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 published: 2005-08-09

"Tú y yo por ellos"

Alianza de Amor por la Juventud del Mundo

Arzobispo Dr. Robert Zollitsch Friburgo

 

Fotos: wjt.schoenstatt.de © 2005

 
Festival de la Juventud de Schoenstatt Homilía en la Misa del 10 de Agosto de 2005-08-08

Textos: Lectura: Pr 8, 17-21.34-35
Evangelio: Jn 2, 1-11
Arzobispo Dr. Robert Zollitsch Friburgo.

 

 

Queridos jóvenes, estimados invitados de todo el mundo,
Apreciados hermanos en el servicio sacerdotal y diaconal,
Querida Familia de Schoenstatt, hermanas y hermanos en la comunidad de fe.

En estos días llegó un SMS de Dios. Y este SMS, este mensaje de Dios dice: Yo he sellado contigo una Alianza. Yo, el Dios infinito, contigo, pequeño ser humano del insignificante planeta Tierra. Si este pensamiento no nos fuera de alguna manera conocido o si no lo hubiéramos escuchado ya alguna vez, nos preguntaríamos: ¿Dios sella una alianza conmigo? ¿Cómo se le ocurre? Y Dios responde simple y llanamente: ¡Porque tú me importas!, ¡porque tú me eres valioso!

Con Isaías, el gran profeta del Antiguo Testamento, Dios nos dice a todos y a cada uno de nosotros: "Te he llamado por tu nombre. Tú eres mío" (Is 43, 1).

Esto es, Dios me conoce personalmente. Conoce mi nombre y me habla. Queridos jóvenes, queridas hermanas y hermanos, esto es algo tan inconmensurable, sí, tan inimaginable, que sólo escuchándolo con atención, tomamos conciencia de lo que significan estas palabras.

Hay muchísimos seres humanos en el mundo, unos seis mil millones. Una cantidad que apenas nos podemos imaginar. Y Dios sabe qué difícil de creer es su mensaje. Por ello nos insiste con el mismo profeta y nos pregunta:

"¿Acaso olvida una mujer a su niño de pecho, sin compadecerse del hijo de sus entrañas? Pues aunque ella se llegase a olvidar, yo no te olvido. Míralo, en las palmas de mis manos te tengo tatuado, para no olvidarte jamás" (Is 49, 15 s.)

Dios no me dio simplemente la vida y me dijo: Haz con ella lo que puedas. No, él se interesa por mi. "Se ha tatuado mi nombre en su mano". Sigue unido a mi. En el bautismo selló conmigo una Alianza y día a día camina conmigo. El es el Emmanuel, el Dios con nosotros y para nosotros, el Dios conmigo y para mi. Este es el fundamento principal de mi vida. Puedo mirar hacia delante, tengo un futuro. Mi vida resultará bien porque Dios va conmigo.

Mis queridos jóvenes, queridas hermanas y hermanos, este es el fundamento, la experiencia fundamental de nuestra Familia de Schoenstatt. Estamos en el lugar de gracias, en la inmediata cercanía del Santuario de la Madre y Reina tres veces Admirable de Schoenstatt. El 18 de octubre de 1914 el fundador de Schoenstatt invitó a sus jóvenes a que se entregaran a la Virgen, a que hicieran una Alianza con Ella, para que con su ayuda, ellos pudieran conformar su vida con la Alianza bautismal, la Alianza con Dios, haciéndola fecunda. De esa Alianza con la Virgen, de esa Alianza con María surge y se desarrolla la Familia de Schoenstatt; vive de ella.

Cada uno de nosotros tiene el anhelo, de ser amado y aceptado incondicionalmente. Todos necesitamos de alguien que nos escuche y nos entienda, de alguien que nos acompañe en el camino. El iniciador de los Encuentros mundiales de Juventud, nuestro fallecido Santo Padre Juan Pablo II, nos invitó en su mensaje del 2003 para el Encuentro mundial de Colonia, a que nos dirijamos a María, a que vayamos a su escuela y aprendamos de Ella. Quien se encuentra con María, percibe lo bueno y lo grande de si. Quien la mira, experimenta que su imagen tiene fuerza purificadora y sanadora. El vínculo a María, la Alianza con Ella, transforma. En Ella se reflejan nuestros rasgos más hermosos. Caminando con Ella, de su mano nos vamos pareciendo cada vez a Ella. Cuando nos orientamos o nos apoyamos en Ella, el mundo es más luminoso, claro y cálido.

María, la que nos trajo al Salvador, conduce a su Hijo a todos los que se le confían y les ayuda a ver y a comprender con sus ojos de madre, con la simpatía del amor, con los ojos del corazón.

La Alianza con María abre nuestros ojos y nos ayuda a ver el mundo con los suyos, los ojos de la Madre de Dios, y a encontrarnos como ella con los hombres: abierta, atenta y libremente. Así podemos descubrir en cada uno, en los ojos de los hombres de todas las culturas y naciones la chispa del amor de Dios. María nos regala su corazón, un corazón nuevo, un corazón según el corazón de su Hijo. En Alianza con la Virgen podemos recibir todo esto no sólo con gratitud, sino que podemos regalarlo a otros. En Alianza de Amor Ella nos permite participar en su tarea.

Queridos jóvenes, queridos hermanos y hermanas,

Esta celebración es el centro y la cumbre de nuestro Festival de jóvenes en Schoenstatt. Al comienzo de la misma nos dijo el monitor: "Como jóvenes de todo el mundo sellamos la Alianza de Amor con María por los jóvenes mundo: ¡Tú y yo por ellos!"

"Tú y yo por ellos". Nos presentamos ante la Stma. Virgen, nos entregamos, nos confiamos a Ella y sellamos una Alianza de Amor con Ella. Hacemos esta Alianza no sólo por nosotros. "Tú y yo por ellos". La sellamos no sólo por nosotros; la hacemos por ellos, por la juventud del mundo.

Queremos que la juventud del mundo participe en lo que se nos regaló, en lo que hemos descubierto y de lo que podemos vivir. Estamos ahora representando a la juventud del mundo; y la incorporamos a la Alianza de Amor con María, nuestra Madre y Reina. Queremos colocar a esta juventud en el campo de fuerza, que encontramos para nuestra propia vida. Así le confiamos nuestro deseo a la Madre de Dios y nos mostramos dispuestos a entregarnos para que el futuro de la Iglesia y del mundo, para que la época venidera estén impregnados por la unidad en Alianza entre la juventud y las diferentes generaciones en la Iglesia, por la unidad en Alianza entre los jóvenes de los diversos pueblos y culturas. Para los que estamos aquí presentes y hacemos esta Alianza, significa que nos comprometemos y nos disponemos a ser fermento y levadura; significa que queremos movernos y actuar desde la Alianza de Amor y en el sentido de esa misma alianza.

Sabemos que todo es por el "nada sin Ti", querida Mater. Pero también por el "nada sin nosotros". Ambos se corresponden y condicionan. Si hacemos lo nuestro, podemos construir y confiar sin límites en María y en su auxilio. En la zona del altar de nuestro santuario hay un gran cántaro. "¡Llenad los cántaros de agua!", así escuchamos en el Evangelio. En la presentación de las ofrendas traeremos agua como símbolo de nuestra vida, como símbolo de nuestros aportes. Cristo la transformará. El milagro es experiencia de abundancia. Si nos ponemos a disposición de la Virgen y si Dios actúa, entonces abundará y se desbordará. Será una corriente de gracias.

Queridos jóvenes, queridas hermanas y hermanos,

desde hoy para nosotros en forma muy especial rige el "por": por la Madre de Dios, por la juventud del mundo. Por la juventud. Esta era la visión fascinante, la fuerza que impulsaba el compromiso apasionado del beato Karl Leisner, de quién celebraremos en dos días más los sesenta años de su muerte. El vivió y actuó en Alianza con María; su amor, su corazón, su compromiso infatigable eran por la juventud de la Iglesia. Por esta juventud asumió el martirio. El aclara lo que significa el "por": por la Madre de Dios, por la Iglesia, por la juventud. Estoy convencido que es para nosotros el ejemplo y el patrón de la Alianza de Amor por la juventud del mundo. Él va con nosotros, nos apoya y acompaña junto con María, Madre del Señor y Madre nuestra.

Amén



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Last Update: 11.08.2005 Mail: Editor /Webmaster
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