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 published: 2005-04-22

A la luz de la verdad

El momento que más eché de menos a Juan Pablo II, fue el momento de mi compromiso con el Papa Benedicto XVI

Después del gran Papa Juan Pablo II...

After the great Pope, John Paul II …

Nach dem großen Papst, Johannes Paul II. ...

Foto: Donnelly © 2005

 
 

María está a nuestro lado

Mary is at our side

Maria ist uns zur Seite

Foto: Abram © 2005

 

ROMA, Margaret Fenelon. Nunca eché más de menos al Papa Juan Pablo II que en el momento que el Cardenal Joseph Ratzinger fue presentado al mundo como el Papa Benedicto XVI. No es que estuviera desilusionada de los resultados del cónclave, al contrario, estaba feliz y agradecida. Pero el inicio de este nuevo papado traía un aire de finalización al reinado del Papa Juan Pablo II que no había sentido antes.

Su fallecimiento había traído mucha tristeza a mi corazón. Contuve el aliento cuando recibí la noticia de su muerte. Con dolor vi el funeral de madrugada por televisión. Asistí a misas de réquiem. Guardé luto en mi corazón junto a toda la Iglesia. Pero el anuncio "Habemus Papam!" retumbó en mi alma.

El Papa Juan Pablo II es el único Papa del cual he tenido conciencia. El fue elegido cuando comenzaba yo la adolescencia – justo cuando yo despertaba a la Iglesia Universal más allá de mi propia parroquia. Seguí al Papa con entusiasmo y sus palabras calaron profundamente en mí. Con Juan Pablo II al timón, me sentía más segura que la barca llevaría un rumbo definido, preservando las verdades para mis hijos y los hijos de mis hijos.

Castelgandolfo

Lo vi en Septiembre pasado durante una audiencia privada en Castel Gandolfo junto a la familia de Schoenstatt conmemorando la consagración del Santuario Matri Ecclesiae. Había más de mil miembros de nuestra familia, pero aún así, sentí como si hubiera saludado a cada uno individualmente. Débil y encorvado por su enfermedad física, se esforzaba por erguirse y mirar a la gente. Al mirar hacia donde yo estaba, estoy segura que hizo contacto visual conmigo. Su mirada era penetrante y llena de amor y yo estaba desesperada por salir corriendo y abrazarlo. Luego de que regresé a casa, escuché y leí relatos de muchas personas que lo habían conocido en otras circunstancias y habían experimentado la misma sensación.

Ahora se nos ha ido. No podremos mirar a esos ojos llenos de amor de nuevo hasta que lo veamos en el cielo. Tendremos que aprender a mirar en un nuevo par de ojos – los del Papa Benedicto XVI.

La Verdad

¿Qué veremos en esos ojos? Veremos a un humilde hombre venciéndose a sí mismo para levantar la Verdad. El Papa Juan Pablo II abrió las puertas a la Nueva Evangelización. El Papa Benedicto XVI conocerá que la pesada tarea se lleva a la luz de la Verdad. Nuestro nuevo Santo Padre tiene una trayectoria de ser inflexible contra enseñanzas no ortodoxas. Los medios lo han llamado de "línea dura" en cuestiones de doctrina católica. Aquellos que tienen agendas inmorales ya lo están ridiculizando. Entonces dejémonos ridiculizar por él y defendamos la Verdad, pues la Verdad es absoluta y no puede ser comprometida.

¡Qué desafío! Con una creciente degradación en la sociedad y en la Iglesia mismo sobre la dignidad de la vida humana, la santidad del matrimonio y las enseñanzas de la Iglesia, estamos llamados a estar firmes contra la corriente. La influencia del relativismo en las cuestiones morales requerirá de nosotros una lucha por lo que es el bien. Esto puede costarnos nuestras reputaciones, nuestra libertad e incluso nuestras vidas. El Papa Benedicto XVI nos guiará, pero debemos estar listos para seguir su liderazgo comprometiéndonos a caminar con él a la luz de la Verdad.

Él no puede hacerlo solo. Él se dijo a sí mismo luego de aceptar el papado: "Luego del gran Papa, los señores cardenales me han elegido a mí, humilde trabajador en la viña del Señor. Me consuela el hecho de que el Señor puede trabajar y actuar con instrumentos insuficientes y sobre todo, confío en sus oraciones. En la alegría del Señor resucitado, confiando en su ayuda permanente, vamos adelante. El Señor nos ayude, María, su Madre Santísima, está a nuestro lado, Gracias"

La iglesia de la nueva orilla

No sé si alguna vez dejaré de echar de menos a Juan Pablo II. Seguramente, ninguno de nosotros lo podrá hacer. Pero nos dejó un legado y una misión que llevar a cabo – la Nueva Evangelización. Hace algunas décadas, nuestro Padre y Fundador se refería a ella como "La Iglesia de la nueva orilla". Ahora tenemos un nuevo Santo Padre, Benedicto XVI, para guiarnos en nuestro camino a la nueva orilla y a caminar a la luz de la Verdad.

Traducción: Angie Santos, Houston, TX, USA



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Last Update: 26.04.2005 Mail: Editor /Webmaster
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