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 published: 2005-08-26

Almorzando con el Santo Padre, como los 12 apóstoles junto a Cristo

Entrevista con Nicolás Frías, de la Juventud Masculina de Chile, acerca de sus impresiones sobre el Papa, la iglesia y la misión

 

Pressekonferenz nach dem Essen mit dem Papst; Nicolás Frías im hellblauen Hemd vor Bischof Bode

Rueda de prensa despues del almuerzo con el Papa; Nicolás Frías, de camiseta celeste, frente de Mons. Bode

Press Conference after the meal with the Pope; Nicolás Frías, with light blue shirt, in front of Bishop Bode

Pressekonferenz nach dem Essen mit dem Papst; Nicolás Frías im hellblauen Hemd vor Bischof Bode

Foto: Cabero © 2005

 

Die beiden Nicolás bei ihrem Liebesbündnis im Urheiligtum  

Los dos Nicolás en la Misa de Alianza en el Santuario Original

The two Nicolás in the Covenant Mass at the Original Shrine

Die beiden Nicolás bei ihrem Liebesbündnis im Urheiligtum

Foto: Mihelic © 2005

 
Pressekonferenz: ein starkes Zeugnis der Verbundenheit der Jugendlichen mit dem Papst  

Rueda de prensa: un testimonio fuerte de la vinculación de los jóvenes con el Papa

Press Conference: a strong testimony of the young people’s attachment to the Pope

Pressekonferenz: ein starkes Zeugnis der Verbundenheit der Jugendlichen mit dem Papst

 
Nicolás Frías beim Interview  

Nicolas Frías en la entrevista

Nicolás Frías during the interview

Nicolás Frías beim Interview

 
“Wir haben eine Sendung”  

“Tenemos una mission”

“We have a mission”

“Wir haben eine Sendung”

Fotos: Cabero © 2005

 

 

 

 

El 19 de agosto, el Papa Benedicto XVI, siguiendo la tradición implementada por Juan Pablo II, almorzó con 12 jóvenes representantes de todo el mundo, entre ellos, un schoenstattiano: Nicolás Frías (19 años), estudiante de Derecho en la Universidad Católica en Santiago de Chile. Para los jóvenes, el hecho de haber sido precisamente 12 los invitados a este almuerzo es altamente significativo, pues de alguna manera se sintieron representando en la tierra a los 12 apóstoles junto a Cristo.

Después de la rueda de prensa, Patricia Cabero habló con Nicolás Frías.

P: ¿Cuál fue tu primera impresión al ver al Papa?

N: Al principio sentí un poco de nervios, porque el Papa, el Papa Benedicto, la primera vez que estaba en un encuentro de jóvenes, todo eso se me sumó, y eso me gatilló un poco de nervios. Pero poco a poco lo fui sintiendo muy cercano, sobre todo que fui el primero que lo fue a saludar. Estuve con él conversando, y me dijo: "Hola, tú eres de Chile" Y me empezó a hablar después en español. Me contó que había estado en Chile antes, que había estado en Santiago, en el norte de Chile, en Calama. Entonces eso me tranquilizó mucho, que me hable en español, y me saludó muy simpático, me dio un regalo también. Y así fue con los doce también, con cada uno de los otros.

P: ¿Fue como te lo imaginaste, tenías una idea antes?

N: La verdad es que no me había hecho absolutamente ninguna idea. Sabía que iba a almorzar con el Papa y punto, pero así que iba a estar con él, que iba a conversar con él, en fin, el hecho de tocarlo, de estar con él físicamente, no. Por ejemplo cuando le di los regalos, le mostré una foto de la familia; la tocó, la vio, dijo: "¿Dónde estás tú? Mira qué bueno". Y la bandera de Chile también, que le entregué. Estaba muy así: ahí está el Papa.

P: ¿De qué temas hablaron en general?

N: Al principio fue muy relajado, hablando de nada, hablando de la comida, de qué estamos haciendo acá, muy tranquilo. Después cada uno se presentó: Hola, yo soy no sé qué, vengo de no sé dónde, hago tal cosa, tengo tantos años. Nos presentamos los doce. Yo me presenté, dije que era de Schoenstatt y se alegró mucho. Dijo: "Eres de Schoenstatt, ¡qué bueno!". Le conté que era de Chile, que él conocía el país, conversamos un rato, le conté que estudiaba en la Universidad Católica y me dijo que había estado ahí, la conocía. Era muy simpático.

En un momento, justo me estaba presentando yo y entró el Cardenal Meisner y por un segundo pensé: el Papa y el Cardenal Meisner me están escuchando. Porque el Cardenal Meisner le iba a decir algo al Papa y se calló y me miró a mí y después el Papa también me miró, y seguí contando y me tupí, dije cualquier cosa y me callé.

P: ¿Hablaron algo sobre Latinoamérica específicamente?

N: Sobre Latinoamérica específicamente no. Es que el tiempo fue una hora y media pero se pasó muy rápido, muy rápido, como si hubieran sido 10 minutos. Le conté un poco lo que hacemos en Chile cuando me presenté, las misiones que tenemos, un poco lo que se hace en Chile, pero no tanto. Le di la bandera de Chile, le dije que en Chile lo queríamos mucho y que lo esperábamos ahí. Y siempre agradecía todo.

P: Como schoenstattiano, ¿qué representa para ti esta experiencia, tiene algún significado especial, cómo va a trascender en tu grupo?

N: Mi grupo está casi todo acá, somos ocho y estamos hoy acá. Estoy con mi otro hermano de grupo que es voluntario también, Nicolás Valdivieso, que va a salir en la televisión en todas partes porque está de moderador oficial de habla hispana para el Marienfeld. Sin duda es increíble todo esto, algo nos está mostrando Dios, es un regalo de la Mater muy fuerte, también esta posibilidad de estar con el Papa. Primero representar a Chile en la organización de la Jornada Mundial por seis meses, y después representar a América en la comida con el Papa. Qué honra. Dije: "Gracias Mater y confío en ti". Y estoy feliz.

P: Una Hermana me pidió que te pregunte si llevaste el pañuelo de Schoenstatt al almuerzo.

N: Sí, lo llevé.

P: ¿Y el Papa lo vio?

N: No sé, quizás lo vio o no, porque lo llevé en la mochila junto con la bandera de Chile. Pero estuve ahí con el pañuelo de Schoenstatt y con la bandera de Chile. Y le di la bandera de Chile a él de regalo.

P: ¿Cómo fue la comida, qué bebida tomaron?

N: De entrada, una ensalada muy rica, típica ensalada alemana, con lechuga, tomate y salsa. El plato de fondo fueron canelones de verdura, de distintos sabores. Para tomar, vino, un vino blanco muy rico, y agua mineral. Después de postre un apfelstrudel alemán que era bien bueno. Muy rico, muy bien todo.

Y se pasó muy rápido, muy rápido, demasiado rápido. Uno no se daba ni cuenta y ya estaba en el postre y el café, y nos estábamos despidiendo. Pero la experiencia de la vida es haber estado con el Papa, haber compartido con él.

P: ¿Cómo estuvo la distribución de la mesa, es decir dónde estaba sentado él y dónde estabas tú?

N: Era un rectángulo, y nos podíamos sentar donde queríamos. Yo me senté frente al Papa en el lado izquierdo, entonces de ahí lo veía cara a cara cuando conversábamos, cuando nos hablaba a todos. Me senté al lado de la chica de Canadá, al otro lado estaba la de Taiwán, al lado el chico de Palestina, de Belén, después estaba Maurice, de Benín, después Florian, del Congo, el Papa, después el alemán – que no conozco porque no es voluntario sino que lo conocí ahora, muy simpático – después venía la otra chica de Alemania, la chica de Australia, la de Francia y el de Nueva Zelanda.

P:¿Qué les dirías a la Juventud de Schoenstatt después de esta experiencia?

N: Lo que les diría en serio es que tenemos mucho que aportar, Schoenstatt tiene demasiado que aportar en todo sentido a la Iglesia. Y eso lo puedo decir ya viviendo seis meses, como schoenstattiano y con un grupo schoenstattiano que también somos voluntarios, en la organización de la Jornada Mundial de la Juventud: que la misión que tenemos, que nos encomendó el Padre Kentenich para la Iglesia es muy fuerte y en verdad hay que hacerla, y que es necesaria; que es un regalo esa misión que tenemos y que en verdad tenemos mucho que entregar, mucho.

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