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 published: 2005-04-06

Puso en la juventud toda su esperanza para la Iglesia del mañana

Cuando alguien deja un espacio vacío... La Cruz de la Jornada Mundial de la Juventud: un puente hacia el Papa

La Cruz de la Jornada Mundial y el Icono en Fulda, verano de 2004. Ahora herencia preciosa del Papa a su juventud.

The WYD Cross and the Icon in Fulda, summer 2004. Now they are a lasting heritage of the Pope to his youth.

Weltjugendtagskreuz und Ikone in Fulda, Sommer 2004. Jetzt sind sie ein bleibendes Vermächtnis des Papstes an die Jugend.

 
 

Llevamos tu imagen y tu herencia... hasta los confines del mundo

We carry your picture and your legacy... to the ends of the world

Wir tragen dein Bild und dein Erbe… bis an die Enden der Erde.

Foto: Biehler © 2005

 

JP II, Eva María Baumgarten. Hoy tendría que aparecer aquí un artículo sobre la Cruz de la Jornada Mundial de la Juventud, pero en su lugar encontrarán reflexiones muy personales. Pensamientos que tratan de describir lo que pasa cuando alguien deja un espacio vacío.

Su camino conmueve...
Ha dejado un espacio vacío.
Los que quedamos, sentimos hasta lo más hondo lo importante que era.
Profundo, honrado, auténtico.
Lleno de fuerza en el corazón,
un manantial de valor y de fe para muchos.
Y ahora cuando su muerte nos duele tanto,
cuando nos hace tanta falta,
quizás también porque él despierta la nostalgia por una vida plena.
Nostalgia por "más" en la vida
después de haber vivido el amor de Dios, la misericordia y el sufrimiento
con todas sus consecuencias, hasta el final.
Él es un hombre de la nostalgia,
un buscador que nos precedió,
lo que significa: que nos movilizó.
Ahora que ya no lo tenemos
sus palabras echarán raíces en nosotros.
Si vivimos lo que él dijo,
él estará entre nosotros.
"No tengan miedo de ser los santos del nuevo milenio",
Juan Pablo II en el Jornada Mundial de la Juventud en Toronto.
"Continúen por el camino que han empezado, sin cansarse y siendo en todas partes testigos de la gloriosa Cruz de Cristo. ¡No tengan miedo! ¡La alegría del Crucificado y Resucitado sea vuestra fuerza y María siempre estará a vuestro lado!"
Juan Pablo II el Domingo de Ramos 2005.
Su camino mueve y conmueve....
Martina Kraus.

Juan Pablo II cambió algo en este mundo.

Juan Pablo II cambió algo en este mundo y sobre todo a los jóvenes. Los visitó y estuvo con ellos en incontables peregrinaciones; en las Jornadas Mundiales de la Juventud y finalmente cada día de los años pasados – siempre cuando en algún lugar del mundo los jóvenes se pusieron en marcha para llevar la Cruz de la Jornada Mundial de la Juventud, el regalo del Santo Padre a la juventud de todo el mundo, a los demás jóvenes, cumpliendo así lo que el Santo Padre les encomendó:

"Mis queridos jóvenes: al final del Año Santo les confío el símbolo del Año Jubilar, la Cruz de Cristo. Llévenla por todo el mundo como signo del amor de Cristo a la humanidad y anuncien a todos que sólo en la muerte y en la resurrección de Cristo encontramos la salvación y la redención". (Juan Pablo II, 1984)

También como juventud alemana abrimos nuestro corazón para llevar a nuestra vida este mandato, este legado. Yo no conocí al Santo Padre vivo, nunca lo vi bien, lo que él irradiaba, su carisma no lo viví cercanamente, pero de todos modos puedo afirmar que me encontré con este hombre. Para mi Juan Pablo II no fue una persona común, sino mucho más, alguien que hoy nos tiene que decir algo, que puso en los jóvenes toda su confianza, su esperanza, para la Iglesia del mañana, si, un hombre que nos llama a cambiar el mundo, a seguir un camino que movilice. Durante las semanas y meses pasados capté esta confianza, verdadera y fuerte, en una forma muy personal.

Y con esto estaríamos nuevamente con la Cruz de la JMJ

Y con esto estaríamos nuevamente con la Cruz de la Jornada Mundial de la Juventud.

Esta cruz sencilla, es un signo sencillo de Jesucristo, pero con fuerte significado de su muerte y de su resurrección. Un signo que obra milagros y que fascina a todo el que quiera escucharla, aún más: transforma, llama, convoca y motiva. La cruz ha llegado a ser para muchos jóvenes un lugar de encuentro con Jesús, donde Cristo toca, donde el mismo Cristo es real. En el encuentro con la Cruz de la JMJ, me di cuenta de que todo sería distinto para mí si no existiera la cruz, si no se hubiera cruzado en mi camino. Para mí el Santo Padre está relacionado directamente con este regalo. Sin esta gran esperanza del Papa seguramente algo hubiera sido distinto para mí. Él la confió a la juventud del mundo, vinculó un mensaje con ella. Desde entonces encendió en los jóvenes el entusiasmo por Jesús.

El anhelo de su corazón llegó a millones de corazones juveniles, los conmovió. Y si ahora estamos en camino a la Jornada Mundial de la Juventud en Colonia, entonces continúa su visión: construir una Iglesia en la que los jóvenes sean los arquitectos de una cultura del amor y la justicia, y que como él estemos al servicio de Cristo, que lo sigamos a Él y que continuemos entregando su Palabra.

Yo le estoy profundamente agradecida al Santo Padre por habernos dejado como regalo la Jornada Mundial de la Juventud y por habernos entregado su convicción personal fuertemente expresada con el regalo de los signos de la cruz y del ícono.

Tanto la peregrinación de la cruz y del ícono como todos los preparativos para el Jornada Mundial de la Juventud están ahora bajo otra estrella: continuar llevando la visión de Juan Pablo II y por lo tanto erigir un signo de Cristo en este mundo. Y finalmente esto significa: que todos los jóvenes del mundo, también yo, nos pondremos en camino a Colonia para llegar allí y adorarlo.

Traducción: María Gabriela Kyling, Valdivia, Chile



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Last Update: 26.04.2005 Mail: Editor /Webmaster
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