Ida y vuelta a HungríaReflexiones e impresiones de una joven que vive en Alemania |
HUNGRÍA, Beth Rockers, de EEUU. Tuve la gracia inmensa de poder participar por primera vez en mi vida de la bendición de un Santuario: en Obudavar, Hungría. El ambiente internacional y el clima espectacular colaboraron muchísimo con el festejo. Ahora algunos detalles y experiencias... Del 1 al 3 de abril viajé a Hungría para la bendición del primer Santuario en ese país. Después de todo un día en tren, llegué a Viena, Austria, a las 21.30 horas aproximadamente. La noche se me hizo muy corta ya que temprano por la mañana partimos de la casa de retiro en Viena. Nos encontramos con unos peregrinos que viajaban con nosotros a la bendición. De allí nos dirigimos, en ómnibus, hacia Obudavar. Durante el viaje fuimos conociéndonos entre todos, cantamos y rezamos juntos para que la bendición saliese bien. Nos detuvimos en la frontera para los trámites de aduana. Más tarde, al llegar a Veszprem, no encontrábamos el restaurante reservado para nuestro almuerzo. Finalmente dimos con él, donde nos sirvieron tres platos deliciosos de comida. Mientras comía, disfrutaba oyendo hablar en dialecto austriaco, aunque no entendía mucho la conversación. Familia y amigos del mundo enteroLa siguiente parada era Obudavar, a sólo 20 o 30 minutos de viaje. La subida por la montaña me hizo acordar tanto a mi casa en el Monte Schoenstatt. ¡Ese camino todo el tiempo zigzagueante! Cuando llegamos al llano, me maravilló la belleza agreste de la campiña. Los granjeros trabajando la tierra, y como telón de fondo las montañas; me sentía en el paraíso. Pronto arribamos a Obudavar. La gente aplaudía y saludaba la llegada de nuestros dos ómnibus. Algunos se reencontraron con amigos que aguardaban su arribo, y a otros, como yo, nos presentaron gente nueva. Aunque no sé exactamente la cantidad de gente que había, calculo que eran cerca de dos mil personas presentes, de República Checa, Alemania, Austria, México, Polonia, Chile, Croacia, Rumania, Hungría, y tal vez de otros lugares más. El Arzobispo Marfi Gyula presidió la bendición, concelebrada por el Obispo Laszlo Biro y un gran número de sacerdotes, entre ellos el P. Franz Brügger, el P. Tilmann Beller y el P. Lothar Penners. Se encontraba presente también la Hermana Marie-Gudrun, Superiora provincial de Hungría. Horas después de la bendición, fallecía Juan Pablo IIEl P. Johannes Kristof nació en Hungría pero trabajó siempre con el Movimiento en Austria. Rezaba por un Santuario allí, y la Familia austriaca pudo construir uno poco después de que falleciera en un accidente. La Familia de Hungría se siente muy vinculada al P. Kristof y repartió una novena dirigida a él, para todos los que peregrinen al Santuario. Esa noche, cuando íbamos en el ómnibus, nos enteramos de la muerte de Juan Pablo II. Nuestro querido Papa falleció seis horas después del comienzo de la Misa de bendición. Instantáneamente pensé en todas las gracias derramadas desde este Santuario. Me alegraba saber que él nos contemplaba ahora desde el cielo. La Familia de Hungría ha sido bendecida con un Santuario propio. Es un hecho realmente extraordinario. La experiencia en general es algo que jamás podré olvidar. Espero que todos tengan oportunidad alguna vez en su vida de participar de la bendición de un Santuario. Estoy segura de que las gracias derramadas en la bendición siguen fluyendo desde el nuevo hogar de la Mater. Traducción: mca, Argentina |
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03.05.2005
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