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 published: 2005-04-08

Juan Pablo II ha partido...

Comunión en el espiritu y el carisma

Audiencia de la Familia de Schoenstatt despues de la bendición del Santuario Matri Ecclesiae, septiembre de 2004

Audience of the Schoenstatt Family after the blessing of the Matri Ecclesiae Shrine. September 2004

Audienz der internationalen Schönstattfamilie nach der Einweihung des Matri-Ecclesiae-Heiligtums

Foto: Reid © 2005

 

JPII, P. Guillermo Carmona. Acaba de morir el Papa. La gente aplaudió en la plaza de San Pedro la noticia de su Pascua. Las lágrimas se confundieron con la alegría del alma. La sonrisa divina y el llorar humano, al decir del Fundador de Schoenstatt. Nosotros como Movimiento nos adherimos profundamente al sentir de toda la Iglesia y vivimos estos momentos de luto con el sentimiento de gratitud, alabanza y ofrenda.

Sabemos que María, la Puerta del Cielo, a quien él tanto amó, lo tiene que haber acogido bajo su manto, y el Padre Dios lo habrá recibido como una avecilla herida en sus brazos paternales.

Momentos de comunión en el espíritu: 1985

Caía la tarde sobre Roma aquel 20 de septiembre de 1985, al terminar la audiencia con Juan Pablo II. Habíamos llegado unas cinco mil personas de diversos lugares. Estaban presentes los dirigentes de otros Movimientos, entre ellos don Giussani, fundador de Comunión y Liberación, que falleció hace poco. Las palabras del Papa calaban hondo, punzando el alma e invitando a la esperanza. Rescato tres frases que me parecieron esenciales:"La experiencia secular de la Iglesia nos enseña que la íntima unión espiritual a la persona del fundador y la fidelidad a su misión -una fidelidad que siempre de nuevo atiende a los signos de los tiempos- son fuente de vida pujante para la propia fundación y para todo el Pueblo de Dios."

"Vosotros habéis sido llamados a ser partícipes de la gracia que recibió vuestro fundador y a ponerla a disposición de toda la Iglesia."

"En el conjunto de vínculos vuestro fundador acentuó la importancia de la experiencia del vínculo paterno-filial y del cultivo del espíritu de familia como medio privilegiado para la vivencia del mensaje revelado. Dios es Padre, Dios no es una soledad sino una familia."

Momentos de comunión en el espíritu: 1980

Años antes, el 17 de noviembre de 1980, Juan Pablo II visitó Alemania por primera vez como Papa. Era un viaje importante. Los Obispos y sacerdotes fueron invitados a la catedral de Fulda, cuyo Pastor diocesano, Monseñor Bolte, Obispo schoenstattiano, nos recibía en la catedral que alberga los restos del gran misionero, el mártir San Bonifacio. Al repasar la importancia de grandes personalidades sacerdotales de los últimos tiempos en Alemania, el Papa mencionó expresamente al Padre Kentenich. Era una reivindicación pública del Fundador de Schoenstatt frente a la Conferencia Episcopal que detonó sus 14 años de destierro.

Once días más tarde, el 28 de noviembre, los Padres de Schoenstatt peregrinamos a Roma y tuvimos con él una audiencia y una misa en su capilla privada del Vaticano. Además de muchas experiencias inolvidables, rescato algunos pensamientos que delatan sintonía comunes del Espíritu:

"Esta es para mí una feliz ocasión para expresarles a ustedes y a toda la Obra internacional de Schoenstatt mi alegría por el fecundo desarrollo que ha experimentado, ya desde los años de su fundación, el Movimiento Apostólico fundado por el Padre Kentenich, con el fin de expandir, defender y profundizar la vida cristiana."

"Frente a ciertas manifestaciones de crisis en campos de la vida religiosa y eclesial, se manifestó -y se manifiesta hoy- el Movimiento de Schoenstatt en sus diversos grupos e instituciones, con su fuerza espiritual y vital y con un bendecido apostolado, impregnados del espíritu de su fundador, de su gran amor a la Iglesia y de una devoción íntima con la Virgen María." "Ustedes se han propuesto como Instituto -junto a las demás comunidades de la Obra de Schoenstatt- ayudar para la educación de un hombre nuevo en una nueva comunidad, según la imagen de María y llegar a ser levadura e instrumento en las manos de Dios, para la renovación de la sociedad."

Muchos han sido los encuentros que diversas comunidades de Schoenstatt tuvieron con el Santo Padre. ¿Recuerdan ustedes el momento en que unos peregrinos le pidieron en San Pedro: "Santidad, canonice al Padre Kentenich", y él, volviéndose, les replicó: "¡Canonícenlo ustedes!"?

Momentos de comunión en el espíritu: 2004/2005

Lo más reciente: el 9 de septiembre del 2004, en la audiencia que los schoenstattianos tuvieron con motivo de la bendición del Santuario del Roma, él nos alentó en crear una cultura de la vida y de la familia. Sean "signos luminosos de los que el mundo tiene continua necesidad", sobre todo a partir del Santuario del Hogar que él bendijo con sus palabras: "Siguiendo el consejo de vuestro fundador los invito a reservar a la cruz y a la imagen de María un puesto de honor en vuestras casas, convirtiéndolas en santuarios de la Iglesia, en las que María actúa como madre y educadora".

Un día antes, el cardenal Ruini, Obispo Vicario del Papa para Roma y presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, había expresado en la homilía un concepto que seguramente estaba en el corazón del Santo Padre: "Con la inauguración del Santuario internacional, a la familia de Schoenstatt se le confía una gran misión: llevar a Schoenstatt al corazón de la Iglesia y llevar a la Iglesia al corazón de Schoenstatt".

Ya en este año 2005 nuestros hermanos de la Federación de Familias lograron visitarlo al finalizar su primer capítulo internacional. Fue probablemente una de sus últimas audiencias. De su corazón salió su apelo: "¡El futuro de la Humanidad se fragua en la familia!"... "La familia es una escuela de amor". ¡Transmitan a la gente vuestro entusiasmo por el Matrimonio y la familia! ¡Si fortalecemos la sacra institución del Matrimonio y la familia, en armonía con el designio divino, el amor y la solidaridad crecerán entre los pueblos!".

Fragmentos de comunión en el carisma

Son muchos los rasgos que se destacaron en Juan Pablo II. Los próximos días tendremos oportunidad de repasar su Pontificado y admirar la acción de Dios a través de un hombre lleno del Espíritu. Pero hay ciertos aspectos que explican la enorme sintonía y el cariño que siempre le tuvimos.

En primer lugar su amor a María. Nosotros nos alegramos profundamente al recibir su "Totus tuus", palabras de un hijo a su Madre, que compartimos con él, día a día, cuando renovábamos la Alianza de Amor.

Luego, la certeza de que Dios actúa en la historia a través de innumerables signos. Nosotros lo llamamos: fe práctica en la divina providencia. ¡Cuántos hechos en su vida, que él supo interpretar a la luz del querer y la voluntad divina!

Pero sobre todo, Juan Pablo II fue padre. Por eso hoy nos queda un sentimiento de orfandad. Nos recordaba algo central de nuestra espiritualidad: la fe en un Dios que es Padre y ante el cual tenemos derechos de hijos. Esa paternidad divina se hace urgencia para el mundo a través de instrumentos paternales-maternales, entre ellos, para nosotros, especialmente el P. Fundador.

Cuando el Papa iniciaba sus innumerables viajes apostólicos, renovábamos la conciencia de que el cristiano tiene un envío apostólico, insustituible para que la Iglesia cumpla su misión de ser familia y alma del mundo. Y nos hallábamos en nuestro mundo, con la consigna instrumental del Fundador y la tercera gracia del Santuario, la fecundidad apostólica. Nos sacaba del letargo y nos despertaba a salir a los hermanos.

El Padre de la Cristiandad ha seguido las huellas del Maestro y ya está gozando de la fiesta de la Pascua eterna. Hay gracia y bendición. En nuestros Santuarios rezamos por él y por nuestra Madre, la Iglesia.



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Last Update: 08.04.2005 Mail: Editor /Webmaster
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