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 published: 2005-06-17

¡Veintidós horas bien invertidas!

Jornada Padre – Hijo en Aulendorf

Un encuentro entre padre y hijo

An encounter of father and son

Ein Treffen von Vater und Sohn

 
 

Nos entendemos entonces?

We understand each other, don’t we?

Wir verstehn uns doch?

 
 

Un vinculo más personal y más profundo

A deeper and more personal attachment

Eine persönlichere, tiefere Beziehung

Fotos: Busse © 2005

 

Fotos: © 2005

 

ALEMANIA, P. Elmar Busse. ¡Queridos padres! Con una mano en el corazón ¿saben ustedes los nombres de los amigos de sus hijos? ¿Le preguntaron alguna vez a un hijo qué piensa de la propia familia, de qué se avergüenza, de qué se enorgullece? ¿Conocen sus sueños de futuro y sus miedos? Si pueden responder afirmativamente a estas preguntas, entonces doy fe de que tienen una extraordinariamente buena relación con sus hijos. Si no es así, entonces los invito a un fin de semana para padres e hijos en el año 2006. ¿O quizás quieren organizarla ustedes mismos en su decanato?

Esta propuesta se hizo al final de la jornada para padres e hijos, en el momento de la evaluación que hicieron los padres. "Cada padre debería hacer esto con su hijo". "No había esperado que él, a su edad, ya fuera un pequeño filósofo. ¡Sobre qué cosas reflexiona ya!" Hasta que se pudieron escuchar esos ecos, padres e hijos tuvieron que confrontarse con muchas "novedades".

Cumplidos de hombre a hombre

Comenzó con la presentación: en una gran ronda, cada padre debía decir lo que valoraba en su hijo. Lo mismo le debía decir el hijo a su padre. ¿En qué otro lugar sucede que de hombre a (futuro) hombre se digan cumplidos mutuamente en público? Después, el partido de fútbol fue algo conocido, en cambio el juego de dardos "Jaque al vikingo" fue nuevo para todos. Al anochecer, los padres, los hijos y asesores se reunieron en torno al fogón. Allí, los padres tenían que contar alguna vivencia hermosa referida a la fe, a Dios, a la Iglesia. El sentido de esta tarea fue eliminar el tabú de las cuestiones religiosas en la comunicación padre – hijo. Después desaparecieron los hijos para responder por escrito un cuestionario que los hizo reflexionar sobre sus sentimientos y deseos. Este cuestionario sería, en la mañana siguiente, la guía para estructurar la conversación entre el padre y su hijo. Como los adultos se quedaron junto al fogón, cada hombre contó como había vivenciado a su propio padre. Tampoco este era un tema frecuente en la conversación masculina. Después de un juego nocturno en el terreno, aparecieron de nuevo los hijos. Ya era hora de rezar juntos la oración de la noche en torno al fogón.

¿Nos comprendemos?

El día siguiente comenzó con una carrera optativa a campo traviesa. Después del desayuno hubo una breve tarea de comunicación: cada pareja de padre e hijo debía sentarse de espaldas uno con el otro. Primero recibieron los hijos un dibujo y el padre debía reproducirlo luego de escuchar la descripción que hacía su hijo, después, con nuevas imágenes, el mismo ejercicio pero viceversa. El resultado de este "arte de la pintura" mostró claramente como con frecuencia se entiende algo totalmente distinto a lo que quiso decir el otro. La advertencia de no creer tan rápido que se entiende al otro, fue la preparación del elemento central de la jornada: la conversación entre el padre y su hijo. En la invitación se les había pedido a los padres que trajeran fotos de su infancia. Estas, y las respuestas al cuestionario, fueron el punto de partida para una conversación profunda y personal, que terminó en una Alianza de Amor entre el padre y su hijo: cada una de las partes expresó lo que en el otro era un regalo y una esperanza. Juntos escribieron el resultado en un documento que fue depositado en el comulgatorio del Santuario durante la Sta. Misa con la que concluyó el encuentro.

Los padres bendicen a sus hijos

Antes del almuerzo se acercaron los hombres con tijeras, pegamento y revistas para poner manos a la obra en un collage sobre el tema "El hombre nuevo, entre el macho y la segunda madre". Los padres contribuyeron sobre todo en el contenido, mientras los hijos se ocuparon por el trabajo manual. Los hijos a su vez estuvieron a cargo de la presentación.

El momento más emotivo fue la bendición de los hijos en el Santuario, con la imposición de las manos de sus padres, y la bendición de Arón (cfr. Num 6, 24-26) así como la promesa de los hijos de querer hacer lo mejor en su vida. La jornada terminó con una evaluación en el grupo de los padres.

"El Señor te bendiga y te guarde.
¡ Haga resplandecer su rostro sobre ti y te mire con buenos ojos!
¡ El Señor vuelva hacia ti su rostro y te dé la paz!". (Num 6, 24-26)

PS: Quienes deseen organizar una jornada para padres e hijos, pueden solicitar información al Padre Elmar Busse (Tel. ++49 711 849492-38, o a busse@schoenstatt-patres.de



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Last Update: 17.06.2005 Mail: Editor /Webmaster
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