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 published: 2005-04-08

Gracias Juan Pablo II

Una carta al Santo Padre, escrita el domingo 3 de abril por P. Martín Gomez

Gracias, Juan Pablo II, padre de todos

Thank you, John Paul II, Father of all

Danke, Heiliger Vater, unser Vater

Foto: Pertino © 2005

 

Gracias, Juan Pablo II. Ayer, después de estos años de dolor y sufrimiento, y de las últimas semanas de agonía, entraste en la Vida, traspasaste el umbral hacia la eternidad. Son muchos los momentos, las vivencias y recuerdos que guardamos en nuestro corazón. Nos duele tu partida, nos alegra tu llegada a la Patria celestial.

Te queremos decir gracias, por tu historia, por tu testimonio de vida, de fe y de amor al Dios Trino, quien te encomendó la tarea de ser Papa, sucesor de Pedro. Por vos nos sentimos orgullosos de ser católicos, de ser hijos de la Iglesia.

Gracias...

1) Gracias por tu amor apasionado a Jesucristo, que te llamó a consagrarte a Él para seguir el camino del sacerdocio. Gracias por el ministerio tan fecundo que hiciste y porque fuiste fiel hasta lo último.

2) Gracias por tu sonrisa, que hemos aprendido a amar desde la primera vez que apareciste como Papa en 1978. Ella ha sido un reflejo de la bondad y la Misericordia del Padre Dios. Ella ha iluminado nuestras vidas.

3) Gracias porque nos enseñaste a amar la vida y a vivirla en gracia de Dios: por tu amor a la Patria, a la familia, a los amigos, a la naturaleza, los deportes, el teatro y la música.

4) Gracias porque fuiste un forjador de la cultura de la vida. Porque nos remarcaste que la vida humana, cada persona, es un don de Dios y tiene un valor absoluto: porque defendiste la vida desde el instante de su concepción hasta su muerte.

5) Gracias porque has sido el gran peregrino y promotor incansable de la paz, de la justicia, la solidaridad. "Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios", (Mt 5,9) nos dijo el Señor. Vos has sido un ángel de paz en este tiempo de guerras, terrorismo y violencia.

6) Gracias por haber visitado en 2 oportunidades nuestra Patria Argentina que tanto querías, por haber recorrido nuestras calles bendiciendo a todos y por haber impedido una guerra fraticida con nuestro hermano país de Chile.

7) Gracias por tu enseñanza, por tu fecundo Magisterio en estos largos años: gracias porque en medio de la confusión de tantas voces, has sido la conciencia moral de la humanidad, has hecho resonar con fuerza y claridad la verdad de Jesucristo, en tiempos de tanta carencia de ideales y valores.

8) Gracias por esos gestos sencillos de ternura y amor a los niños, a los ancianos, enfermos, los pobres y los sufrientes de este mundo.

9) Gracias por tu amor a los jóvenes, por tu predilección hacia ellos, porque supiste entusiasmarlos al heroísmo y a la construcción de la civilización del amor.

10) Gracias porque has sido un profeta de la esperanza: sufriste la pérdida de tus seres queridos a temprana edad, la persecución y opresión de regímenes totalitarios, un atentado, que casi te quita la vida, la lenta cruz de tu enfermedad y siempre irradiabas alegría, siempre predicaste la esperanza.

11) Gracias porque has sido de veras "Pontífice": "un constructor de puentes", entre Dios y los hombres y los hombres entre sí. Gracias porque en tus innumerables viajes, acercaste a Cristo a tantos pueblos y culturas; por los lazos que tendiste hacia nuestros hermanos judíos, musulmanes y de tantas otras confesiones.

12) Gracias porque con tu ejemplo permanente nos enseñaste el valor inestimable de la oración en la vida cristiana: por tu profundo amor a la Eucaristía, a la Sma. Virgen María, de quien eras su "instrumento" y a quien le consagraste tu ministerio.

13) Gracias por esa humildad que irradiabas y que te impulsó a visitar y perdonar a aquél que atentó contra tu vida; que te llevó a pedir perdón por las culpas de la Iglesia, y a compadecerte de todos los que sufren.

14) Gracias porque nos propusiste siempre el ideal de la santidad, sustentado en el ejemplo de tu propia vida: nos enseñaste que la santidad es un llamado a todos, es un deber y un compromiso.

Guardaremos tus palabras, tus escritos y enseñanzas pero también tus innumerables gestos: tus paseos por los bosques contemplando la creación de Dios, tu mano y el perdón a Alí Agca; tu plegaria silenciosa arrodillado ante nuestra Madre en Luján; tu oración en el campo de concentración de Auschwitz y en el muro de los lamentos, el abrazo a la M. Teresa de Calcuta, el beso a tantos niños, la bendición a los enfermos, la alegría que irradiabas cuando estabas con los jóvenes del mundo entero, el rosario en tus manos, las misas celebradas en miles de altares del mundo, tu último Viernes santo, con una cruz en la mano, tu incansable deseo de bendecirnos aún hasta los últimos días de tu vida...

Vos entrabas en la Luz Eterna

Querido Juan Pablo. La luz de tu habitación en Roma se apagó ayer, indicando que partías. Vos en cambio, entrabas en la Luz Eterna. Nuestro mundo queda envuelto en penumbras de tristeza. Necesitamos testigos de la luz en medio nuestro. No necesitamos armas, ni dinero, ni más inversiones, ni poder... necesitamos gigantes del espíritu, necesitamos colosos de la Bondad, peregrinos del amor y de la paz como lo fuiste vos para la humanidad.

Aquella que tanto amaste y que tanto nos enseñaste a amar, María Santísima, te habrá recibido ayer en el Cielo, con cariño y ansiedad después de 85 largos y fecundos años en esta tierra.

También, Jesús, el Redentor del hombre, aquel que te creó, que te llamó a ser sacerdote y te confió el ministerio de Pedro, te recibió ayer en sus brazos y seguramente te habrá dicho: "bien siervo bueno y fiel, entra en el gozo de tu señor" (Mt 25,21), Te estaba esperando, porque tenía una morada para ti: Esta es tu casa.

Nosotros nos alegramos por tu Pascua, por tu paso a la vida eterna, nos alegramos porque hay un nuevo santo en el cielo. Pero también quedamos huérfanos y doloridos, porque también queremos ver a los santos en medio nuestro, en la televisión, tocarlos, escuchar su voz en la radio....

Gracias, Padre de todos

Querido Juan Pablo II, vas a quedar siempre en nuestros corazones. Porque el amor no termina con la muerte, el amor es para siempre.

....Gracias Juan Pablo II, gracias hijo bendito de Dios, gracias Padre de todos.

P. Martín Gómez A., Córdoba, Argentina



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Last Update: 08.04.2005 Mail: Editor /Webmaster
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