INTERNACIONAL, Hna. M. Elena Lugo. La Asamblea XI de la Pontificia Academia para la Vida tomó como tema central: la calidad de la vida y la ética en asuntos de la salud. "Cuando Dios es olvidado, la criatura en sí se hace ininteligible..." Este párrafo (36) de Gaudium et Spes sirvió de marco para las presentaciones.

"El eclipse del sentido de Dios y del hombre inevitablemente conduce al materialismo práctico lo cual engendra individualismo, utilitarismo y hedonismo", continúa el mismo párrafo. Es fácil entrever en estas palabras la sabia advertencia del Padre Kentenich: la separación de Dios socava la autenticidad de nuestra propia humanidad.

Cada año la PAV, academia fundada en 1994 por SS Juan Pablo II para fomentar, custodiar y celebrar la cultura de la vida, convoca a sus casi 80 miembros, procedentes de todos los continentes para discutir algún tema de actualidad y urgencia. La Hna. Dra. Elena Lugo, presidenta de la Comisión de bioética Padre José Kentenich, presentó un trabajo acorde a la temática de la Asamblea

Falso concepto de la "calidad de vida"

La Asamblea denunció con firmeza la interpretación actual de la llamada "calidad de vida" identificada sobre todo con la economía, la eficiencia, el consumismo desordenado, la belleza física y el placer, con menosprecio de las dimensiones profundas del ser persona tal como las vinculaciones interpersonales, las virtudes morales y la espiritualidad.

Durante dos intensos días, expertos en ciencias biomédicas, en salud pública y en economía describieron el impacto que el concepto de "calidad de la vida" tiene en la distribución de los recursos que los gobiernos destinan a la salud, con cierta carencia de sensibilidad hacia el valor intrínseco de cada vida humana.

Algunos expositores señalaron las injusticias que se cometen contra los ancianos, al evaluar la vida primordialmente por sus logros y productividad, al igual que contra los niños no nacidos, al estimar a la persona en virtud exclusiva de sus funciones. En este contexto se le prestó atención a la violación de la integridad del paciente terminal o en estado de coma, al sugerir la eutanasia. También se examinó rigurosamente el criterio para evaluar la nutrición y la hidratación artificial, sea como cuidado básico o como intervención clínico-técnica, para así mejor determinar cuando y por qué es atención obligatoria o exigida por la dignidad de la persona. Otros expositores denunciaron la prioridad otorgada al adelanto tecno científico en la práctica médica como argumento para permitir la extracción de células estaminales de embriones humanos, lo cual supone su destrucción. Los académicos de Europa y de Norteamérica prestaron suma atención a la clonación como resultado de la permisividad en la reproducción asistida artificialmente.

Los académicos de Asia, África y de Sudamérica expusieron la influencia injusta de la industria farmacéutica, que intenta imponer el criterio de "calidad de vida" para controlar a sus poblaciones, en particular a los ancianos y a los niños por nacer o recién nacidos.

Pero no todo fueron denuncias...

De más está decir que no todas las exposiciones fueron denuncias de la cultura de la muerte presente en el mundo de hoy. Prácticamente todos lo expositores, en fidelidad al Magisterio y por medio de referencias frecuentes al liderazgo intelectual y espiritual de SS Juan Pablo II, insistieron en la necesidad esencial y urgente de fomentar la dignidad de la persona independientemente de condiciones (embrionaria o en coma profundo), de destacar que la muerte es un suceso natural, o aun mejor, en cuanto cristianos, que la muerte es el triunfo de lo eterno sobre lo temporal. Afirmaron así que los avatares de la vida que le restan "calidad", también le ofrecen la oportunidad de desarrollar y fortalecer la personalidad. Los conceptos de dignidad y santidad afirman la dimensión trascendental, filosófica o religiosa, de la vida personal, superando así la concepción de la vida restringida a calidad, con sus implicaciones relativistas e individualistas, resultantes de una época anti-metafísica y secularista.

"Servidores de la cultura de la vida"

La Hna Elena Lugo hizo su presentación en el segundo día. En ella pudo argumentar que la protección de la dignidad y de la santidad de la vida, en el contexto clínico del cuidado en salud, exige una particular relación medico / paciente. Dicha relación debe evitar dos extremos: el modelo biomédico y el modelo psico social , pues ambos reducen el cuidado del paciente a un aspecto en particular, sin la debida consideración con la persona del paciente. El modelo biomédico acentúa casi unilateralmente el aspecto científico de la enfermedad. En contraste, el modelo psico social acentúa las preferencias del paciente individual, quien a menudo considera la calidad según su conveniencia o también bajo la presión del consenso social. Ninguno de los dos modelos reconoce la radicalidad y la trascendencia del acto clínico en si, que expresa una condición común a cada persona: vulnerabilidad y dependencia por un lado y solicitud y asistencia por el otro.

Se hace preciso acudir a la Providencia Divina, la Alianza de Amor con Maria, la Instrumentalidad, como recursos espirituales para ejercer la gestión clínica como un ministerio y aceptar la condición de enfermo evangélicamente. De este modo la Hna Elena Lugo mostró la contribución pedagógica que el Padre Kentenich hace a la discusión teórica y práctica que anima a los académicos en su servicio a la cultura de la vida. Es bueno recordar que cada académico de la PAV se denomina "servidor de la cultura de la vida"

Durante su último día en Roma, la Hna Elena recibió la gentil visita del P. Ludovico Tedeschi y del P. Wieslaw Reglinski estudiante de bioética (ambos son Padres de Schoenstatt que viven en Roma) con lo que se unieron los esfuerzos para asegurar que la persona y la misión del Padre Kentenich se afirmen cada vez más en el Corazón de la Iglesia.