opina: "En el Santuario hay un aire muy especial. Hay que inspirarlo muy profundamente" Las chilenas participaron en la Sta. Misa que ahora se celebra diariamente a las 20.00 en el Santuario Original y depositaron simbólicamente en el altar todos los esfuerzos de la preparación. En los próximos días explorarán y estudiarán el lugar y trabajarán diversos temas en pequeños grupos. Andrea Saenz describe como se imagina su estancia en Schoenstatt: "Ahora queremos disfrutar del Santuario Original, luego del festival de la juventud en Schoenstatt y después el Papa". Las 200 chilenas son la primera parte de una gran delegación de algo menos de 600 jóvenes. Chile, junto con Alemania, es el país que tiene la representación más numerosa en el festival internacional de la juventud en Schoenstatt. Simona Gillio (16 años) de Rancagua, opina: "Quisimos lograr una delegación tan numerosa para mostrar al mundo que en Chile hay muchos jóvenes que aman realmente a Jesús". Traducción: aat, Argentina Más fotos |
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05.08.2005
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