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 published: 2005-07-12

La Virgen peregrina visita la cárcel de Bururi

Burundi: un Santuario Prisión y la Alianza de Amor tras las rejas

Liebesbündnis im Gefängnis

Alianza de Amor en la cárcel

Covenant of Love in the jail

Liebesbündnis im Gefängnis

 
„Gefängnis-Heiligtum“  

„Santuario Carcel“

„Prison Shrine“

„Gefängnis-Heiligtum“

Fotos: Seitzer © 2005

 
   

BURUNDI, Hna. M. Lisette Seitzer. El "Santuario Prisión" de Bururi trae espontáneamente a la memoria la capilla en el campo de concentración de Dachau. Los hombres jóvenes, con cara de niño, que sellaron allí su Alianza de Amor, son presidiarios pero nadie pregunta si son culpables o inocentes. De ahora en más son hijos de la Madre tres veces Admirable de Schoenstatt simplemente, instrumentos para llevarla a otros presos, a quienes la Virgen peregrina hace dos meses que visita en la cárcel de Bururi.

Unos meses atrás, el grupo de schoenstattianos prisioneros en la cárcel de Bururi (114 Km. al sur de Bujumbura) expresó su deseo de recibir la visita de la peregrina en la cárcel. Ya tenían preparada una lista de 15 presos que la esperaban. El capellán de la cárcel estaba de acuerdo pero hubo que esperar un tiempo hasta que llegara la aprobación necesaria por parte del Obispo de Bururi. La misma llegó precisamente en momentos en que el grupo de Schoenstatt conquistara el "Santuario Prisión", listo para entonces a ser bendecido. Había dos presos, además, que desde hacía mucho tiempo venían preparándose para sellar la Alianza de Amor con la Mater. Así fue como a mediados de mayo tuvo lugar un festejo múltiple en la cárcel de Bururi.

 

El Padre Kentenich comprende a los prisioneros...

El capellán de la cárcel esperaba a las Hnas. Lisette y M. Virginie y al Sr. Fidele Havyarimana (responsable de la rama de hombres de Schoenstatt) en la calle, delante de la cárcel, para conducirlos desde allí a una casa cercana al presidio construida por la diócesis. Ahí vino la primer sorpresa: un grupo de 27 jóvenes estaba aguardándolos allí, en ropa de calle. Después de rezar y cantar, se presentaron. Diez de ellos pertenecían al grupo de Schoenstatt, tres eran de otros Movimientos que también deseaban recibir a la Peregrina, junto con dos novicias de otra comunidad que trabajan en la pastoral en la cárcel y algunos schoenstattianos de los alrededores: cuatro chicas, seis muchachos y dos madres.

Las puertas y ventanas de la casa estaban abiertas. En la sala no había personal de seguridad, nadie revisó los bolsos ni los escritos que llevaban. ¡Se vivía realmente la pedagogía de confianza! En primer lugar, el capellán dio la bienvenida a las visitas llegadas de Bujumbura. Luego Felicien, un joven de ojos brillantes, jefe del grupo de schoenstattianos prisioneros, dijo también unas palabras de bienvenida, donde brindó un buen panorama del trabajo realizado por los grupos de Schoenstatt en la cárcel y expresó su alegría por la llegada de la Virgen Peregrina desde Bujumbura, en compañía de sus instrumentos. Manifestó también la gran ayuda y consuelo que reciben del Padre Kentenich, quien comprende su situación por haber estado prisionero en el campo de concentración de Dachau. Él es el Padre y ellos son sus hijos.

Clovis, jefe regional de la Juventud Masculina de los alrededores, y Gertrude, jefa regional de la Juventud Femenina, dieron también un breve informe.

Un clima de Santuario en medio de la cárcel

La Hna. M. Virginie explicó con palabras y por medio de imágenes cómo se trabaja con la Campaña. Todos estaban muy atentos e hicieron muchas preguntas. Los schoenstattianos "de afuera" (de la cárcel) están totalmente convencidos de que los schoenstattianos "de adentro" continúan estando allí porque han descubierto esta misión y se han dispuesto a llevarla a cabo en la cárcel. Una madre schoenstattiana se decidió a partir de ese momento a buscar quince familias de los alrededores que quieran recibir la visita de la Peregrina. Fidele, por último, respondió algunas preguntas que hicieron ellos como grupo de Schoenstatt.

Se habían hecho ya las 12,30 horas, en que debía dar comienzo la Santa Misa. Para ello se trasladaron todos a la cárcel, también los schoenstattianos "de afuera" también, a quienes se les permitió acompañarlos. Una breve ojeada a los prisioneros, en su gran mayoría jóvenes, cocinando en el patio sobre tres piedras, puso de relieve la pobreza que predomina en ese lugar, donde prácticamente todos tenían caras tristes. En el oratorio reinaba otro clima. Nuevamente una gran sorpresa. La diócesis consiguió que una sala de la cárcel fuera destinada como lugar de oración. Los schoenstattianos prepararon allí un Santuario Prisión para la Mater. Un rincón de la habitación está magníficamente decorado, con un cuadro de la Mater en el centro y un gran telón de fondo sobre el que se encuentra dibujado en color negro la parte interior del Santuario. ¡El autor de esta obra es un verdadero artista!

No falta allí la frase Servus Mariae nunquam peribit, el símbolo del Padre, el Espíritu Santo, los apóstoles, el sagrario abierto, el altar, todo bellamente dibujado. Por delante hay una repisa de cemento, sobre la que se encuentran dos velas encendidas y un canastito para los aportes al Capital de Gracias, y de la que cuelga la bandera de Schoenstatt. Todo bellamente adornado con ramas de cedro y serpentinas. ¡Qué grandiosa imaginación tuvieron! Reina allí una atmósfera de Santuario, aún en medio de una cárcel. Un coro masculino integrado por los presos canta con enorme entusiasmo durante la Santa Misa. Los cantos resuenan por toda la prisión. El sacerdote bendice el Santuario Prisión y, tras la homilía, David y Renovat sellan su Alianza de Amor con la Mater en este Santuario. La oración de consagración hecha por ellos mismos cala hasta lo más hondo del alma. Se nota que esta oración fue escrita en medio de una situación nada fácil para ellos, donde depositan toda su confianza y su esperanza en la Mater y en el Padre Kentenich, al que llaman "mi padre, el Padre José Kentenich". Están dispuestos también a trabajar en la cárcel como pequeños instrumentos de la Mater. En el ofertorio no solamente circula una canastita para la colecta de dinero, sino también para los aportes ofrecidos al Capital de Gracias, escritos en pequeñas esquelas. Al final de la Santa Misa, el Capellán cedió una vez más la palabra a la Hna. M. Virginia, quien explicó brevemente a la concurrencia la labor que lleva a cabo la Campaña de la Virgen Peregrina. Y a continuación, ¡Felicien recibió la primera imagen peregrina para la cárcel de Bururi! Un alegre canto mariano pone cierre a esta Misa solemne, con el oratorio colmado de gente.

Una parroquia en la cárcel

Felicien, jefe del grupo de Schoenstatt, alertó en voz baja a las visitas que aún no podían retirarse, pues los schoenstattianos de Bururi les tenían preparada una sorpresa, para la cual habían juntado dinero. Los diez presos schoenstattianos, con sus uniformes verdes ya, portando sillas, se dirigieron desde la cárcel hasta un pequeño restaurante situado en la vereda de enfrente, donde habían dispuesto que se ofreciera bebidas a todas las visitas, cerveza o gaseosas. Presos y visitas se sentaron juntos, al igual que un par de guardiacárceles, que compartieron también una cerveza. De esta manera, celebraron el encuentro en el que hubo discursos por parte de los presos, y uno dirigido por Fidele en nombre de los visitantes y el Capellán. En la ronda, el jefe del grupo de schoenstattianos contó que ingresó a la cárcel el 18 de octubre de 2003, día de la fundación de Schoenstatt. Considera su estancia allí como un tiempo para el apostolado schoenstattiano, y vive con el Padre Kentenich, que para él es en todo un ejemplo y un apoyo. Este joven ya ha hecho un muy buen trabajo en la prisión: en el oratorio, donde ahora reina la Mater, los prisioneros se reúnen para la oración de la mañana y de la noche.

Cada día de la semana, un Movimiento distinto dirige la oración. Los Movimientos tienen también reuniones de grupo semanales. La diócesis ha organizado clases para los presos, implementando un programa de alfabetización para los que no saben leer y escribir, y para los demás, clases de inglés, francés y otras asignaturas que puedan enseñar alguno de los presos allí. También hay presos que se han preparado para recibir el bautismo, la confirmación o para el matrimonio, en aquellos casos en que no estaban casados por la Iglesia y deseaban regularizar su matrimonio. En ese caso, uno de los cónyuges se prepara en su casa y el otro en la cárcel, reuniéndose ambos en la prisión para la celebración del matrimonio. El capellán ha erigido una parroquia en el interior de la cárcel para los 280 prisioneros. Existe allí un consejo parroquial, Caritas y todo lo que corresponde a una parroquia.

La Mater y el Padre Kentenich están actuando en Burundi, por lo visto, transformando en posible lo imposible.

Traducción: aat/mca, Argentina



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Last Update: 19.07.2005 Mail: Editor /Webmaster
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