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 published: 2005-06-10

Un encuentro con María en el Santuario, y en la Familia de Schoenstatt

Visita del Obispo Morlino a la Familia de Schoenstatt en Madison

Mons. Robert Morlino, Madison, en la carpa donde se celebró la Misa en su visita al Santuario  Schoenstatt

Bishop Robert Morlino, Madison,  in the tent where Mass was celebrated during his visit to the Schoenstatt Shrine

Bischof Robert Morlino, Madison, in dem Zelt, in dem bei seinem Besuch beim Heiligtum die Messe stattfand

 
 

Mons. Morlino en el comedor de los chicos

Bishop Morlino visiting the children's dining room.

Bischof Morlino besucht die Kinder in ihrem Speisesaal

 
 

Jeff Brochtrup, dirigente de la diocesis, Hna. M. Victoria Heiderscheidt, con Mons. Morlino en su visita con los chicos

Jeff Brochtrup, diocesan leader, Sr. M. Victoria Heiderscheidt, and Bishop Morlino visiting the children as they eat.

Diözesanleiter Jeff Brochtrup und Schwester M. Victoria Heiderscheidt mit Bischof Morlino bei den Kindern

 
 

Mark y Fredericka Manning presentan Marko, su hijo discapacitado, al Obispo. A la derecha: Frank Shakespeare, el abuelo, ex-embajador en el Vaticano

Mark and Fredricka Manning introduce Marko, their special needs child, to Bishop Morlino. On the right is grandfather Frank Shakespeare, former American ambassador to the Vatican.

Mark und Fredericka Manning stellen ihr behindertes Kind dem Bischof vor; rechts Frank Shakespeare, Großvater von Mark und früherer Botschafter im Vatikan

 

Procesión antes de la Misa

The procession before Mass.

Einzug zur Messe

 
 

P. Jim Bartylla, director de la pastoral de vocaciones, Mons. Robert Morlino, y el P. Gerold Langsch, en el compromiso de la familia

Fr. Jim Bartylla, Vocations Director; Bishop Robert Morlino and Fr. Gerold Langsch, Schoenstatt  Father, as the Movement members promise their support to the bishop.

Pfr. Jim Bartylla, Leiter der diözesanen Berufungspastoral, Bischof Robert Morlino und P. Gerald Langsch beim Versprechen der Schönstatt-Bewegung

Fotos: Sr. M. Marcia Vinje © 2005 

 

 

 

USA, Hna. M. Marcia Vinje. ˇQué encuentro maravilloso! Palabras espontáneas que sirven para describir la visita del Obispo Robert C. Morlino al Santuario Fundador en Madison, Wisconsin, EEUU, el viernes 3 de junio de 2005. El intenso trabajo y preparativos previos, unidos a las gracias de la Mater, hicieron posible un encuentro enriquecedor y fructífero con el obispo. El motivo de su visita fue experimentar un encuentro con María en su Santuario y en la familia de Schoenstatt. Para la familia de Schoenstatt fue una oportunidad de compartir la riqueza de su carisma y asumir el compromiso de colaborar con él en la construcción del reino del Padre en la Diócesis de Madison.

El encuentro dio comienzo con la Santa Misa en una carpa levantada frente al santuario. Junto con el Obispo Morlino, la Misa fue concelebrada por el Padre Gerold Langsch, superior regional de los Padres de Schoenstatt y director del movimiento en Madison; el Padre Kent Schmitt, sacerdote del clero diocesano que conoció al P. Kentenich durante sus años de estudiante en el Seminario Reina de los Apóstoles, en Madison; el Padre Tait Schroeder, vicario parroquial, y el Padre Lawrence Kieffer, sacerdote jubilado que celebra misa cuatro veces por semana en el Santuario. Los dos últimos participan a menudo de las actividades de Schoenstatt. Fueron asistidos por el Diácono Jack Fernan, miembro del Movimiento de peregrinos. El maestro de ceremonias del Obispo, Padre James Bartylla, está a cargo al mismo tiempo de la pastoral vocacional en la diócesis) y todos estaban felices de darle a conocer más sobre Schoenstatt en esta oportunidad. Las Hermanas "reclutaron" como acólitos a varios jóvenes y chicos de Primera Comunión para que pudiesen conocer de cerca al obispo.

Esta Consagración, Señor, es mi canto…

Era la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús. En su prédica Monseñor Morlino hizo un paralelo entre la devoción al corazón de Jesús y la Eucaristía. Habló sobre la veneración a la eucaristía y la necesidad de hacer adoración para profundizar el vínculo personal con el Señor. Esto a su vez revierte en una mayor participación en la Santa Misa y amor a la eucaristía. En la pausa de meditación después de la comunión, tres jóvenes de la familia de Schoenstatt chilena (Nati Romanini, Carito Inzunza y Trini Vergara, que desarrollan una actividad misionera en la universidad de Madison) entonaron un lindo canto que hablaba de la Alianza. A continuación, el P. Langsch dio la bienvenida al obispo en nombre de la familia de Schoenstatt, quien agradeció sus cálidas palabras. Tanto a la salida como al ingreso en la carpa, Monseñor Morlino se detuvo a saludar a niños y jóvenes, disfrutando realmente la presencia de tantas familias jóvenes.

Primero en visitar a los niños

El equipo a cargo de la comida había preparado una cena liviana pero deliciosa. Como el comedor de la Sede no alcanza para albergar a 200 invitados, los niños más grandes compartieron en el garaje una comida más "al gusto de los chicos". El obispo se dirigió primero hacia allí, circulando entre los niños y dedicándoles todo el tiempo que querían. Mantelería, velas y flores aportaron un ambiente de fiesta. La Virgen se las ingenió para conseguir docenas de rosas gratis. Los asientos previamente asignados intercalaron estratégicamente a los schoenstattianos más antiguos con los sacerdotes de visita y personas interesadas en participar en grupos del Movimiento.

El obispo estaba de lo más a gusto y conversador, compartiendo historias de sus años en el seminario jesuita y sus experiencias en Roma. Contó anécdotas sobre los papas y mencionó que los seminaristas en Roma están contentísimos con el Papa Benedicto XVI.

La repercusión que ha tenido Schoenstatt en mi vida

Después de la comida llegó el momento de compartir con el obispo la vida del Movimiento. De entrada, los jefes diocesanos, Jeff y Barb Brochtrup, presentaron a las personalidades más importantes: los Padres y las Hermanas, el señor Frank Shakespeare, ex embajador en el Vaticano, seminaristas, dirigentes laicos y grupos diversos, entre ellos, el equipo coordinador de la Campaña del Rosario, los pioneros del Movimiento y los integrantes del Círculo de Adoración. Los universitarios habían preparado una presentación en Power Point sobre Schoenstatt como lugar, movimiento y espiritualidad. Cuatro personas compartieron luego la repercusión que ha tenido Schoenstatt en sus vidas.

Sue Vandersheuren, quien pertenece a Schoenstatt desde la Juventud Femenina, habló los frutos del santuario hogar en su familia. El año pasado sus cinco hijos sellaron la Alianza de Amor, incluso los dos menores, de cinco y seis años, quienes por cuenta propia pidieron hacerla al ver el ejemplo de sus hermanos mayores. Sue le entregó al obispo también copia de la oración del santuario del hogar y una explicación de los símbolos de su santuario hogar.

Dawn Helt contó sobre la Campaña del Rosario, relatando algo de su historia y transmitiendo también experiencias personales sobre los frutos de la visita de María. Jim Raskob, quien ayuda a coordinar la adoración mensual de los días 18, compartió cómo nació la corriente de adoración en el Santuario Fundador y el efecto que tiene esta oración en su familia. Tony y Nelly Butler testimoniaron cómo las gracias de peregrinación del Santuario se han hecho vida en ellos.

Cómo puede Schoenstatt ayudar al obispo en su misión en la diócesis

A continuación, se invitó al obispo Morlino a compartir sus impresiones y decir de qué manera podía colaborar la familia de Schoenstatt con su misión en la diócesis. Monseñor Morlino dio líneas claras y concretas en vista al futuro.

Su primera respuesta fue que le habían conmovido profundamente los relatos y testimonios. Todos deberían mantener viva su vocación a la santidad y su anhelo de llegar al cielo. Cuando Maria es el corazón del hogar obra allí como la Inmaculada, como Madre de Dolor y como la mujer asunta al cielo. Ella está presente en todas las circunstancias de nuestra vida.

En su experiencia con estudiantes universitarios, les dice siempre que el matrimonio significa trabajar duro todo el día, ir a casa, no hacer lo que uno quiere, y sin embargo disfrutarlo. Así sucede en nuestras familias. Sólo Jesús puede regalarnos la gracia de descubrir alegría en el sacrificio. Recomendó a los schoenstattianos mantener su mirada fija en Jesús y tener siempre a Maria como centro del hogar. Cuando las cosas andan mal hay que dar gracias porque es así como se descubre que esta vida no es el cielo. Nos mantiene centrados en el más allá. Esto se aplica también a la vida de la Iglesia ya que las cosas también andan mal ahí.

Asegurándole su apoyo a la familia de Schoenstatt en sus realizaciones, les recordó que todos estamos llamados al apostolado desde el bautismo. Esto lo ayuda como obispo no sólo a modo de inspiración sino que lo ayuda en su misión. Constantemente se recuerda a si mismo que no es el Mesías, no puede hacerlo todo. Por lo tanto agradece que colaboren con él haciendo su parte.

Promover la devoción a la Adoración Eucarística – Promover las vocaciones

Luego el obispo pidió dos cosas específicamente. La primera es descubrir caminos a fin de promover la devoción a la Adoración Eucarística y preparar un grupo de personas que asuman esta devoción. Preguntarse cómo podemos colaborar con la corriente de adoración Eucarística en la diócesis, incluyendo la adoración perpetua. Aclaró que esto no significa que deba haber adoración perpetua en el Santuario. La solución no pasa por una respuesta rápida que comienza con mucha fuerza y poco a poco decae. Más vale tomarse tiempo para planificar bien una meta de largo alcance. El obispo pidió que cada uno empezara a reflexionar y rezar, y luego se reuniesen todos para una lluvia de ideas. En tres a seis meses más, le gustaría poder escuchar lo que surgió de allí.

El segundo pedido es promover vocaciones femeninas a la vida consagrada. Como obispo puede trabajar por las vocaciones sacerdotales pero confesó que no sabe cómo encarar el tema con las jóvenes. Esta tarea está ligada a una sana vivencia de familia y al ejemplo y consejo de mujeres nobles. Recalcó que esta inquietud no va dirigida sólo a las Hermanas sino a todo el movimiento. Hay que buscar gente nueva para ayudar en esta tarea y no sobrecargar aún más a quienes por sí ya están de lo más activos. Repitió nuevamente que le gustaría saber de ellos en unos tres a seis meses más.

Un regalo espiritual para el obispo

Al cabo de estas observaciones el obispo invitó a los presentes a compartir con él preguntas e inquietudes que pudieran tener. Se abordó el tema de la investigación de células embrionarias (especialidad del obispo), el proyecto de reconstrucción de la catedral (que en marzo fue destruida por un incendio), y cómo relacionarse con los párrocos. Se dio un intercambio informal y familiar, aunque Monseñor Morlino es siempre claro y preciso en sus enseñanzas.

A continuación, la familia de Schoenstatt le entregó al obispo los regalos. Primero un ramillete espiritual que le gustó muchísimo a juzgar por su alegría mientras iba leyendo su contenido: 328 misas, 434 rosarios, 133 horas de adoración, 172 visitas al Santuario, 587 oraciones de Consagración a Maria y 12 días de ayuno. Con un toque de humor, guiñando un ojo, bromeó sobre el bajo índice de días de ayuno. Prometió enviar a su maestro de ceremonias para hablar sobre el ayuno, obviamente tampoco era su punto fuerte. Se le entregó también un cuadro de la MTA y una cruz de la unidad, que dijo colocaría en el altar de su capilla privada.

El último evento de la tarde fue una oración final en el Santuario. Mientras llegaba la gente, el P. Langsch tuvo oportunidad de explicarle en forma privada a Monseñor Morlino el significado de los símbolos del Santuario. La familia de Schoenstatt había decidido previamente renovar con él las promesas asumidas por el Padre Kentenich durante su vida con la jerarquía de la Iglesia, según el rito utilizado por la familia de Schoenstatt ante Su Santidad Juan Pablo II el 20 de septiembre de 1985 en Roma. Con los niños pequeños sentados a los pies en el suelo, prometieron colaborar con el obispo. La tarde cerró con una bendición final.

Todos pudieron percibir en este primer encuentro con el obispo el comienzo de una cálida y cercana relación. La familia de Schoenstatt sintió su confianza depositada en ella y su esperanza de que mantendrá vivo el legado del Dilexit Ecclesiam. Como un hombre de profunda oración y que se precia de proclamar la verdad, ˇMonseñor Morlino parece cuajar perfectamente en el mundo de Schoenstatt!

Traducción: Carmen Barruel, USA



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Last Update: 17.06.2005 Mail: Editor /Webmaster
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