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 published: 2005-05-06

"Pocas veces nos encontramos ante una figura paterna de esta magnitud"

El Cardenal Francisco Javier Errázuriz Ossa opina sobre Juan Pablo II, Benedicto XVI y nos cuenta qué sucedió en Roma – Primera parte

Cardenal Francisco Javier Errázuriz, entrevista

Cardinal Francisco Javier Errázuriz during the interview

Kardinal Francisco Javier Errázuriz im Interview

Foto: POS  Fischer © 2005

 
 

Juan Pablo II - un hombre anclado en Dios, un hombre al que todos pueden llegar

John Paul II – a person embodied in God, a person who attracts all

Johannes Paul II – ein Mensch, der verankert ist in Gott und zu dem alle Menschen Zugang haben

Foto: Mari  © 2005

 
 

Benedicto XVI: Tenemos en él un colaborador de Jesucristo, un colaborador de Juan Pablo II, también ahora.

Benedict XVI: He is a co-worker of Jesús Christ, a co-worker of John Paul II, still.

Benedikt XVI: Wir haben in ihm einen Mitarbeiter Jesu Christi, einen Mitarbeiter Johannes Paul II. auch jetzt

Foto: Rüttgers © 2005

 

SCHOENSTATT, mkf. Antes de su regreso a Chile y luego de haber participado del cónclave en Roma, el Cardenal Francisco Javier Errázuriz, arzobispo de Santiago de Chile y Presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), visitó Schoenstatt el 29 y 30 de abril. Allí celebró una misa en el Santuario Original y se reunió con su Comunidad de los Padres de Schoenstatt. La Oficina de Prensa de Schoenstatt no dejó pasar la oportunidad de entrevistarlo en exclusiva. Publicamos aquí la primera parte de la nota.

  • En las últimas semanas Roma fue el centro del mundo. Hasta allí acudieron millones de personas para despedirse de Juan Pablo II. Y nos preguntamos: ¿A qué se debe esto? ¿Qué nos indica este hecho? ¿La Iglesia está cambiando su imagen ante el mundo?

Es necesario plantearse estas preguntas. Yo estuve allí cuando los peregrinos acudieron en masa: fue algo asombroso. Los peregrinos esperando diez, doce, quince horas, sólo para despedirse de este gran Papa, en una larga cola de cientos de metros. Entonces nos preguntamos qué es lo que movió, despertó, sembró, este gran hombre en los corazones y en las vidas de esas personas, y de qué tenían sed estas personas, que fue saciada por esta gran personalidad. Creo que hay dos o quizás tres respuestas: sed de paternidad, sed de Dios y también sed de valores en el tiempo actual, donde oscila y cambia tanto lo que en el pasado era estable.

Se piensa en el futuro, muchos tienen miedo ante el futuro, y entonces se hacen la pregunta: ¿cuáles son los valores que nos hacen felices, que nos ayudan como humanidad y como personas, cuáles son los valores que expresan mejor que somos auténticos hombres? Esa movilización suscita todas estas preguntas a la vez.

En el Papa Juan Pablo II han descubierto un hombre con convicciones, que no le tiene miedo al mundo, al futuro; un hombre lleno de esperanza. Notaron que allí había una gran coherencia entre lo que anunciaba y su propia vida. En primer lugar es un hombre que vive en Dios y viene de Dios, que habla de Dios y le habla a Él. Y finalmente: es un padre en el verdadero sentido de la palabra. Hay tantas caricaturas de padres. Pero Juan Pablo II es un hombre anclado en Dios, un hombre al que todos pueden llegar. Quiso trabajar para toda la humanidad a través de sus palabras y de su ejemplo. Se acercaron a despedirlo muchos católicos, muchos cristianos no católicos, muchos hombres que no creen en Dios. Hay una concordancia entre lo que los hombres buscan y esta gran personalidad.

  • Una frase muy repetida: "Nos sentimos huérfanos." ¿Qué hay detrás de esta sensación?

Hay mucho más, un contenido más profundo en su mensaje. Muchos agentes de pastoral juvenil consideran que los jóvenes no quieren esta claridad o esta seguridad, pero en verdad ¡no es así! Normalmente los jóvenes tienen grandes valores, tienen grandes ideales de vida, de la vida de la sociedad, de la comunidad, de la familia. El joven es siempre radical, quiere una entrega total, quiere abrazar grandes ideales. Puede ser que el modo que tienen algunos jóvenes para buscar la felicidad, los lleve a alcanzarla por un corto tiempo, basada en cosas insignificantes. Pero detrás hay una sed de felicidad, de verdad, la justicia, de paz. Este Papa fue muy valiente al hablar de esto. Él tenía naturalmente también algo de nuestro Padre, porque logró, como él, vincular sus palabras con la búsqueda de estas personas. Podía hablarle a ellos conforme a su dignidad y conforme a sus anhelos.

Recuerdo muy bien sus palabras en Toronto. La juventud busca la felicidad y él habló de las bienaventuranzas: ése es el camino. Al principio afirmó la búsqueda, después se dirigió directamente a estas personas y entonces les elevó la mirada, para que ellos tengan acceso a lo que Dios les ofrecía. Y esto es lo que hace felices a los jóvenes.

Él les habló a los jóvenes de tal modo que fueran capaces de reaccionar ante los valores sobrenaturales, ante los auténticos valores humanos tal como él los ha predicado, tal como él los ha vivido. Esto fue lo extraordinario que hemos vivido en estas semanas.

Esto es muy importante: sin una personalidad de esta magnitud no podríamos descubrir cuán profunda es la búsqueda de los hombres.

Fue muy hermoso ver a los padres llevar a sus pequeños para mostrarles al Papa y cómo lo despedían saludando con las manos, enviándole un beso, entre otras muchas muestras de amor. Fue algo realmente conmovedor. Se sentían verdaderamente huérfanos.

Tuve la misma vivencia que cuando falleció nuestro Padre Fundador. Se sentía la orfandad. Por supuesto esto es una advertencia de Dios para que lo busquemos a Él y a su paternidad, y que por lo tanto estemos abiertos ante el nuevo Papa. Pero pocas veces el mundo experimenta una personalidad paternal como ésta.

  • ¿Tiene Ud. la impresión de que algo de todo lo que ha surgido se mantenga y evalúe en la Iglesia, de que lo asuma en su pastoral?

En esto sucede lo de siempre: hay personas, comunidades, sociedades, en las que se lo comprende y asume, y hay otras que ni lo notan.

Lo mismo sucede en la Iglesia: siempre habrá almas, determinadas personalidades, que logran transformar algo. Nunca algo se revela simultáneamente a todos los hombres, sino que se manifiesta en la ley de los casos preclaros: así también sucede con la fuerza de atracción que ejerce una personalidad sobre muchos hombres. Es importante que muchos entiendan el carisma y el mensaje de esa personalidad y quieran vivirlo también más tarde. Entonces esa personalidad también tendrá fuerza de atracción en el futuro.

Para mí fue clave el encuentro con nuestro Padre en Milwaukee. Mi primera reacción fue: recién ahora comprendo la profundidad y trascendencia de las palabras de nuestro Padre. Eso no lo descubrí antes de la experiencia del encuentro con él. Pude comprender lo que era realmente en Schoenstatt la pedagogía de la confianza, porque él me regaló mucha confianza. Y qué era la pedagogía de la libertad, del ideal, de la Alianza: había descubierto en la experiencia con él, la profundidad y el alcance de sus palabras. Se pueden leer y aprehender las palabras de nuestro Padre y no comprender cuánta verdad encierran, cuánta profundidad tienen.

Lo mismo sucedió con el Papa. Es muy probable que muchos obispos, muchos sacerdotes, muchos padres y madres que han experimentado su paternidad, luego vivan su propia paternidad y maternidad más radicalmente y con más osadía, vivan con una mayor profundidad y sin miedo. Hay otra calidad en la vida después de tal encuentro. Y espero que muchos cardenales, obispos, padres, madres, y jóvenes que vivenciaron esto, alcancen después un nivel más alto en su vida y en su actuar.

  • Se escuchó un comentario: que la Iglesia tiene actualmente dos Papas, uno en el cielo – "en la ventana de la Casa del Padre celestial" – y otro en la tierra, en el Vaticano, que está muy humildemente detrás de Juan Pablo II. ¿Ud. también lo ve así?

¡Algo de verdad hay en esto! Este cardenal fue un estrecho colaborador de Juan Pablo II, un colaborador completamente humilde. Se sabía cuáles eran los cardenales que veían al Papa semanalmente, pero de él no se sabía nada. Se sabe ahora, pero esto no apareció en la prensa, que no lo mencionó: él fue un colaborador fiel y humilde. Era el decano del Colegio Cardenalicio y por lo tanto presidió los funerales, donde predicó maravillosamente. Y al comenzar el cónclave nuevamente se notó en su homilía que había una total continuidad entre las dos personalidades diferentes.

Los dos son muy distintos. El Cardenal Ratzinger no ha sido solamente un estrecho colaborador de Juan Pablo II, sino su colaborador. Allí hay seguramente – por un lado – una razón por la que lo eligieron: quisieron profundizar todo lo que hizo el Papa Juan Pablo II, pero por otro lado, porque el Cardenal Ratzinger ¡era el Cardenal Ratzinger! Los cardenales y muchas otras personas lo conocen muy bien y no se impresionan por lo que dice la prensa, que lo presenta como un hombre duro, como un inquisidor y no sé que más... ¡Se han escrito muchas tonterías! Para los cardenales sencillamente esto no es verdad. Lo conocíamos. Nos hemos encontrado con él con mucha frecuencia. Los cardenales han ponderado al elegirlo lo que ellos sabían: que al comienzo debería seguramente superar una dificultad: lo que está sucediendo ahora mismo, la primera reacción.

Es verdadero y auténtico cuando dice: Juan Pablo II está ahora en el cielo y nos bendice desde la ventana de la casa del Padre celestial. ¡También ha dicho que lo bendice a él mismo! Esta es su vivencia. Así fue también el pasado miércoles, en la audiencia general. Allí dijo que quiere continuar las homilías que Juan Pablo II ya había preparado sobre los salmos. Él no quiere hacer otra cosa, quiere continuar todo, pero con su originalidad. Tiene el ánimo y la honestidad para hablar sobre asuntos que ha examinado en su larga vida. Vivió en una atmósfera espiritual, en la oración, y ahora eso se hace transparente como cultivo del espíritu para la Iglesia ¡y esto es extraordinario! Y esto se da en un hombre totalmente humilde, en una persona que ha tenido muy buenos contactos con la gente, que vive muy sencillamente, que está muy dispuesto a escuchar. Es impresionante como lo recibe a uno, como recibe a cada persona que llega a él, como lo escucha, por ejemplo. Su diálogo con las corrientes actuales es muy intenso. Hay pocos cardenales que hayan leído como él a los autores modernos, que hayan ahondado tanto en las corrientes modernas como el Papa Benedicto. Podemos aún sorprendernos mucho de lo que él nos dará. Tenemos en él un colaborador de Jesucristo, a un colaborador de Juan Pablo II, también ahora.

segunda parte

Traducción: aat/es, Argentina



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Last Update: 17.05.2005 Mail: Editor /Webmaster
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