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 published: 2005-04-26

El futuro de la Iglesia dependerá solamente del vigor de aquellos que tienen raíces profundas y que viven de la pura abundancia de su fe

Prólogo del Cardenal Joseph Ratzinger para la novena: "Amar a la Iglesia con el Padre Kentenich

Benedicto XVI, entonces Cardenal Joseph Ratzinger, durante una visita al Santuario de Bellavista, Chile

Benedict XVI, then Cardinal Joseph Ratzinger, during a visit to the Shrine in Bellavista, Chile

Benedikt XVI, damals Kardinal Joseph Ratzinger, bei einem Besuch in Bellavista, Chile

Foto: Tagle/Vinculo © 2005

 

SCHOENSTATT, mkf. "El futuro de la Iglesia dependerá solamente del vigor de aquellos que tienen raíces profundas y que viven de la pura abundancia de su fe" No, esta frase no fue tomada de una prédica del Santo Padre a los Cardenales en la Capilla Sixtina, ni tampoco de la homilía en la Plaza de San Pedro en la ceremonia del comienzo de su pontificado. A los que, no obstante, les suene a "Benedicto XVI", tienen una buena intuición, pues la frase es realmente de él, pero de cuando era Cardenal... y está en el prólogo de la Novena "Amar a la Iglesia con el Padre Kentenich". El texto de este prólogo tiene hoy una nueva actualidad.

El futuro de la Iglesia dependerá solamente del vigor de aquellos que tienen raíces profundas y que viven de la pura abundancia de su fe.

No dependerá de aquellos que se acomodan al momento. No dependerá de los que eligen el camino cómodo, ni de los que rehuyen la pasión de la fe; que consideran equivocado y anticuado, que interpretan como tiranía y legalismo a todo lo que exige al hombre, a lo que le causa dolor, a lo que le obliga, a lo que le hace entregarse por completo. Digámoslo positivamente: el futuro de la Iglesia será esta vez, como siempre, acuñado nuevamente por los santos.

El Papa Juan Pablo II en su primera visita a Alemania, señaló al Padre Kentenich como un "distinguido sacerdote en la historia reciente". De su vida, de su palabra y de su obra surge una luz que puede ser un indicador en el camino. En su sarcófago está grabado el axioma que lo guió, que lo formó y con el que modeló a muchos: Dilexit ecclesiam, Amó a la Iglesia.

Quiera María, la Madre de la Iglesia, por quién él siempre se dejó guiar, protegernos y ayudarnos; quiera Ella, a través de su fiel servidor el Padre José Kentenich, abrir a muchos el camino del amor a la Iglesia para que un nuevo vigor de la fe y una nueva alegría de la fe inunden a nuestro pueblo y a nuestro país.

Roma 18 de Octubre 1989.

Cardenal Joseph Ratzinger.

Traducción: Gabriela Kyling, Valdivia, Chile



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Last Update: 03.05.2005 Mail: Editor /Webmaster
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